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La trampa de la cortesía: cómo Trump dejó que Mamdani se hundiera solo
- Jorge Luis León
La política estadounidense acaba de ofrecer una escena inesperada y, a la vez, profundamente reveladora: el encuentro cordial entre el expresidente Donald Trump y el recién electo Zohran Mamdani. Para muchos, fue una reunión desconcertante; para otros, un gesto democrático. Pero quienes observan la política con mirada estratégica entendieron de inmediato que allí no hubo improvisación. Hubo cálculo.
Trump aplicó una vieja regla del poder: tener al adversario lo más cerca posible y dejar que sus propios errores hagan el resto.
La victoria de Mamdani: un triunfo sobre promesas imposibles
La elección de Mamdani sorprendió incluso a expertos veteranos. Resultó chocante que un 33% del electorado judío votara por un candidato cuya trayectoria incluye posturas abiertamente hostiles hacia Israel, simpatías marxistas y un discurso que bordea el antisemitismo.
Ese voto revela no convicción política, sino algo más profundo: las grietas que comienzan a abrirse en las democracias modernas, donde el cansancio ciudadano puede empujar a respaldar proyectos sin sustento real.
Nueva York lleva treinta años bajo dominio demócrata. Los males que Mamdani denunció durante su campaña —deterioro urbano, inseguridad, pobreza, desigualdad— no fueron causados por fuerzas ajenas, sino por la incapacidad de sus propios administradores. Sin embargo, en un clima de frustración, su mensaje populista caló en parte del electorado.
Ganó. Pero ganar es apenas el primer paso.
Gobernar exige realismo, coherencia y rigor.
Una agenda irracional: cuando la ideología ignora la economía
El programa de Mamdani resulta tan seductor en apariencia como insostenible en la práctica. Su propuesta estrella —transporte público completamente gratuito— requería nada menos que 700 millones de dólares. La gobernadora fue clara: no hay fondos.
No se trata de diferencias partidistas. Se trata de matemáticas.
Las cuentas no dan. La ciudad, en crisis, no puede permitirse aventuras.
Este primer choque con la realidad es apenas el comienzo.
Los proyectos de Mamdani responden más a un manual ideológico que a un análisis técnico. Sus promesas no resisten una simple auditoría. La administración pública no se maneja con consignas. Se maneja con números, leyes y límites presupuestarios.
Y esos límites ya están empezando a estrecharse alrededor de su administración.
Trump: cortesía estratégica, cálculo impecable
Es en este punto donde aparece la jugada maestra de Donald Trump.
Lejos de rechazar a Mamdani, lo recibió. Le abrió la Casa Blanca. Lo escuchó. Le permitió expresarse. Le ofreció un trato respetuoso, casi amable.
Pero esa cortesía no fue debilidad. Fue un acto de poder.
Trump sabe que confrontar frontalmente a un populista radical lo convertiría en víctima. En cambio, recibirlo con calma lo obliga a una cosa mucho más peligrosa: rendir cuentas de sus propias promesas.
Trump no lo atacó. No lo anuló.
Simplemente lo puso en el escenario donde la realidad lo medirá centímetro a centímetro.
Ese gesto envió un mensaje silencioso, casi quirúrgico:
“Aquí tienes el espacio. Ahora demuestra que sabes gobernar.”
Y Mamdani no podrá hacerlo. Trump lo sabe. Lo anticipa. Reconoce el olor inconfundible de un proyecto condenado desde el inicio.
El desenlace: la caída inevitable de un experimento político
La negativa a financiar su plan de transporte gratuito es apenas el primer síntoma. Vendrán más. Las cuentas no cuadrarán. Los servicios no mejorarán. Las promesas empezarán a tropezar con la fría rigidez del presupuesto.
La ciudad no puede sobrevivir a base de consignas ni romanticismos políticos.
Mamdani deberá enfrentar la prueba más dura: convertir discurso en gestión.
Y es allí donde sus ideas, admirables para algunos desde la militancia, se revelarán impracticables en la administración de una de las ciudades más complejas del mundo.
La estrategia de Trump fue simple y brillante:
Dejar que sea la realidad, y no él, quien desnude las limitaciones del nuevo alcalde.
Y cuando la caída llegue —porque llegará— el país recordará quién fue el primero en preverla.
🖋️Jorge Luis León
Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002. En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente.