Un tema complejo y debatido: La anexión
¿Debe Cuba buscar la anexión a Estados Unidos?
Desde hace algunos años, se discute apasionadamente este antiguo dilema. Durante casi todo el siglo...
Si la Revolución no hubiera triunfado
Si la Revolución no hubiera triunfado, quizás Mami se habría casado con otro hombre y yo no existiría, pero aún así habría valido la pena.
Si la Revolución no...
El consuelo de las cartas y el abismo de las conspiraciones
Mi vecina Cuca era cartomántica, cobraba dos pesos por consulta y tenía una clientela fija que, si bien no era muy numerosa, compensaba...
Fidel Castro: Ni valiente ni inteligente
Este es un punto cardinal en el tema cubano. Durante años, muchos, hipnotizados por sus discursos y carisma, cultivaron la idea del supuesto talento de este...
Actualidad con Julio M. Shiling: cambios que se avecinan con Trump
Read in English
Conversar con el politólogo, escritor y director del foro político y la publicación digital, Patria de...
El régimen castrocomunista en rebelión contra el Dios de los Ejércitos
La cruel tiranía castrosocialista ha impuesto un régimen de terror que destruyó la sociedad civil y la libertad del pueblo...
Otra vez el diálogo
Cuando se habla de diálogo en el contexto de la política en Cuba y hacia Cuba, me acuerdo de mi amigo Juan Gil, alias El Brujo, que siempre me decía: “es imposible un diálogo...
Falleció en Miami Juan Manuel Salvat, un ícono del patriotismo y de la cultura cubana
Juan Manuel Salvat fue un luchador incansable contra el régimen comunista en Cuba y uno de los más importantes...
Fidel Castro: Ni un gramo de verdad
Es imprescindible realizar una mirada crítica para reexaminar este fragmento de la historia que nos marcó con la Revolución Cubana de 1959. Mucho se ha escrito...
Readers of National Review are perhaps familiar with the Cuban street artist Danilo Maldonado, whose nickname is “El Sexto.” At the most recent Oslo Freedom Forum, he was a recipient of the VáclavHavel International Prize for Creative Dissent.
He was not present to receive the award, because he was in prison. He was put there on Christmas Day of last year. His crime was to take two pigs and dub them “Fidel” and “Raúl.” He was inspired to do this by Orwell’s timeless, and ever pertinent, parable Animal Farm.
Since September 8, El Sexto has been on a hunger strike. Hunger strikes by political prisoners are a complicated issue, and I wrote an essay about it several years ago. Suffice it to say that some prisoners feel they can do no other.
Obviously, El Sexto is now very weak, physically. He has written a letter that may be his farewell. It is hard to read. But, of course, worth reading.
This may be my last letter from here in the punishment cell and if I survive you will hear more from my lips. So I want to tell everyone that I waited too long for this moment to hunger strike, we Cubans have waited too long to expel these rascals.
Now that I started, I feel my faith, determination and self-esteem through the roof for having made this decision. I am proud of being the artist that I am and make art that I do with the Cuba that I represent. So I am willing to give my life a hundred times if necessary.
He who lives without finding that for which to die, has not found the essence of life. …
Thank you all for trusting me and know that if I die I will die happy …
It would be very helpful if the pope said something about El Sexto and other political prisoners. It would be very helpful if the U.S. president did the same. What can you and I do? Well, I suppose I can write a blogpost, but I wish it were much more.
El ideal social del papa Francisco, a la luz de su viaje a Cuba
Fuera de Cuba, la pobreza es culpa del capitalismo. Dentro de Cuba, la pobreza es “como una madre” y hay que agradecérsela a Dios.
Fuera de Cuba visitó a los presos. Dentro de Cuba, visitó a los carceleros.
Fuera de Cuba le pidió a los jóvenes que hagan lío. Dentro de Cuba les pidió a los jóvenes concordia. “Si nos dejan”, gritaban algunos osados respondiéndole.
Fue asombroso ver su “no ver”, respecto a los disidentes. La respuesta que da en la conferencia de prensa en vuelo de Santiago de Cuba a Washington DC sobre la cuestión es la negación más completa: No se, no me enteré de nada ¿Si quisiera recibirlos? ¡Eso es un “futurible!”; ¡Yo quiero hablar con todos! Es decir, no me interesa particularmente.
Creo que si se le pregunta a un niño cuál es el gran problema moral en Cuba, contestaría que la libertad. Ni una palabra papal hubo sobre la cuestión, propuso amar a la pobreza, que en Cuba es sometimiento, no fracaso.
