Patria de Martí Artículos y Ensayos
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[Lee el artículo completo]- Armando Ribas
Democracia,socialismo y capitalismo
En un reciente artículo The Economist se preguntó ¿Qué está mal en la democracia? Y en el mismo destaca la diferencia entre el fracaso de las actuales democracias y el aparente éxito del sistema chino. Al respecto cita a Larry Summer quien dijera: “Cuando Estados Unidos crecía más rápido duplicaba su ingreso cada treinta años, en tanto que la China lo ha hecho cada diez años, en los últimos treinta años”. Estas preguntas tienen dos respuestas diferentes. En el caso de una de ellas es el producto de una confusión semántica respecto a la democracia. Y en el segundo caso es el producto de ignorar una realidad técnica, que es el desarrollo una vez que se conoce la tecnología que produce el desarrollo y no hay que crearla.
Ahora bien lo que sí es cierto es que el sistema político es determinante de si se crece o no se crece, cualquiera que fuese la circunstancia. Por ello podemos saber que el crecimiento en el mundo comenzó tan solo hace unos doscientos años, o sea cuando comenzó el llamado sistema capitalista, descalificado por Marx hasta nuestros días por sus descendientes socialistas en nombre de la falacia de la igualdad. Como bien dijera Tocqueville: “Tanto son más fuertes los vicios del sistema, que la virtud de los que lo practican”.
Entonces lo que queda por definir es el sistema que determinara la libertad y la creación de riqueza por primera vez en la historia. Y ese sistema que se iniciara en Inglaterra a partir de 1688 con la Glorious Revolution, fue llevado a sus últimas consecuencias en los Estados Unidos con la Constitución de 1787. Es curioso que todo el mundo pareciera conocer la llamada revolución industrial que tuviera lugar en Inglaterra, en tanto que se ignora la causa de la misma que fuera el cambio del sistema político. Y tengamos igualmente en cuenta que fue Argentina el tercer país que lo pusiera en práctica a partir de la Constitución de 1853.
Debo insistir entonces que el denominado sistema capitalista no es económico, sino ético político, y no depende de la cultura. Si así hubiera sido los Estados Unidos no existirían, pues los pilgrims no habrían abandonado Inglaterra. País en el que no había libertad, y la denominada “Court of the High Commission” cumplía en aquel tiempo las funciones de la Inquisición en Roma. Asimismo debemos tomar en cuenta como bien lo señalara Catherine Drinker Bowen en su Miracle at Philadelphia que los americanos enfrentaron grandes dificultades para aprobar la Constitución de 1787. Cita a Adams quien dijera: “Le tengo más miedo a las posibilidades de gobernarnos nosotros mismos, que a todas las flotas extranjeras del mundo”. Y no menos importante es el hecho de la historia argentina. ¿Cuál era la cultura de un país que en 1853 tenía un 80% de analfabetos y vivía en la Edad Media?
Si fuese la cultura la determinante del desarrollo no habría esperanzas de lograrlo. Como bien dijera David Hume, y perdónenme por las citas, pero las ideas que defiendo no las inventé yo, sino que las aprendí del pasado en el cual se produjeron: “La naturaleza humana es inmutable, si queremos cambiar los comportamientos, debemos cambiar las circunstancias”. Y habla de la naturaleza humana como concepto universal, no de un país o raza en particular. Lo que cambiara definitivamente las circunstancias fue el sistema ético, político y jurídico que se iniciara en Estados Unidos por la Constitución de 1787. Lamentablemente hoy todo parece indicar que ese sistema está confundido con la democracia mayoritaria, y que fuera descartado como tal por los Padres Fundadores. Por ello Hamilton escribió en la carta 1 del Federalista: “Una peligrosa ambición más a menudo se esconde detrás de la especiosa máscara de los derechos del pueblo”.
