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The embargo does not block the sale of books to Cuba, or isolate its economy from the world.
Getting to the left of Vermont senator and avowed socialist Bernie Sanders is no easy feat. But Hillary Clinton’s speech in Miami Friday was an excellent effort. What could be more reassuring to the extreme fringe of the Democratic Party (i.e., primary voters) than a candidate who uses the talking points of Fidel and Raúl Castro to explain Cuban isolation and misery?
The problem for the rest of the electorate is what the speech says about Mrs. Clinton’s foreign-policy judgment. Her remarks do not inspire confidence that she has a strategy for dealing with the intransigent Castro dictatorship.
Things are not going well for Mrs. Clinton. Gallup reported on July 24 that Mr. Sanders’s favorability rating had doubled since March to 24% while Hillary Clinton’s had dropped five points to 43% since April. The loss of momentum calls for creativity. Playing the Cuba card is a way to win back the far left, as well as to bring in campaign donations from unprincipled corporatists eager to go into business with the regime.
Mrs. Clinton’s call for the U.S. Congress to lift the embargo “once and for all” is neither new nor unique; she advocated doing that a year ago at the Council on Foreign Relations. It’s a view shared by a variety of Americans across the political spectrum, including libertarians who believe the U.S. government shouldn’t have the power to dictate where they can travel any more than it should fund the Inter-American Development Bank, which undoubtedly wants to add the crooked Castros to its “client” list.
But when Mrs. Clinton said on Friday that “we must decide between engagement and embargo, between embracing fresh thinking and returning to Cold War deadlock,” she was applying the same reasoning the Obama administration uses to argue that the U.S. needs to either accept the nuclear deal with Iran or go to war. This is a false dichotomy that doesn’t hold for Cuba policy any more than it holds for dealing with Tehran.
Mrs. Clinton called on House Speaker John Boehner and Senate Majority Leader Mitch McConnell to “answer the pleas of the Cuban people.” Cubans “want a closer relationship with America,” she said. They “want to read our books, surf our Web, and learn from our people. They want to bring their country into the 21st century.”
The Cuban regime couldn’t have crafted a better “blame America” narrative for the island’s isolation. If polls suggest Americans are buying it, it’s because the dictatorship has done such a good job of spreading propaganda in American universities and media. Mrs. Clinton, after serving as secretary of state for four years, should know better.
The embargo does not block the export of books to Cuba because informational material is exempt. Cubans cannot read “our” books because Cuba controls the reading material that enters the country and imprisons for “dangerousness” anyone caught with nonapproved texts.
There is no such thing as “our Web,” and the U.S. embargo does not restrict Cubans’ access to the Internet. Most Cubans cannot get computers. Most of those who do have them are denied access to the World Wide Web. It’s only the party faithful who get approval.
As to learning from “our people,” Cuba tightly controls interaction with foreigners, and those who step out of line can go to jail. Try getting a visa from Cuba if you have been labeled a “counterrevolutionary,” as I have. These policies are expressly designed to block Cubans from communicating with each other and with outsiders to keep them from organizing politically or socially.
The unconditional end of the embargo will do nothing to change this. On the contrary, it may strengthen the dictator’s hand if it results in fresh capital flowing to the island.
Since President Obama announced in December that he would restore diplomatic relations and liberalize travel to the island, state security arrests have sharply increased, according to human rights groups. Mrs. Clinton’s line that, if elected, she will press for the settlement of claims for property confiscated during the revolution would be more plausible if she pledged to do it before lifting the embargo.
In a July 26 blog post, Cuban-born author and columnist Carlos Alberto Montaner noted that Mr. Obama’s steps toward normalization have not altered Cuba’s “state military capitalism.” Some 2,500 medium-size and large businesses, including the tourism industry, remain in the hands of the armed forces. Mr. Montaner reminded readers that to generate foreign currency, Cuba also rents out its doctors and dentists around the world as slave labor and depends on remittances from émigrés.
With this income, the regime funds the jackboots and maintains the repression. Or as Mr. Montaner put it, “One ferocious dog is enough to keep 200 sheep terrified.”
If Mrs. Clinton wants to lift the embargo on libertarian grounds she may have a case. But arguing that doing so will liberate the Cuban people is either disingenuous or just plain dumb.
Este 26 de julio es diferente. La dictadura de Raúl Castro estrena una nueva relación con Estados Unidos. La Habana ha derrotado totalmente a Washington. Barack Obama ha levantado los brazos y lo ha entregado todo sin pedir nada a cambio.
Como repiten los personeros del castrismo una y otra vez, el pequeño David ha liquidado, finalmente, al gigante Goliat, sin hacer una sola concesión.