Hay otra afirmación que es un indicio que ayudaría a desentrañar dónde está parado el papa Francisco. Sugirió no dejarse llevar por las “ideologías” y abrazarse a Dios.
El capitalismo, pese a que se lo quiera ver de esa manera, no es una ideología. No pretende ser una cosmovisión, es el reemplazo de las cosmovisiones por las “microvisiones” de los individuos que así como producen bienes, producen ética. El orden del capitalismo es resultante, no previo ni establecido por un libro sagrado. Lo único establecido es la base institucional de la libertad: la ausencia de agresión y el respeto al otro, para que a partir de ahí las personas se ordenen de modo contractual sobre la base de sus intereses. Marx nunca entendió esto, por eso describe al capitalismo como la consecuencia de posiciones de clase, que a su vez deriva de su teoría de la explotación, derivada a su vez de otra teoría, de Smith, sobre el valor trabajo. Según él, la ideología capitalista está constituida por todas esas limitaciones mentales que los explotadores inyectan a los explotados según un proyecto de dominio. Tal es una visión completamente infundada, sostenida en la atribución de intenciones y no en el capitalismo tal cual es: ausencia de agresión e independencia del individuo para seguir su propio plan de vida, liberado de una épica colectiva. No hay ninguna explotación en el trabajo, sino comercio, de ambas partes.
Sin embargo el uso habitual de la palabra ideología es otro, se refiere a las distintas ideas racionales sobre la organización de la sociedad y los principios morales que las sostienen. Aquí es donde el papa invita a relativizarlas, pero para reemplazarlas por Dios. “nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a las personas”.
Podría hacer una interpretación liberal de estas palabras. Unas ideas que impliquen sometimiento, impuestas sobre otras desde el estado, son incompatibles con el bien de las personas. Unas ideas que valen más que las personas, necesariamente serían unas ideas que prescinden de su voluntad. Pero el papa no tiene más que palabras de reproche contra símbolos de libertad, como el dinero o el desarrollo, al que encuentra pecaminoso y contaminador. Todos los males parecen estar explicados por la ambición humana libre, en oposición a la moral restrictiva de origen divino. Sus ideas, pienso, no sirven al hombre libre que sigue sus aspiraciones, sino al hombre según su ideal. Ese hombre ideal amado no somos nosotros que deseamos vacaciones y aire acondicionado, es un hombre según ideas previas, mal que le pese a Francisco; ideas previas alejadas de la realidad de lo que somos. Servir al hombre ideal no es servir al hombre, sino a un estereotipo “ideológico”.
El marxismo si parece ser una ideología en el sentido marxista del término. Se trata de una cosmovisión sobre la base tradicional del pensamiento moral trascendentalista. El individuo es malo cuando se separa del grupo, el bien coniste en el bien del grupo. El individuo tiende a perjudicar al otro y no es suficiente eliminar la estafa y el robo, porque el mal no consiste en el crimen, sino en querer vivir para sí mismo; en lo que se quiere, no en lo que se hace para conseguirlo. Está mal “querer aparte”, está mal ser libre. Todo esto se afirma sin sostenerlo en un Dios, desde el ateísmo. El marxismo ingresa a la era de la razón suplantando a la religión manteniendo su estructura, para someterse a una razón en tanto diosa, como su revolución madre, la francesa. Se deshacen de Dios, pero sólo imaginan estar gobernados por un sistema mundano alternativo, que se le parece bastante, como una pirámide, pero que es comandado por un grupo en la tierra que no reconoce límites ni en el más allá. Dios, ahora, son los gobernantes marxistas.
El capitalismo como la simple vigencia de las razones individuales, no está preocupado por sustituir a la religión por otra cosmovisión que le compita, sino en retirarla de la política y también a cualquier otra cosmovisión; dejar que el poder terrenal se reduzca a una función defensiva y permitir que los individuos elijan incluso si van a tener una ética trascendente, ya no obligatoria, u otra que prefieran. La religión deja de ser un orden político, para convertise en una elección individual. Separar a la religión del estado, en principio un pilar del cristianismo largamente ignorado por los cristianos de Roma, no persigue un fin ni administrativo ni religioso, sino de libertad del individuo. Quiere la no imposición del “bien” con los garrotes; dejar el garrote relegado al ejercicio de la justicia, es decir, a un fin defensivo. En el uso común, sin embargo, ambas son “ideologías”, tanto el marxismo como el capitalismo y ese será el sentido utilizado por el papa. Lo que es cierto es que ambos sistemas de ideas no pertenecen a la religión porque tratan asuntos de la tierra y dirimen cuestiones de poder. Eso es algo adquirido como valor general, dado que la unión estado-religión, llevó a la humanidad al desastre. Occidente ya guió sus asuntos mediante la religión; estuvo gobernado por la Iglesia a la caída del imperio romano, durante la edad media, bien llamada oscurantismo. Todavía hay muchos resabios de eso como el control del matrimonio y la legislación familiar en general.