El sistema parte de un concepto fundamental que es reconocer al hombre tal cual es, y no pretender que fuera como supuestamente debiera ser y así crear un ‘hombre nuevo’. Por esa razón se estableció que las mayorías no tenían el derecho a violar los derechos de las minorías. Y en este aspecto The Economist parece sorprenderse de que la China sin democracia crece, en tanto que la Unión Europea en democracia no crece y está en crisis. Tanto así que ya debemos saber que los países que la integran no tienen posibilidad de pagar la deuda que crece cada año. Así se pretende crear inflación a fin de pagarla en términos nominales. Asimismo podemos ver que Rusia crece a la tasa del 3% en tanto que la Unión Europea está estancada. Por tanto me atrevo a creer que no es tan absurdo que Crimea haya preferido pertenecer a Rusia y no a la Unión europea.
Si bien no soy un admirador de Nieztche, debo reconocer que él fue quien dijo que la democracia y el socialismo eran lo mismo. Y yo en la actualidad me inclino por esa teoría, pues es indudable que el socialismo es la denominación dada por el Iluminismo a la demagogia. Esta fue claramente definida por Aristóteles hace más de 2.500 años y así dijo: “Los principios democráticos conducen derechamente a la injusticia; porque la mayoría soberana a causa del número se repartirá bien pronto los bienes de los ricos”. Evidentemente en la actualidad en nombre de la igualdad se aumenta el gasto público a niveles insostenibles, que de hecho son una violación del derecho de propiedad.
Cuando The Economist se refiere al aparente fracaso de la democracia en la actualidad, creo debemos tener en cuenta que ya Hitler y Mussolini eran populares en sus respectivas naciones. Hoy el problema no es la democracia, sino el fracaso del socialismo que no es más que la demagogia implícita en la búsqueda de la igualdad y de los derechos del pueblo. Y ya debiéramos saber que cuando los derechos son del pueblo desaparecen los derechos individuales, que constituyen la garantía de la libertad. Y esa supuesta igualdad económica, genera la desigualdad política que implica el poder absoluto de los gobiernos que forman los estados. Cuando en nombre de los pobres se violan los derechos de propiedad, no se crea más riqueza, sino más pobres.
El sistema al que me he referido es el Rule of Law, que en castellano lo podemos asimilar al concepto de República. Ese sistema parte de principios fundamentales tales como el respeto por los derechos individuales -que no son los derechos humanos- los límites al poder político y la división de los poderes, las mayorías no tienen derecho violar los derechos de las minoría y por último pero más importante el rol fundamental del poder judicial para decir qué es la ley de acuerdo los principios que reconoce la Constitución. Aun Kant reconoció la diferencia entre democracia y república y consideró que la democracia es el despotismo de las mayorías.
China padeció el impacto directo del comunismo, que es supuestamente el socialismo bajo la dictadura del proletariado y por supuesto la eliminación de la propiedad privada. Parece ser un hecho manifiesto que en este momento no se respetan todos los derechos individuales, pero todo parece indicar que sí se respetan los derechos de propiedad. Ello explica que el 40% de la inversión extranjera va a la China y a ello se debe que crece a tasas del 8% y 9% por año, a pesar de o en virtud del poder autocrático que la gobierna. Por el contrario Europa desde la democracia está paralizada y en crisis.
El caso de América Latina es un tanto diferente al europeo, y no obstante los muchos desaciertos políticos que enfrentan algunos países, se ha reconocido la necesidad de respetar los derechos de propiedad tales como son los casos de Chile, Perú, Colombia y Panamá, que continúan creciendo. Otros casos cuyo ejemplo fulminante es Venezuela que se empobrece en el medio de la abundancia que significan los precios del petróleo. De Cuba ni hablemos pues es el ejemplo por antonomasia de cómo el comunismo destruye la riqueza, de la que solo disfrutan los miembros de la nueva clase: los gobernantes. Otros países como Brasil parecen enfrentar una disyuntiva filosófica y su crecimiento se ha detenido en medio de la democracia. Pero diría que impera el cinismo universal que pretende ignorar la falta de libertad en Cuba. Y la última reunión del CELAC fue una prueba manifiesta a la que se une la decisión de la Unión Europea de dialogar con los Castro.