Las cárceles siguen llenas de disidentes, continúan aporreando a las Damas de Blanco, no hay el menor espacio para expresarse públicamente contra ese estado de cosas y mucho menos para formar partidos diferentes al comunista. Lo dijo Fidel Castro y lo cumplió: “Primero la isla se hundirá en el mar antes que abandonar el marxismo-leninismo”.
No obstante, ¿ha cambiado algo? Por supuesto. Raúl y toda la dirigencia comunista, incluso Fidel, que es el más terco de todos, saben que el sistema no funciona en el terreno de la creación de riquezas. Es totalmente improductivo.
Con los años, han comprendido que los incentivos materiales son indispensables y que la propiedad privada es clave para lograr el desarrollo, pero no se atreven a sustituir ese desastre por una economía abierta regida por el mercado, porque temen perder el poder.
No obstante, Raúl se ha sacado de la manga una variante del comunismo para intentar producir más y, simultáneamente, conservar la autoridad. Ni siquiera se trata de la modalidad china o vietnamita. Es el capitalismo militar de Estado. Un invento cubano que tiene tres componentes principales profundamente obscenos.
Primero, el Gobierno se reserva las aproximadamente 2500 empresas medianas y grandes -incluidas las instalaciones turísticas- potencialmente capaces de producir beneficios, manejadas por los militares, a veces en contubernio con algunos desaprensivos empresarios extranjeros, y les deja a los “cuentapropistas” -teóricamente, un tercio de la fuerza laboral- las actividades pequeñas y despreciables, casi todas de servicios, para que se busquen la vida y, de paso, paguen altos impuestos.
Segundo, el “Estado proxeneta” continúa alquilando a sus esclavos de bata blanca -médicos, dentistas, técnicos de salud-, cobrando por ellos miles de millones de dólares, mientras les paga una minucia simbólica a estos sufridos profesionales. Brasil, además, compra, literalmente, sangre cubana por valor de cien millones de dólares anuales y, probablemente, órganos para trasplantes, aunque no se especifica en los convenios, tal vez por pudor.
Tercero, las remesas de los exiliados y los emigrantes. Unos cinco mil millones de dólares en moneda y bienes. Por eso al Gobierno cubano le conviene que emigre la población. Cada persona que trabaja en el extranjero es una fuente de divisas para la isla. Mientras más reciente sea la salida del país, más lazos tiene el emigrante con su patria de origen y más dinero manda a sus familiares.
Mientras tanto, el orden público totalitario es eficientemente conservado por las fuerzas de la contrainteligencia adscritas al Ministerio del Interior: 60.000 oficiales de carrera dedicados a controlar la sociedad a palos y tente tieso.
Es el 0,5 % de la población. Exactamente lo que receta el manual de procedimiento de la Stasi. Curiosamente, la relación fue aprendida del control de los rebaños. Bastaba un perro feroz para mantener a raya a 200 aterrorizadas ovejas.
En Cuba se emplea el mismo ratio de lo que fue Alemania Oriental: una de cada 200 personas se dedica profesionalmente a organizar la bovina obediencia de los demás. A ese contingente de militares adiestrados, magníficos operadores políticos carentes de escrúpulos, se agregan cientos de miles de colaboradores espontáneos y redactores de informes.
¿Y ahora qué hará la oposición? El primer gran evento posdeshielo lo llevarán a cabo los demócratas en San Juan a mediados de agosto. Lo convoca una muy seria organización llamada Cubanos Unidos de Puerto Rico, y lo coordina el licenciado Guillermo Toledo.
En esa isla, tan parecida y tan diferente a Cuba, hay una extensa comunidad exiliada que ha vivido con el corazón y la memoria instalados en la patria de la que se fueron, pero a la que no abandonaron nunca.
Se esperan varias decenas de personas al Encuentro Nacional Cubano. Acudirán gentes muy notables del “insilio” -dentro de Cuba-, del propio Puerto Rico y de otros rincones del exilio. Algunos, incluso, se sienten entusiasmados con las medidas de Obama, porque piensan que pueden acelerar el proceso de democratización, mientras otros están muy preocupados, porque opinan lo contrario.
El momento es muy dramático y los asistentes deberán hilar muy fino. Los demócratas cubanos ya contaban con la indiferencia de sus “hermanos” latinoamericanos, a la que ahora suman una actitud similar por parte de Estados Unidos.
Los cubanos están solos. Deberán, pues, diseñar alguna forma sensata y pacífica de tratar de recobrar la libertad frente a una dictadura empeñada en negarles la sal y el agua. Lo que seguramente no harán es cruzarse de brazos. No lo han hecho nunca. La lucha sigue 56 años más tarde. Eso tiene mérito.
Los comunistas en Ucrania no pueden participar en los procesos electorales, según estipula el ministerio de justicia en Kiev. De esa manera se comienza a aplicar las leyes que aprobara la Rada (parlamento) el pasado mes de mayo.