Hay que vincular la contradicción papal sobre el tema de la pobreza que mencioné al principio justamente con esa cuestión ¿Qué es lo que hace ver al papa a la pobreza como un mal del capitalismo, dado que no entiende una palabra de economía y, a su vez, dentro de la isla sometida a los Castro a la misma pobreza como un regalo divino? La respuesta está en qué es lo que le reprocha al capitalismo y qué es lo que le reprocha al comunismo.
Somoza es “nuestro dictador” decía Teddy Roosevelt. La pobreza medieval era “nuestra pobreza”, podría decir Bergoglio; la de Cuba también la interpreta como propia, dado que ocurre por llevar adelante el plan moral como obligación del altruismo sin individuo, pero olvida a Dios. Incluso lo ha prohibido en el pasado, eso es algo que a la Iglesia si le interesa revertir.
No importa si esto es consciente, como pasaba con Roosevelt, nos sirve para interpretar el pensamiento que inspira al papa sobre la sociedad y cuál es su ideal e integrar sus contradicciones.
En cambio el reproche del papa al capitalismo es moral, atribuyéndole todos los males, incluidos los problemas ambientales y cualquier cosa que no logre, porque (al igual que el marxismo ve a al capitalismo), entiende que para reemplazar al paraíso divino (o al marxismo) el capitalismo debería querer ser un paraíso alternativo. De ahí que hable de “endiosamiento del dinero”, cuando el dinero en el capitalismo es instrumental, no es la competencia de un cáliz.
El presupuesto de orden moral dictado desde arriba y el pensar que si eso no existe lo que hay es pecado y degradación, lo une al marxismo de alguna forma. Por eso se reúne con Fidel Castro para hablar de medio ambiente. El desastre ambiental que es la propia Cuba comunista no le importa, es “nuestro desastre ambiental”, el problema está en el mundo capitalista. Tampoco importan los presos del régimen cubano, son “nuestros presos”, como los de la inquisición, presos en nombre del “bien”. Por eso el plan para los jóvenes en Río es el lío y a los cubanos aplastados por el estado les ofrece sumisión amorosa. Y esperanza, es decir; esperen.
Sea o no consciente o planificado, el ideal papal es una gris edad oscura llena de valores categóricos, sin ninguna comodidad o aspiración humana realista, con plenos poderes de la Iglesia para gobernar a la sociedad civil y privar al hombre de la modernidad que lo aleja de su iglesia y de su idea de bien. Por eso no le interesará oír los argumentos económicos ni dejarse impresionar por las evidencias respecto a cómo el capitalismo saca a las masas de la pobreza. No quiere ese resultado, sino una pobreza con mucha misa, pero no la religión atea que proponen los Castro, que le es ajena.
Si miramos el panorama un poco más alejados se ve más claro lo que está ocurriendo. En los propios países occidentales el altruismo socialdemócrata del reparto político ha dominado el pensamiento social. Lo que llaman capitalismo es el remanente de independencia individual, descontados grandes impuestos para hacer “el bien”. Este es, entre todos los intentos de paraíso en la tierra, el que pretende ser menos violento porque deja que la gente opine. De cualquier manera los ámbitos de opinión se van reduciendo, en nombre de la “bondad”. Esto pasa en las universidades que la restringen apelando a la anti-discriinación y al combate al “discurso de odio”; en fin, un intento de eliminar el pensamiento libre en nombre de la preservación del bien, sin rebatir las ideas incómodas con unos argumentos mejores, sino descalificándolas como “peligrosas”. Hay casos de universidades que rechazan la apertura de centros de estudios sobre la economía de mercado financiados por empresas, porque esa sería una visión “interesada”. Lo importante son las visiones “desinteresadas”. La corrección o incorrección de los razonamientos no importa, sino su base “moral”. Interesadas o no las ideas (todas parecen serlo), el lugar para rebatirlas debería ser la universidad. El pensamiento se aplaza por razones extra racionales.
