El Primer Comité Antitrumpista de Miami ha sido fundado
El ingeniero Aguililla ha convocado a sus viejos amigos de la infancia para fundar el primer Comité de Resistencia Antitrumpista de la Ciudad de Miami.
Para este noble fin se ha reunido con el profesor Ofidio Pintado y con Bamba, gente de confianza, a quienes conoce desde la catequesis, cuando se preparaban para la primera comunión, a mediados de los años setenta.
Desde la isla los apoya en este noble empeño Papito Matanga, quien se ha destacado por su trabajo en la Central de Trabajadores de Cuba, siendo un digno heredero de Pedro Ross Leal, insigne dirigente sindical que nos regaló la histórica frase: “El bloqueo Yankee ni nos perjudica ni nos beneficia, sino todo lo contrario.”
Estos personajes, que pasaron la mayor parte de sus pintorescas vidas en una dictadura comunista, sin tirarle una trompetilla a un chino, están angustiados por la deriva dictatorial del 47° presidente de los Estados Unidos de América y dispuestos a todo.
El primer meeting lo celebraron en la casa del profesor Ofidio, aunque la participación de Papito Matanga se vio seriamente dañada por la calidad del internet y un apagón programado para cuatro horas, que terminó durando dieciocho.
No obstante a las dificultades, el Comité de Resistencia Antitrumpista de la Ciudad de Miami quedó formalmente constituido ese día. Y aunque pesaba en el corazón de los fundadores la ausencia de Papito, los tres de Miami se abrazaron, emocionados, y emulando la única locución sincera de Raúl Castro, no pudieron evitar que una lágrima corriera por sus mejillas.
Muchas veces me he preguntado: ¿en qué punto del camino se perdieron estos muchachos? He llegado a pensar que quizás sus formadores consumieron mucho Karl Rahner y poco Cornelio Fabro. El jarabe de la heterodoxia posconciliar dañó a la generación que me precedía en esa parroquia. Son varios los casos de frustración compulsiva e imbecilidad latente. Fue una época difícil, en la que la metatranca marxista se transmitía por ósmosis y sólo el intelecto muy despierto y desconfiado podía superar la soñolencia y el embotamiento de las neuronas.
Imagino que el ingeniero Aguililla, el profe Ofidio y Bamba, entre las múltiples actividades que planean llevar a cabo desde el primer Comité Antitrumpista de Miami, también contemplan la posibilidad de preparar la fuga a un tercer país en cuanto se establezca la dictadura.
Digo esto porque mientras vivieron en Cuba, luchar —lo que se dice luchar—, lo único que luchaban era alguna moneda convertible y la posibilidad de un viaje. Teniendo en cuenta que el pobre Papito Matanga, al margen de su altruismo antitrumpista, sigue en las mismas. Porque en la patria la moneda convertible y el viaje aún constituyen la prioridad nacional, compartida por todos, desde el más sublime de los ministros al más anónimo de los ciudadanos. Lo del viaje no lo digo en plan de crítica, sino más bien como observación ajustada a la realidad de que estos paladines libertarios se fueron echando de la dictadura en cuanto tuvieron el primer chance.
Tengo la certidumbre de que las labores de este comité se verán constreñidas al patio del profesor Aguililla y que no pasarán del típico desahogo vociferante, animado por el consumo de whisky o de cerveza.
Al fin y al cabo, no son más que un piquete de habladores de mierda, con la virilidad apesadumbrada y el intelecto hundido en las series de Netflix. Ojalá tengan al menos la decencia de guardar la cerveza, los chicharrones y el whisky cuando se conecten con Papito Matanga, ese hombre en La Habana que, entre apagones, mosquitos y hambre, ostenta el hilarante honor de haber fundado —junto a sus buenos amigos— el primer Comité Antitrumpista de la Ciudad de Miami.
🖋️Eduardo Mesa
📰 Artículos por Eduardo Mesa
Eduardo Mesa. Escritor y colaborador del Observatorio de Derechos Humanos de Cuba (OCDH), es autor de varias publicaciones en Cybercuba, Cubanet y Patria de Martí. Fue fundador de la revista Espacios, dedicada a promover la participación social del laico. Coordinó la revista Justicia y Paz, Órgano Oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y el boletín Aquí la Iglesia. Formó parte de los consejos de redacción de las revistas Palabra Nueva y Vivarium. Fue ganador de los premios de poesía Ada Elba Pérez y Juan Francisco Manzano. En la actualidad colabora con diversas revistas. Reside en los Estados Unidos desde 2005.
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