Los parlamentarios ucranianos aprobaron el pasado 9 de mayo cuatro leyes, que entraron en efecto el 21 de mayo, para iniciar el proceso de “descomunizacion” del país. Mediante esas leyes se prohibía toda propaganda comunista, soviética y nazi, así como su simbología.
Las leyes fueron: “Condena de los regímenes totalitarios, comunistas y nacionalsocialistas en Ucrania y la prohibición de la propaganda de su simbolismo”; “El acceso a los archivos de los órganos represivos del régimen totalitario comunista de 1917 a 1991”; “Para perpetuar la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)” y la última “Sobre la condición jurídica y la memoria de los combatientes por la independencia de Ucrania en el siglo XX”.
Los residentes de Crimea apoyaron el referendo a favor de la anexión a Rusia.
Mediante estas leyes en Ucrania se prohíbe la hoz y el martillo, la esvástica nazi, el himno soviético, la bandera e himno soviético; se abren los archivos para investigar los crímenes soviéticos, se reconocen a los combatientes nacionalistas ucranianos como luchadores por la independencia de la nación.
El presidente Petro Poroshenko firmó la ley el 15 de mayo y en cuanto se publicó en la Gaceta Oficial el 20 de ese mes el ejecutivo comenzó las labores para implementar las leyes.
El viernes 24 de julio, el Ministro de justicia de Ucrania Pavel Petrenko declaraba a la prensa que había firmado las órdenes, que prohíbe a tres agrupaciones comunistas participar en elecciones presidenciales, estatales y locales. No pueden estar presentes en la vida política y electoral ucraniana ni el Partido Comunista Ucraniano, ni el Comunista Renovado formado en el 2000, ni el Partido Comunista de Campesinos y Trabajadores. Son esas las tres organizaciones políticas que abogan por la toma violenta del poder, la lucha de clases y la instauración de la dictadura del proletariado.
No han faltado las críticas de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE) quienes alegan que la ley restringe la libertad de expresión pues dicen que “podría fácilmente conducir a la supresión de la expresión política, provocadora y crítica”. También en Rusia, desde el Kremlin hasta el partido comunista se han lanzado en una carrera de defensa de la hoz y el martillo. La cancillería rusa asegura que las leyes ucranianas contradicen resoluciones y pactos de la ONU.
Ahora todas las estatuas de Lenin y los dirigentes bolcheviques y comunistas que quedan en Ucrania están siendo desmanteladas. Hay miles de regiones, ciudades, poblados, calles, avenidas, parques y empresas que tenía nombre de dirigentes de la época soviética son renombrados. En especial las provincias y la ciudad de Kirovograd (en honor de Serguei Kirov) primero fundada como Elizabetgrad, renombrado Zinovesk en 1924 a 1934; y también la región y ciudad de Dnipopetrovsk (el líder comunista Georgui Petrovski) que fundada por el Príncipe Potemkin se llamó Ekaterinoslav hasta 1926.
Y los archivos de los órganos represivos de la URSS están a disposición de los ciudadanos, solamente presentando su pasaporte y el pedido. Todo el material de la VCheka, NKVD y KGB pasa a disposición de los que desean investigar o simplemente conocer el pasado.
Reconociendo la lucha por la independencia es el objetivo de la ley que busca dar garantías sociales y pensiones a los que combatieron al ejército soviético tanto en organizaciones militares o clandestinas, y a grupos defensores de los derechos humanos en el país.
En estas categorías se incluyen a los soldados de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) el Ejercito Insurgente Ucraniano (UPA), los miembros de la Unión de Trabajadores y Campesinos Ucranianos, el Grupo Ucraniano de Helsinki de DD HH, y el Partido Ruj.
Mandarriazos a la estatura de Lenin derribada en Kiev, Ucrania.
De manera legislativa Ucrania codifica la agresión de Moscú al país en el periodo de 1917 a 1920, así como su ocupación y posterior anexión.Los ucranianos declararon el 8 de mayo como Día del Recuerdo, para rememorar a los más de 5 millones de ucranianos que fallecieron en el último conflicto bélico mundial. El 23 de Agosto, cuando Stalin y Hitler se unieron en un pacto amistosos en 1929, para dividirse Europa del Este, es ahora en Ucrania el Día de las Víctimas del Nazismo y el Estalinismo. Además eliminaron el término soviético de Gran Guerra Patria por simplemente Segunda Guerra Mundial para re.
Se aclara en la ley que no se considera propaganda nazi o comunista cuando la simbología vaya como muestra en museos, presentaciones, libros de estudios y materiales educativos, por aquello de que no se repita nunca jamás.