- Rafael Díaz Blanco
Balance de la protesta
A un mes del inicio de la protesta estudiantil es hora de hacer un balance. Posiblemente a muchos, quizás a la mayoría, tanto entre los que apoyan al régimen como entre quiénes lo adversan, no habrán satisfechos sus expectativas ni alcanzadas sus metas. Todavía es muy pronto. No obstante, en estos días, muchas cosas han cambiado en Venezuela. A nuestro juicio, para el bien de la Patria, para aumentar nuestra esperanza y optimismo.
1. Venezuela es una dictadura y además una dictadura que tortura
En nuestra opinión, y desde hace tiempo, nuestro régimen político es de carácter dictatorial. Ciertamente, una dictadura distinta. Es una dictadura militar, petrolera postmoderna. Sin embargo, para nuestra opinión pública no lo era. No encajaba en el concepto que nuestro imaginario colectivo tiene de ella. Además, la permanente propaganda oficial ha insistentemente predicado el carácter democrático de la “revolución bolivariana” habida cuenta del supuesto protagonismo popular y la realización de numerosos procesos electorales, independientemente de que fueran controlados y cuestionados. Por otra parte, tampoco el discurso opositor calificaba al régimen de dictatorial. Salvo María Corina Machado, evitaban utilizar el término. Preferían llamarlo autoritario que para muchos decía poco, a lo sumo una desviación democrática. Actuaban como si viviéramos en democracia, como si existiese estado de derecho, lo cual decía mucho y engañaba y confundía, aun más.
Recordemos, que en enero, en forma casi epiléptica, actuando individualmente, sin mayor discusión y consulta entre ellos, los partidos de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) acudieron a Miraflores atendiendo el llamado de un presidente que hasta hacía muy poco habían desconocido y considerado fraudulenta su elección. Al llamado “diálogo” solo se negó abiertamente la diputada María Corina Machado y en un comienzo y tímidamente, Henrique Capriles R. Hasta Voluntad Popular (VP) se hizo presente con el alcalde Smolanski y otros.
Henrique Capriles R. había unido en torno a su candidatura, como no había antes ocurrido, a la heterogénea oposición al régimen. Había conducido la oposición desde estadios de cohabitación y colaboración hacia los de confrontación. Si bien privilegiaba la vía electoral había liderizado el desconocimiento de Maduro. Sin embargo, por esos días, Capriles es prácticamente apartado por un acuerdo tácito o expreso entre los deseosos de colaborar o conseguir un nuevo modo de convivencia con el régimen (UNT, COPEI, AD), los que insistían en volver a una estrategia exclusivamente electoral (PJ) y los que le cuestionan el haber detenido la movilización popular para exigir en las calles el reconocimiento de la victoria electoral opositora (VP). Parecía que ahora el denominador común de la MUD no era derrotar a Maduro, tampoco discutir sobre una alianza que fuera más allá de lo electoral, mucho menos diseñar una nueva estrategia. Parecía, más bien, que el deseo común era disminuir el liderazgo de Capriles R., sin valorar el nivel de autoridad, eficaz conducción y reconocimiento nacional e internacional que había alcanzado y lo colocaba por encima de los candidatos de otros tiempos (Arias y Rosales) y los demás liderazgos opositores. A finales de enero, Capriles lucía aislado y su liderazgo desconocido por la MUD. Entonces, desacertadamente termina asistiendo al llamado “diálogo” convocado por Maduro.
Mientras la dirigencia opositora reconocía a Maduro y el “dialogo” distraía la atención de muchos, importantes sectores de la Venezuela democrática continuaban desconociendo el gobierno chavista, y su legitimidad democrática contribuyendo a acrecentar los problemas de gobernabilidad. Paradójicamente, dicho proceder podía conducir a la deslegitimación de dichos liderazgos.