En ese contexto la amenaza que viene de medio oriente se ve cada vez más como religiosa o cultural y no militar e institucional. Si nos gana la irracionalidad, nuestros enemigos también lo serán en su irracionalidad en si y no en sus acciones.
El populismo, sobre todo el latinoamericano, reconoce como una de sus fuentes al marxismo, pero van mucho más allá porque el marxismo no les permitiría subsistir y ha sido completamente refutado en el campo racional. Ni la teoría de la explotación se sostiene, porque el valor no está dado por el trabajo, ni los proletarios se comportaron nunca como Marx pretendía; más que rechazar a su “explotador”, no hacen más que tratar de relacionarse con él en búsqueda de una vida mejor. Por lo tanto ahora el populismo se declarará a si mismo como un cínico aprovechador de todos los resentimientos y debilidades sin el más mínimo análisis acerca de si se justifican. Vendrían a ser los populistas los teóricos últimos de la práctica nacional socialista de Hitler, un gran explotador de todos los resentimientos para convertirlos en poder político omnímodo, dividiendo a la sociedad. Pero esos populistas no lo hacen en búsqueda de un orden mejor que se sostenga en una teoría como la de la explotación, sino sólo para establecer un vínculo de poder ilimitado y tribal entre un líder y los resentidos, contra todos los demás.
El papa va en la misma línea y, aún a riesgo de que su posición pueda ser considerada panteísta, incorpora los prejuicios más izquierdistas sobre el ecología y se une a Fidel Castro en los reclamos, sin que importe para nada que Cuba sea un lugar espantoso como medio ambiente humano. Su mensaje es “dejen las ideas”, únanse a un líder pero no a uno de este mundo, sino más arriba, uno que yo mismo represento. Sin pensar, sólo por amor. Pero no lo dice en términos espirituales, sino operando directo sobre el sistema político, mientras está en juego la libertad y el poder, pretende cambiar el eje hacia el amor, ese amor, universal, a la humanidad o al hombre en abstracto, que permite, o incluso invita, a olvidar al hombre disidente en concreto que se le quiere acercar para encontrar consuelo ante la persecución de los buenos ateos.
La conclusión es que el capitalismo como racionalidad individual, productora, con fines abiertos, no pudo ser respondido en el plano racional. Asistimos a la alianza de todas las irracionalidades y el simple reemplazo de la libertad por un orden benigno, tan benigno como lo fue la Inquisición. Sabemos como termina esto, el que no quiera ser bueno, se verá en problemas.
En primer lugar no puedo evitar recordar las palabras de José Martí: “Ver cometer un crimen en calma, es cometerlo”. Esto es lo que está ocurriendo en el mundo con respecto a Cuba, y así se pretende ignorar los crímenes de los Castro con la colaboración del Che Guevara desde la llegada de Fidel a La Habana. Hasta la fecha, aparentemente el acuerdo de Raúl Castro con Obama no significa en modo alguno un compromiso de cambiar el régimen totalitario que impera en Cuba y reconocer la libertad de los cubanos. Todavía por más que el Papa no lo haya reconocido existen muchos presos políticos en Cuba, y no cabe dudas de que Oswaldo Payá, líder de la oposición fue asesinado por mandato de los Castro.
La visita del Papa a Cuba no hace más que reconocer éticamente al régimen más criminal que haya sufrido América Latina. Lamentablemente, el Papa en todas sus aseveraciones no hace más que descalificar éticamente al sistema en el que se respetan los derechos individuales y produjo la libertad por primera vez en la historia, y que se le descalifica como capitalismo. O sea la explotación del hombre por el hombre. En ese sentido no ha hecho más que despreciar a los ricos en nombre de los pobres. Y nuevamente voy a recordar las palabras de Martí al respecto: “Ni se ha adulado, suponiendo que la virtud es solo de los pobres, y de los ricos nunca”.
En función de los pobres se justifica el poder absoluto que como dice Martí “puede estar también en manos de una casta de pobres codiciosos”. Y en reconocimiento de esa realidad Alexander Hamilton escribió: “Una peligrosa ambición subyace necesariamente bajo la especiosa máscara del celo por los derechos del pueblo”. Y lamentablemente el Papa Francisco ante su descalificación ética de los ricos, promueve la violación de los derechos individuales y en particular el derecho de propiedad y la búsqueda de la propia felicidad. En su pensamiento brilla la oposición al sistema que logró superar la pobreza vigente en el mundo hasta hace apenas 200 años, cuando aún se vivía como vivía Jesucristo.