¿Que es la Teología de la Liberación? En realidad, la pregunta debía ser ¿que fue la Teología de la Liberación? Pero gracias al nuevo Papa peronista, esa insidiosa doctrina ha sido resucitada y está vigente de nuevo. Antes de proceder, debo prevenir a los lectores que entrar en temas de teología es algo confuse y hasta peligroso. Confuso porque como he escrito en otras ocasiones, estas cuestiones ni me interesan mucho ni tengo los conocimientos necesarios para siquiera opinar sobre ellas. Peligroso porque como muchos bien saben, la religion es un tema divisivo y como involucra la fe y las creencias, no se puede aplicar la razón y muchos reaccionan emocionalmente. Pero como mi explicación estará basada en la historia—y en eso si tengo competencia y conocimientos suficientes—trataré de explicar algo sobre esta doctrina que ahora otra vez surge para confundir y desinformar a los incautos.
Contrario a lo que escribe el ex-General rumano Ion Pacepa en su magnífico libro Disinformation (2013), la Teología de la Liberación (TL) NO fue inventada por la KGB, aunque SI fue penetrada, influenciada y utilizada no solo por la KGB, sino también por la DIE rumana y la DGI cubana, para sus fines malvados en Centro y Sur América. El régimen castrista se benefició mucho gracias a esta falsa doctrina porque la utilizó hábilmente para subvertir no solo a miles de curas católicos y ministros protestantes en el mundo de habla española, sino a quizás millones de sinceros creyentes para confundirlos y malinformarlos. La Teología de la Liberación tiene en realidad su orígen en el Segundo Concilio Ecuménico Vaticano en 1962. El nuevo Papa Juan XXIII abrió las puertas a estas ideas cuando el Consilio llamó a la Iglesia a involucrarse en las luchas de los pobres por la justicia social. Unos años después, durante la Segunda Conferencia del Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM) en Medellín, Colombia, en 1968, el cura dominíco peruano Gustavo Gutierrez (ahora profesor de teología en la Universidad de Notre Dame, Indiana, EEUU), instó a la Iglesia a enfatizar la lucha activa contra la pobreza en América Latina. Tres años después, Gutierrez escribió el libro La Teología de la Liberacióny es generalmente considerado como el padre de la doctrina. Pero las ideas vienen de mucho antes, con el desarrollo de la teología política de pensadores alemanes como Jurgen Moltmann, Johann Metz y Dorothee Solle en los 1950s, todos profundamente influenciados por el marxismo.
Gutierrez además tuvo varios “colegas” desde el principio. Por ejemplo, el educador brasileño Paulo Freire, quien escribió Pedagogía de los Oprimidos en 1968, proponiendo la “concientización” de los pobres y predicando que los oprimidos deben liberarse por si mismos. Otros prominentes teólogos de la Liberación incluyen el jesuíta uruguayo Juan Luis Segundo, el franciscano brasileño Leonardo Boff y el también jesuíta salvadoreño de origen español Jon Sobrino. Los arzobispos católicos Hélder Cámara de Recife, Brasil, y Oscar Romero de San Salvador, fueron figuras importantes. Algunos prominentes protestantes como el argentino José Miguel Bonino (metodista) y el brasileño Rubem Alves (presbitereano) también han contribuído a la Teología de la Liberación. Pero ¿que es?
Recuerdo a los lectores que este ensayo es descriptivo, es solamente una narrativa histórica extremadamente breve de lo escrito por Gustavo Gutierrez y los demás. Pero de ninguna manera entraré en debates teológicos. Para repetir, no me interesan. Gutierrez, según mi entendimiento de su doctrina, propone que el desarrollo económico no ha funcionado para resolver las causas de la pobreza y sus raíces porque ha dejado intactas las estructuras de la explotación. Gutierrez entonces opta por el enfoque de la “liberación” que llama a un cambio estructural radical de la sociedad. Esto incluye el uso de la violencia para traer los cambios necesarios, ya que los conceptos de violencia “buenos” (ejercidos por los opresores) y los “malos (ejercidos por los oprimidos contra los opresores), deben ser rechazados. Gutierrez también propone la acción en lugar de la fe para poder eliminar la pobreza. Los fundamentos de toda su doctrina tienen un fondo admitidamente marxista, como también lo tienen las modificaciones de los varios autores y proponentes de la doctrina ya citados. Esto debe ser suficiente para explicar la TL de una manera muy básica, lo cual estoy seguro que será rechazado como demasiado “simplista” por los defensores de la doctrina y quizás así sea. No soy experto ni me tomo atributos de serlo.