Lo cierto es que poco después, Leopoldo López (VP), María Corina Machado y más tarde, Antonio Ledezma (ABP) proponen al país una estrategia autónoma de la MUD. Plantean promover y organizar la movilización ciudadana, abonan la protesta estudiantil y poco después, obligarán a los distintos miembros de la MUD a moverse de las posiciones colaboracionistas, de cohabitación y exclusivamente electorales, hacía las de confrontación en una variedad de matices. Sin embargo, destacamos que en el deslizamiento las cúpulas generalmente se limitan a no oponerse a la protesta, mientras que entre la militancia y la dirigencia de base predomina el apoyo abierto a la protesta.
Ante la expansión de la protesta que ahora es nacional, la tradicional respuesta del régimen de represión selectiva se convierte en represión generalizada. El proyecto político que han asumido, conocido en esta fase como, Plan de la Patria, no les permite otra opción, o por lo menos, así lo determina, la injerencia cubana. Avanzar en un eficaz diálogo para resolver los graves problemas políticos, de desabastecimiento, inflación o delincuencia, que van haciendo al país ingobernable, solo es posible abordarlos, con éxito, abandonando el proyecto totalitario. Creyendo que su permanencia en el poder no está en juego, no encuentran razones para hacer concesiones y abandonar la estrategia del miedo que en la coyuntura les exige entrar en una fase de mayor represión, incluso de terror, si es necesario. El objetivo, como siempre, paralizar la oposición y convertirla en disidencia aislada o simple oposición oficial colaboradora del proyecto totalitario.
Sin embargo, la respuesta violenta del régimen, la represión masiva, indiscriminada, desproporcionada y absolutamente abusiva, no ha detenido la protesta, ni siquiera el uso de bandas paraestatales y paramilitares conocidas como colectivos armados lo logra. El miedo generado ya no paraliza. El carácter dictatorial del régimen se ha puesto de manifiesto y el país, incluyendo la dirigencia política, va asumiendo el calificativo. El desconocimiento de derechos fundamentales, la práctica de la tortura, la censura y autocensura de los medios se hace evidente para todos.
El aumento de la represión incrementa la protesta dando como resultado una mayor violencia. El gobierno llama nuevamente al “diálogo” que termina siempre en monologo y discurso feroz e insultante. Sin embargo, la MUD, unánimemente, se niega, esta vez, a asistir incondicionalmente. Para participar consideran necesario la libertad de los presos políticos, el cese a la represión e impunidad, el desarme de los colectivos, y el abandono del lenguaje ofensivo.
La mayoría democrática que se ha expresado, una vez más en las urnas, en las elecciones presidenciales, no pudo obligar al régimen a reconocer el resultado. Ahora ocupa las calles. La oposición tiene nuevas herramientas de lucha, pero la capacidad de movilizar o inmovilizar la mayoría popular, a diferencia de los que ocurrió después de las grandes movilizaciones de 2002 y años siguientes, ya no depende solo de las organizaciones políticas, empresariales o sindicales, sino de nuevos liderazgos y un movimiento estudiantil con gran fuerza moral que crece diariamente.
Reconocido el carácter dictatorial del gobierno, el deslinde claro con el régimen, además de indispensable para alcanzar la paz, la reconciliación y la unidad democrática se convierte en una exigencia ética que a todos interpela. Solo hay espacio político para posiciones comprometidas con la dictadura o con la libertad, o como lo expresan los jóvenes que protestan cuándo se preguntan ¿Quiénes somos? Estudiantes ¿Qué queremos? Libertad.
Por supuesto, al esclarecerse que luchamos contra una dictadura, quedan legitimada variedad de estrategias de acceso al poder que van desde la desobediencia cívica hasta la rebelión violenta. Lo que hará la diferencia y podrá legitimar más un unas vías que otras es la conveniencia, es decir, su viabilidad y costo. Adicionalmente, la oposición podrá ahora desarrollar un mensaje conceptualmente armónico que concilia el discurso con su práctica y lucha.