Respecto a la posibilidad de que este acuerdo permita un cambio en el régimen totalitario que impera en Cuba ya por 55 años, es a mi juicio un sueño de una noche de verano. No hay datos en la historia de que un régimen totalitario haya sido liberado por sus generadores. Los Castro en esta oportunidad estarían obteniendo algunas ventajas económicas a la vez que un reconocimiento ético indebido. Por supuesto es posible que el acuerdo facilite una mayor entrada de capitales extranjeros y en particular de americanos. Como es sabido los empresarios americanos parecen estar satisfechos con la posibilidad de invertir en Cuba. Pero ello no implica que haya un mejoramiento en las condiciones de vida de los cubanos. Como ya se debe saber los empresarios extranjeros tienen que pagar el sueldo de sus empleados al gobierno cubano, y éste le reconoce tan solo un 20% del total.
Por otra parte en cuanto la relación internacional con Estados Unidos ella implica una visión falaz de lo que han sido las relaciones con Cuba. Como bien señala el ex embajador norteamericano en Cuba, Earl T. Smith, en su obra El cuarto piso, fue en primer lugar el presidente Ike Eisenhower quien determinara la salida de Batista y la llegada de Fidel Castro. Más aun fue el presidente Kennedy quien traicionara a los cubanos en Bahía de Cochinos y más tarde durante la crisis de los misiles acordó con Khrushchev entregar a Cuba a la órbita soviética. Al mismo tiempo el acuerdo hace aparecer que el embargo- que la izquierda llama bloqueo, y se ignora que si hubiese habido bloqueo Fidel no estaría en Cuba- fue un intento de derrocar a los Castro. Nada más falaz que esa interpretación. El embargo fue la consecuencia tan solo de la respuesta de Estados Unidos al hecho de que tan pronto llegó Fidel a la Habana nacionalizó todas las empresas y propiedades americanas en Cuba. Lamentablemente no obstante las válidas razones de su imposición, ha tenido un efecto político favorable a Fidel Castro de hacerle creer al mundo que fue la causa del empobrecimiento, del país que tenía la economía más prospera del continente latinoamericano.
Por último permítanme recalcar al Papa que a la llegada de Fidel lo primero que hizo fue estatizar todos los colegios católicos que eran los más importantes que había en el país. Su enemistad con la Iglesia Católica produjo la necesidad de que todos los sacerdotes, hermanos y monjas tuvieran que abandonar el país. Y con respecto a su postura respecto a los pobres y la igualdad vale la pena recordar las sabias palabra de León XIII en su encíclica Rerum Novarum. Allí escribió: “En la sociedad civil no pueden ser todos iguales, los altos y los bajos. Afánanse, en verdad por ella los socialistas; pero vano es ese afán y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandes desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni las fuerzas; y la necesaria desigualdad de estas cosas sigue espontáneamente la desigualdad en la fortuna. La cual por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad”. Como vemos León XIII había aceptado el concepto de Adam Smith de la mano invisible, que hoy se le habría reconocido como el derrame, en contra del cual se ha manifestado públicamente el Papa Francisco
La muerte del niñito sirio Aylan, ahogado en los mares de Turquía durante la estampida de un pueblo aterrado por la guerra y el desamparo, ha desatado una reacción mundial de compasión, misericordia y acción inmediata de apoyo a los desvalidos. Fue un terrible accidente producto de un éxodo dislocado.
Pero cuando no se trata de un accidente, sino que barcos cubanos provocaron una desgracia al hundir intencionalmente el remolcador 13 de Marzo, en el que un grupo de más de setenta cubanos huía de la tiranía del gobierno apenas habían rebasado la boca del puerto de La Habana, la salvajada es inexcusable.
De manera sucinta: el remolcador fue embestido el 14 de julio de 1994 por los remolcadores del estado cubano Polero #1 y Polero #5 a la vez que barrían la cubierta con chorros de agua que lanzaron al mar a un numeroso grupo, sin importarles a los agresores los gritos de las madres que mostraban a los niños durante el ataque y pedían clemencia, mientras que otros prófugos quedaban atrapados en la bodega.
Murieron ahogados 10 niños y 27 adolescentes y adultos de un total de cerca de 70 personas que habían resuelto escapar del acoso del régimen de Cuba. El resto fue rescatado por los perpetradores gracias a la presencia de un barco griego que navegaba por esas aguas.
Las naciones y sus pueblos civilizados no se dieron por enterados del asesinato. Nadie más que los cubanos dignos lloraron sus muertes. Irónica y desvergonzadamente, hoy esas naciones le rinden la mayor pleitesía a ese régimen tiránico.