Ahora bien, tanto Gutierrez como los demás proponentes de la doctrina de la Liberación han cambiado y variado sus prédicas en las últimas cuatro décadas. Es por esto que muchos defensores del Papa peronista insisten en que hay otras (y muchas) corrientes de la TL que son “democráticas”. De cierta manera puede ser verdad. Pero ¿y que? El hecho sigue siendo que estas “corrientes” no marxistas de la doctrina son de la izquierda, casi siempre de la extrema izquierda. Los que apoyan esas “corrientes” generalmente se autodescriben como “social demócratas”. Es decir, son socialistas. En la práctica, es lo mismo. Mucho más importante, la TL ha sido enormenente dañina, sobre todo en Iberamérica, y ha contribuido a causar miles de muertes innecesarias en todo el continente, mientras que dificilmnente ha contribuído a levantar a un solo pobre de sus condiciones de miseria. Ese es el problema con la insidiosa y falsa doctrina: el daño que ha hecho. Pero antes de continuar describiendo ese daño, que es lo importante de este ensayo, es necesario regresar a lo que sucedió después que Gutierrez publicó su libro en 1971, especialmente cual fue la reacción del Vaticano a la Teología de la Liberación.
Como era de esperar, la reacción del Vaticano no tardó. En 1972, después de la muerte de Juan XXIII, el nuevo Papa era Pablo II y el nuevo presidente de CELAM era el Obispo de Puebla, Mexico, Alfonso Lólez Trujillo. Los dos trataron de frenar los avances de la TL en Iberoamérica, pero no fue hasta la tercera reunión de CELAM en Puebla, en 1979, que la posición official de la Iglesia cambió. Gustavo Gutierrez NO fue invitado a Puebla. El nuevo Papa, Juan Pablo II, quien presidio la conferencia, aunque expresó la preocupación de la Iglesia por la injusta condición de los pobres en Iberoamérica, también mostró su preocupación (porque la TL nunca ha sido oficialmente condenada por la Iglesia, a pesar de las censuras personales de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI) creciente por el radicalismo de la TL declarando que el concepto de Cristo como una figura política, un revolucionario, el subversivo de Nazaret, no concordaba con el catecismo de la Iglesia. Pero un grupo de 80 teólogos seguidores de Gutierrez, desde un seminario cercano, produjeron un document de 20 páginas refutando al mismo Papa Pablo II. Algunos críticos consideraron que quizás un 25% del contenido de la declaración final de CELAM III fue escrito por el grupo pro-Gutierrez, endosando la idea de la preferencia de Dios por los pobres como parte de la búsqueda de la justicia y criticando a las dictaduras de América Latina.
En los próximos años tanto el Papa Juan Pablo II como Benedicto XVI (cuando era el Cardenal Joseph Ratzinger), criticaron enérgicamente la TL y específicamente a algunos de sus más destacados patrocinadores, como el cura nicaraguense de la Orden Maryknoll Miguel d’Escoto. D’Escoto, nacido en EEUU, fue uno de los principales Sandinistas (uno de los 12 comandantes originales) y llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores en el régimen de Daniel Ortega desde 1979 hasta 1990. El Papa Juan Pablo II lo requirió repetidamente por sus acividades políticas y en 1985, le ordenó, junto con los hermanos curas Ernesto y Fernando Cardenal, quienes también trabajaban para el régimen Sandinista, que renunciaran a sus puestos. Cuando no obedecieron, fueron suspendidos por el Vaticano (no excomulgados). Todavía en diciembre del 2009, ya siendo Papa, Benedicto II en una visita a Brasil, hizo una de las críticas más severas a la TL, la cual siempre fue muy fuerte en ese gran país de Sur América. Benedicto, además de enfatizar—una vez más—que algunos teólogos de la Liberación se basaban mucho en conceptos marxistas, también describió las ideas de la TL como “engañosas”.
La posición oficial de la Iglesia hasta el 2013 fue de desabrobación a la TL, aunque nunca la condenó. Pero en ese año, el nuevo Papa Francisco invitó a Gustavo Gutierrez y a Miguel d’Escoto a Roma y ambos fueron agasajados. D’Escoto fue reintegrado a la Iglesia y a sus funciones de sacerdote. Gutierrez—y su TL—fueron celebrados por el periódico semi oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano. En un ensayo publicado tras la visita de Gutierrez, el periódico señaló que después de la elección de un Papa de América Latina, la TL “no podia ya más permanecer en las sombras en las que había quedado relegada por muchos años”. El Papa Peronista había abrazado oficialmente la Teología de la Liberación.