2. La opinión pública internacional
No tengo ninguna duda. La opinión pública internacional apoya la protesta venezolana. La ven como un ejercicio legítimo de un derecho fundamental. Rechaza la represión y violación de derechos humanos. Adversa a un régimen que considera dictatorial.
La Venezuela democrática ha alcanzado una audiencia mundial que ha escuchado con atención nuestra denuncia sobre la violación de derechos humanos y sobre la injerencia y dominación castro comunista en Venezuela.
No obstante, el apoyo a la Venezuela democrática todavía no incluye a la mayoría de los gobiernos, pero ocurrirá. Mientras tanto, multiplicará los apoyos no gubernamentales a la oposición venezolana.
Por otra parte, el régimen obtuvo, como era previsible, una votación favorable en la Organización de Estados Americanos (OEA). En realidad, su mayor éxito fue lograr que la sesión fuera privada. La falta de transparencia permitió a la opinión pública de los respectivos países permanecer ignorante con respecto a la actuación de muchos de sus gobiernos y sus motivaciones con respecto a Venezuela facilitándoles, por ahora, mantener posiciones que privilegian otros intereses antes que la defensa de la democracia y los derechos humanos.
3. El carácter contestatario de la protesta
El carácter contestatario de la protesta juvenil es, a nuestro juicio, el aspecto más importante de nuestra evaluación. Se trata de una protesta contra el establecimiento, lo que en términos políticos significa que es una protesta contra el gobierno, contra el Estado, contra el régimen chavista; pero también, aunque todavía muy subterráneamente, contra quiénes considera responsables, por acción u omisión, de su permanencia en el poder.
Protestan, predominantemente, jóvenes estudiantes cuyas edades oscilan entre los 18 y los 25 años, pero su queja es compartida por otras generaciones y personas que ven con creciente simpatía su valentía, disposición y compromiso ético en la construcción de una Patria dónde sea posible la realización de sus sueños, pero también los de todos.
El carácter contestatario de la protesta opositora democrática de esta generación permitirá, a nuestro juicio, alcanzar, con su naturales ascensos y descensos, un carácter permanente y popular. Debemos tener presente, que en Venezuela, las diferencias socioeconómicas existentes entre las distintas clases sociales disminuyen hasta casi desaparecer, cuándo en lugar de considerar solo aspectos económicos, comparamos los sueños, necesidades, expectativas, problemas y propuestas de los jóvenes. Las diferencias entre los jóvenes de distinta proveniencia socio económica casi desaparecen. En un país tan joven como el nuestro, la posición de los jóvenes al hacerse beligerantes determinará el comportamiento de la opinión pública y el desarrollo del proceso político.
Por supuesto, este potencial expansivo y popular de la protesta opositora democrática se incrementará en la medida que la clase dirigente y especialmente la política, entiendan el papel protagónico que los jóvenes están llamados a cumplir, comprendan su carácter contestatario y la necesidad de apoyarlos en la conquista de unos sueños que muy bien pueden ser de todos y para cuya cristalización han decidido ser actores.
Es posible. No nos atrevemos a asegurarlo, dado el proceso de adoctrinamiento e ideologización que han sufrido, que esta respuesta juvenil a la realidad nacional que ha comenzado a expresarse en las calles, sea también compartida por la juventud militar. Sin lugar a dudas, si esto fuera así, las consecuencias de este movimiento generacional serían mayores.
Este carácter generacional y contestatario de la protesta que se expresa en actitudes, pancartas, consigna, música y discursos ha permitido que artistas, deportistas, músicos y jóvenes en general de todas partes se identifiquen y solidaricen con la protesta venezolana contribuyendo, entre otras, a los cambios en la opinión pública internacional que antes señalábamos.
Quizás, con nuestras apreciaciones, estemos adelantándonos demasiado a los tiempos. Ciertamente, las informaciones y elementos de análisis, la incertidumbre reinante y la naturaleza de nuestro proceso político, no nos permiten todavía llegar a conclusiones definitivas. No obstante, queremos con estas líneas compartir lo que estamos visualizando. Probablemente, lo que ocurre no llegue a ser comparable con el Mayo francés de 1968, mucho menos con la Toma de la Bastilla, pero sin lugar a dudas, ya es bastante más que una protesta pasajera y coyuntural.
Alzando la voz
- Oscar Arias
Pronunciamiento de Oscar Arias hacia la dictadura venezolana
Quiero sumar mi voz a un coro de preocupación que recorre buena parte de nuestra América. Miles de estudiantes y opositores al gobierno del Presidente Nicolás Maduro en Venezuela fueron brutalmente atacados con armas de fuego por los cuerpos de seguridad. Tres personas murieron y al menos 26 han resultado heridas al finalizar una serie de protestas en Caracas y otras ciudades venezolanas.
En ningún país verdaderamente democrático uno va a prisión o es asesinado por pensar distinto o por querer manifestar su oposición a las políticas del gobierno. Venezuela puede hacer todos los esfuerzos de oratoria que desee para vender la idea de que es una verdadera democracia, pero con cada violación a los derechos humanos que comete niega en la práctica esa afirmación, porque reprime la crítica y la disidencia. Todo gobierno que respete los derechos humanos debe respetar el derecho de su pueblo a manifestarse pacíficamente. El uso de la violencia es inaceptable. Recordemos la advertencia de Gandhi: "ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego".
Siempre he luchado por la democracia y estoy convencido de que en una democracia, si uno no tiene oposición debe crearla, no reprimirla y condenarla a un infierno de persecución, que es lo que parece hacer el gobierno del Presidente Maduro. Venezuela debe respetar los derechos humanos, sobre todo los derechos de sus opositores, porque no tiene ningún mérito respetar sólo los derechos de sus partidarios.
En algún momento de su vida dijo Martin Luther King Jr. que "...los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en un período de crisis moral mantuvieron su neutralidad. Llega el momento en que el silencio se convierte en traición". Por ello estoy consciente de que al hacer estas afirmaciones me expongo a todo tipo de críticas de parte del Gobierno venezolano. Me acusarán de inmiscuirme en asuntos internos, de irrespetar su soberanía y, casi con certeza, de ser un lacayo del imperio. Sin duda, soy un lacayo del imperio: del imperio de la razón, de la cordura, de la compasión y de la libertad. No voy a callarme cuando se vulneran los derechos humanos. No voy a callarme cuando la sola existencia de un gobierno como el de Venezuela es una afrenta a la democracia. No voy a callarme cuando se pone en jaque la vida de seres humanos, por defender sus derechos ciudadanos. He vivido lo suficiente para saber que no hay nada peor que tener miedo a decir la verdad.
Interamerican Institute for Democracy
- Carlos Alberto Montaner
El dóberman y la Casa Blanca
(Dedicado a Ántunez, que lo da todo por Cuba)
Barack Obama quiere modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba. No es una prioridad, así que no le dedicará demasiado esfuerzo, pero algo intentará hacer si no encuentra demasiada resistencia en el camino.
¿Qué se propone? Tal vez inaugurar un periodo de “benigna negligencia”. Ignorar lo que sucede en Cuba, incluidas las quejas de las víctimas, y cancelar toda muestra de hostilidad anticastrista. Al fin y al cabo, Obama ni siquiera había nacido cuando comenzó este disparate.
¿Persistirá Obama en el empeño? Probablemente descubrirá que no vale la pena. Los atropellos ocurren muy cerca de Estados Unidos para poder mirar en otra dirección. Antes lo intentaron Gerald Ford, Jimmy Carter y Bill Clinton, pero sin éxito. La conducta de la dictadura siempre acaba por impedirlo. La Habana no puede evitarlo. Es como los dóberman. Morder está en su naturaleza.