Después de CELAM II en 1968, y especialmente después de la publicación del libro de Gutierrez (y de otro similar escrito por Paulo Freire), la TL se extendió rápidamente por Centro y Sur América. Como había una escasez de curas en el interior de casi todo Iberoamérica, se crearon las llamadas Comunidades Eclesiasticas de Base (CEB), especialmente en Brasil, donde comenzaron desde los años 1950s. Las CEBs son agrupaciones religiosas de barrios (en los pueblos) y de aldeas (en el campo) que usualmente se reunen en casas particulares y son dirigidas por catequistas laicos. Se enfatiza la participación y la igualdad de todos los miembros. Se predican los “evangelios conciencionadores”, se instruye a la comunidad en como tomar el control de sus vidas y de resolver problemas locales. Se indoctrina a la comunidad en ideas de la izquierda más radical y extrema. Y se disemina la Teología de la Liberación. Nada de esto en si es particularmente peligroso o dañino. Es más, en aquellos años, los enormes abusos, injusticias, depredaciones y barbaries cometidas por muchos regímenes en Centro y Sur America contra la población campesina eran atroces e indudablemente se necesitaban reformas. Pero el “remedio” de la TL fue mucho peor que la enfermedad. Como señaló el renombrado filósofo católico americano Michael Novak en su libro Will It Liberate?, los proponentes de la Teología eran “notoriamente ambiguos en sus propuestas para políticas prácticas, las cuales, de ser adoptadas, llevarían las economías nacionales a suelo más rápido que Fidel Castro”. El resultado de esta proletización fue que en muy pocos años, cientos de curas y de catequistas laicos habían convertido a miles y miles de campesinos a la Teología de la Liberación. La tierra había sido abonada para lo que se avecinaba.
Lo que se aproximaba eran las dos décadas de lucha armada, guerrillas en los campos y selvas, terrorismo urbano en ciudades grandes y pequeñas a través de todo el continente americano. Todas y cada una de ellas planeadas, propiciadas, financiadas y armadas por el régimen castrista cubano con la ayuda y cooperación de la Unión Soviética por medio de la KGB (y otros servicios secretos como la Stassi de Alemania Oriental, la DIE rumana y agencias de los gobiernos checos, búlgaros y chinos). Todavía antes que Gustavo Gutierrez escribiera su libro en 1971 y de CELAM II en Medellín en 1968, el cura renegado comunista Camilo Torres comenzó su prédica que mezclaba el catolicismo y el socialismo a las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional en las montañas de Colombia. Se unió a las guerrillas en 1965 y pidió a al Cardenal Luis Concha Córdoba, quien lo había criticado fuertemente, que lo redujera al estado laico, lo cual se le concedió. Un año después murió en uno de los primeros encuentros de la guerrilla con tropas del ejército nacional colombiano. Pero Colombia sólo fue el inicio de las largas “guerras de liberación nacional” en todo el continente (todavía las FARC siguen la lucha en Colombia casi medio siglo después). Además, en Colombia había una guerra civil en el interior desde mediados de los 1940s, la cual se incrementó después del “Bogotazo” en 1948. Luego entonces es dificil saber cuanta importancia tuvo la TL en los movimientos guerrilleros. Torres y su proselitismo, al igual que el de otros religiosos, contribuyeron a la guerrilla. Pero la ideología marxista y la influencia del castrismo cubano fueron mucho más importantes.
Otros movimientos revolucionarios en Nicaragua (Sandinistas en los 1970s), Perú (Sendero Luminoso en 1980), y El Salvador (Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí en los 1980s), pronto siguieron a la insurrección en Colombia, la cual tomó otro rumbo con el surgimiento del narcotráfico y de los carteles de Medellín controlado por Pablo Escobar y de Cali, por los hermanos Rodriguez Orejuela. Mientras tanto, grupos terroristas urbanos como los Tupamaros en Uruguay, los Montoneros en Argentina, Vanguardia Armada en Brasil, y hasta los Macheteros en Puerto Rico, azotaron a regímenes distatoriales en esos países. Sin embargo, con las excepciónes de Camilo Torres en Colombia y de varios curas jesuitas, franciscanos y de la órden Marykoll en Nicaragua, no se puede decir que ninguna de las demás citadas guerrillas fueran influenciadas ni tuvieran vínculos con la TL, la cual, como se ha explicado, junto con los CEBs, mayormente sirvieron para preparar al campesinado y hacerlo receptivo a las actividades de las guerrillas, además de brindarles apoyo y amparo. En verdad, todos estos grupos guerrilleros no tenían creencias religiosas. Al contrario, todos eran abiertamente marxistas y Cuba era su principal patrocinador.
Pero la Teología de la Liberación se mezcló con la ideología marxista y la influencia cubana para impulsar todas las “guerras de liberación nacional” en Iberoamérica desde mediados de los 1960s hasta fines de los 1980s. Ese fue el daño tremendo que hizo la TL. Entonces, antes de entrar en el caso del Papa Peronista, y regresando al principio de este trabajo, aunque no es correcto lo que el General Pacepa escribe que la KGB creó la TL, SI la utilizó formidablemente junto con Cuba en su plan maestro para subvertir este continente y ganar la Guerra Fría. Es más, en Nicaragua, la KGB comenzó a trabajar muy temprano, poco después del triunfo de la revolución cubana. Es verdad que desde 1959 Tomás Borge y otros líderes Sandinistas viajaron a La Habana buscando ayuda. Pero en aquel entonces, Cuba solo pudo ofrecer promesas. De manera que la KGB se involucró directammente y en 1960, la rezidentura en Ciudad Mexico le entregó dinero a dos nicaraguenses, Edelberto Torres y Manuel Andara y Ubela, para que organizaran grupos terroristas de sabotaje y eventualmente guerrillas en Nicaragua. Hacia 1964, habían recibido más de $30,000. Pero el primer intento de establecer una guerrilla en las selvas de Nicaragua fue un fracaso total en 1963.
En 1979, las condiciones habían cambiado drásticamente. A pesar de que en casi 20 años la subversión auspiciada por el castrismo cubano había mayormente fracasado en Iberoamérica debido a la brutal represión de las fuerzas militares de las dictaduras en el poder, en ese año fatídico de 1979 (cuando también ocurrió la revolución islámica en Irán), en buena parte gracias a las demenciales políticas de la administración de Jimmy Carter y al fracaso y bancarrota de la política de detente de EEUU hacia la Unión Soviética, la revolución Sandinista triunfó. En la década de los 1980s, la violencia se extendió por Centro América y quizás medio millón de personas, casi todos civiles y campesinos inocentes, murieron en el holocausto. La responsabilidad de la Teología de la Liberación y su colaboración con los movimientos revolucionarios de la época no pueden ser menospreciadas. Ese debe ser el juicio final.
Ahora el Papa. ¿Por qué el Papa Peronista? Bueno, hace varios meses, una noche durante una reunión en casa de amigos argentines, uno de ellos se refirió al Papa como “peronista”. Para mi fue una broma. Pero no, nada de eso. Conversando con él y con otros, algunos de los cuales conocieron al entonces Cardenal Jorge Bergoglio personalmente en Buenos Aires, me di cuenta que el mote era en serio. Y el asunto es bien serio. Ya poco después de su elección, otro amigo argentino que también lo conoció, me envoi algunos de sus escritos y casi enseguida, el Papa hizo varias declaraciones en defensa y alabanza de los pobres y atacando a los ricos y productores de riqueza; al “capitalismo inmoral y salvaje”, esas frases que tanto deleitan a la Izquierda Eterna. Naturalmente, encontré sus palabras alarmantes, pero a la vez, decepcionantes, pues me había agradado la elección de este Papa que al parecer era un hombre justo y lleno de buenas intenciones. Debí haber visto una gran bandera roja. Seamos librados de los que traen buenas intenciones y recordemos que el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones.
Entonces en diciembre del 2014, se conoció que el Papa había estado íntimamente involucrado en las conversaciones secretas entre EEUU y Cuba para resolver las diferencias históricas y renovar las relaciones diplomáticas. El Papa luego recibió—y reivindicó públicamente, a los curasMiguel d’Escoto y Gustavo Gutierrez, ambos plenamente identificados con la Teología de la Liberación, y oficialmente acogió de nuevo en el seno de la Igesia esa “teología”. Más recientemente, el Papa ha anunciado su próximo viaje a Cuba después de recibir con honores al distador cubano Raúl Castro en el Vaticano y de anunciar su apoyo a un estado palestino. Mi última gota fue leer un importante artículo del prominente escritor español César Vidal, que entre sus tres títulos, tiene un doctorado en Teología. El Dr. Vidal publicó su artículo el 15 de mayo y es realmente revelador. (César Vidal, “El Papa, el dictador y el presidente palestino”, mayo 15, 2015, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)
Resulta que en 1998 se publicó el libro Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro poco después de la visita de Juan Pablo a La Habana. El prólogo del libro de casi 50 páginas de largo, según César Vidal, “achacaba los males de Cuba no a la dictadura comunista sino … al bloqueo de Estados Unidos; cargaba … contra el sistema capitalista … y, finalmente , afirmaba que el sistema politico y social más cercano a la doctrina social de la iglesia católica era un socialismo como el cubano siempre que se le añadiera la idea de Dios”. ¿El autor del prólogo? El Cardenal Jorge Bergoglio, ahora el Papa Francisco. Vidal concluye en su brillante artículo del 15 de mayo pasado (citar) que “poca duda podía haber de que su autor simpatizaba con la dictadura cubana y no sentía un especial afecto por la democracia liberal”. El reconocimiento del estado palestino siguió poco después.
Esperemos daños adicionales con la próxima Encíclica sobre el clima mundial. Su tono será de aceptación completa, por ser “políticamente correcto” de las falacias y mentiras de los “científicos” que afirman que estos cambios climatológicos destruirán nuestro mundo—y pronto—y que como son producidos por los humanos, solo enormes gastos de dinero que únicamente EEUU puede producir (creádo artificialmente por la Reserva Fedral, ya que ni aquí en EEUU existen remotamente las cantidades requeridas para esas demenciales políticas) pueden resolver. ¡Como si fuera posible hacer algo respecto al clima! Recordando lo escrito hace más de un siglo por el gran escritor americano Mark Twain, todos hablan del clima y nadie hace nada al respecto. Bueno, quizás Dios, y el Papa siendo quien es, posiblemente deba pedirle a Dios, y no a los contribuyentes americanos, que haga algo por controlar el clima.
Pero en resumidas cuentas, uno se puede preguntar ¿que importa que el Papa sea Peronista? Me parece que miles de argentines nos recordarían que SI importa, y mucho. Después de todo, cuando Juan Domingo Perón tomo el poder en Argentina en 1946, Argentina era una de las naciones más prósperas del mundo y aunque ya no ocupaba el décimo lugar económicamente en el que estaba en los 1920s, todavía era quizás la nación con la mejor economía en Iberoamérica (junto con Uruguay y Cuba). Desde que Perón, con sus políticas populistas, la destruyó, todos sabemos la situación de Argentina en el útimo medio siglo. De manera que SI importa mucho que el Papa sea Peronista y en lo que a mi se refiere, lo es. Las políticas que el Papa Francisco está promoviendo son enormemente destructivas, han fracasado donde quiera que se han implementado, y solo pueden traer más miseria y producir más pobres en todo el mundo.
El Papa Peronista alaba a los pobres de tal manera que parece considerar la pobreza una virtud. Pero tiene un problema muy serio no solo con la humanidad, sino con Dios. Porque desafortunadamente para el Papa Peronista, según uno de los evangelios más importantes en el Nuevo Testamento (Mateo 26:11), “Cuando los discípulos increpararon indignados a una mujer que le puso perfume a Jesús en la cabeza diciendo ‘que desperdicio; ese perfume se podia vender a un buen precio y con el dinero se podia ayudar a los pobres’. Pero Jesús les respondió ¿Por qué están atacando a esta mujer? Ha hecho algo bueno por mi. Los pobres siempre estarán con ustedes, pero no siempre me tendrán a mi”. Si el mismo Jesús que poco después, al resucitar como Jesucristo, dijo esto de los pobres ¿quien es el Papa Peronista para contradecirlo?
Muy desgraciadamente las palabras, pero peor, las acciones de este Papa no traerán buenas consecuencias para nadie, mucho menos para los pobres a quien tanto quiere ayudar. Quizás sea mejor idea algo que me contó un amigo hace poco. Años atrás, cuando su compañía tenía negocios en Argentina, había un Cardenal (no recuerda su nombre, pero puede haber sido el que fungía antes de Bergoglio) que aparentemente estaba asociado con el grupo Opus Dei. En lugar de pedir limosnas, el grupo recogía contribuciones y las invertía en diversos negocios, todos los cuales beneficiaban a los pobres. Ignoro si eso es verdad, pero no tengo por qué dudar lo que me cuenta mi amigo. Pero ¡que diferencia a las políticas que el Papa Peronista favorece! Otra buena idea, además de reformar la burocracia en el Vaticano (lo cual el Papa Francisco está tratando de hacer), puede ser vender o subastar al mejor postor una buena parte de las riquezas del Vaticano. De cualquiera de esas maneras indudablemente se podría ayudar mucho a los pobres del mundo, aunque mejor sería promover las políticas que crean riquezas. Después de todo, no importa lo que diga o piense el Papa Peronista (si es por ignorancia es malo, si es porque en verdad cree en esas demenciales ideas, mucho peor), el hecho es que la pobreza en el mundo ha disminuido notablemente en las últimas dos décadas, a pesar de la crisis económica mundial. (de acuerdo con datos del Banco Mundial, la pobreza, expresada en términos relativos de ganar el equivalente a $1.25 diario, ha disminuido del 50% al 20% desde 1980). ¿Por qué ha ocurrido esto? Porque se han adoptado cada vez más en todo el mundo las ideas de libertad económica que producen riqueza. Eso es lo único que funciona.
*A quien le interese leer algo más detallado sobre estas ideas económicas que funcionan, recomiendo recientes artículos de José Benegas (Mis Diferencias Morales con el Papa, junio 3, 2015, josebenegas.com) y de José Azel (Poverty has no Causes, junio 6, 2015, panampost.com).