Ahora mismo, hay una feroz ola represiva que puede verse en YouTube gracias a los teléfonos celulares y a las denuncias de personas como Yoani Sánchez. Golpean salvajemente a los demócratas de la oposición que protestan, sean hombres, mujeres o niños. El legendario Jorge Luis García (“Antúnez” ) ha recibido su enésima paliza y ha comenzado su enésima huelga de hambre. Al músico Gorki, que es valiente como las Pussy Riot, sin una Madonna que lo defienda, han vuelto a encarcelarlo por sus canciones irreverentes.
¿Cuáles son las medidas de gobierno que Obama quiere eliminar o modificar?
La política norteamericana hacia Cuba tiene tres pilares desde hace medio siglo: propaganda anticastrista, restricciones económicas (el embargo) y aislamiento diplomático. A partir de Lyndon B. Johnson la intención ya no era matar al dóberman, sino sujetarlo y ponerle un bozal.
Pero la URSS desapareció y el comunismo se desacreditó como forma de gobierno, aunque Cuba, Corea del Norte y otros enclaves indiferentes a la realidad se mantuvieron tercamente aferrados al error y al poder gracias a la autoridad ilimitada que ejercían sus caudillos.
En Cuba siguen las mismas caras, los mismos policías y los mismos calabozos. Sin embargo, la “contención” a la Isla fue perdiendo fuelle poco a poco. Desde la perspectiva de Washington el régimen de La Habana era un borroso anacronismo. Una reliquia absurda de la Guerra fría que se iría desmoronando en la medida en que pasara el tiempo.
Desde la perspectiva cubana, la visión era otra. Para Raúl, la reliquia no era su régimen arcaico, sino la política norteamericana que lo adversaba. Quienes tenían que cambiar eran los norteamericanos, no ellos. Sólo que, para lograr modificar la conducta de Washington, era indispensable aparentar que el régimen se transformaba.
¿Cómo lo hicieron? Montaron una ofensiva en el mundillo académico y periodístico auxiliados por sus amigos de The Nation. Con la punta de lanza de Mariela Castro (la risueña hija sexóloga del dictador) y una hábil campaña a favor de los derechos de la comunidad LGBT (pese a la larga y cruel historia homofóbica de los Castro y su régimen), lograron forjar una alianza entre intereses económicos de la derecha, el sector más radical del partido demócrata, y algunos think-tanks y departamentos universitarios de estudios latinoamericanos de esa cuerda. Todo fue secretamente orquestado por el aparato de inteligencia cubano y su departamento de “medidas activas”. Son grandes e incansables operadores políticos.
Simultáneamente, Raúl Castro anunció a bombo y platillo una serie de reformas que daban la falsa sensación de que la Isla se movía en dirección de la libertad. No era cierto. Raúl no quiere cambiar nada fundamental. Sólo trata de modificar el modo de producción para hacerlo menos irracional. Su propósito es mantener el mismo sistema de opresión. Es el mismo dóberman con distinto collar.
Más grave aún, mientras Raúl ensaya su expresión más inocente de reformista, sin dejar de apalear y encarcelar a la oposición, vende y exporta su modelo represivo a países como Venezuela, Bolivia, y (en menor grado) Ecuador. La tutoría dictatorial para mantenerse en el poder indefinidamente es la única mercancía que le queda en sus tristes anaqueles al socialismo real cubano.
¿Logrará esta vez la dictadura cubana desarmar a Washington sin hacer concesiones? No lo creo.
Los tres senadores cubanoamericanos (el demócrata Bob Menéndez y los republicanos Marcos Rubio y Ted Cruz) están de acuerdo en mantener las sanciones mientras la dictadura no respete los derechos humanos. Los cuatro congresistas de esa etnia coinciden (los republicanos Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart y los demócratas Joe García y Albio Sires).
Es difícil saltarse a un caucus bipartidista dotado de ese peso específico. Obama tirará la toalla.
Firmas Press
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