La hipocresía de los que dicen vivir con dignidad en Cuba

La hipocresia de los que dicen vivir con dignidad en CubaLa hipocresía de los que dicen vivir con dignidad en Cuba

La tragedia de un pensionado cubano: ¿es digno vivir con 2,300 pesos al mes?

En Cuba, un pensionado promedio recibe una pensión de 2,300 pesos cubanos al mes. Para quienes no están familiarizados con el contexto, esta cifra puede sonar aceptable en términos absolutos. Sin embargo, al convertirla al cambio actual, que fluctúa entre 310 y 330 pesos por dólar en el mercado informal, estos 2,300 pesos equivalen a menos de 7 dólares mensuales. Esto representa unos 76 pesos diarios, o apenas 23 centavos de dólar al día. ¿Puede alguien llamar a esto una vida digna?

Hablar de dignidad mientras se somete a los ancianos a esta situación es un ultraje a la verdad y a la vergüenza. Los pensionados cubanos, quienes dedicaron décadas de su vida al trabajo en un sistema que prometió justicia social, son ahora relegados al olvido. No solo enfrentan una pensión insuficiente, sino también un mercado desproporcionadamente inflado, donde los precios de los productos básicos son inalcanzables.

Hablar de dignidad sin contar con un trozo de papel higiénico, sin una pastilla de jabón, sin pasta dental, sin electricidad, sin gas ni agua... es una vergüenza y un crimen.

Un cartón de huevos cuesta 2,500 pesos, más que toda la pensión mensual. Un litro de aceite supera los 3,500 pesos. La carne de cerdo, un lujo para la mayoría, ronda los 800 pesos por libra. ¿Cómo puede alguien vivir así? La respuesta es simple: no se vive, se sobrevive.

La humillación perenne

La promesa de la Revolución cubana de crear una sociedad más justa ha quedado en palabras vacías. Los ancianos, que deberían disfrutar de una vejez tranquila, pasan sus días haciendo colas interminables, rebuscando ofertas inalcanzables o, en los casos más extremos, buscando alimentos en los tanques de basura. ¿Qué dignidad puede haber en eso? ¿Por qué insisten en esa cantaleta hipócrita, mezquina y cobarde?

Mientras tanto, los funcionarios del gobierno defienden un sistema que a todas luces ha fracasado. Hablan de "resistencia" y de "luchar contra el imperialismo", pero los que verdaderamente luchan son los ciudadanos de a pie, aquellos que deben decidir entre comprar un medicamento o una libra de arroz.

La tiranía indigna

El discurso oficial se aferra a conceptos como "soberanía" y "dignidad", pero ¿qué dignidad puede haber en obligar a un anciano a vivir con 23 centavos de dólar al día? Esto no es solo una tragedia económica; es una tragedia moral. Es la prueba de cómo un sistema puede despojar a sus ciudadanos no solo de sus derechos materiales, sino también de su humanidad.

El miedo es terrible, la represión es cruenta, y los mezquinos la aprueban. El mundo nos mira.

No basta con denunciar. Es urgente que los responsables de esta situación rindan cuentas y que la comunidad internacional tome nota de esta realidad. Cuba necesita un cambio profundo, uno que devuelva a sus ciudadanos, especialmente a sus ancianos, la posibilidad de vivir con dignidad.

En un país donde el gobierno se llena la boca hablando de "justicia social", es inmoral que un pensionado deba sobrevivir con migajas. Esto no es vivir; esto es sobrevivir bajo el peso de un sistema que hace mucho perdió el rumbo. Y mientras tanto, aún se atreven a hablar de dignidad. ¿Hasta cuándo?

La historia de los pensionados cubanos no es solo un número. Es un llamado a la conciencia, una invitación a cuestionar la moralidad de un sistema que ha fallado a quienes más lo necesitan. Porque no hay mayor indignidad que hablar de justicia mientras se abandona a los más vulnerables.

La Revolución, entiéndalo de una vez, ha fracasado, constituyendo el mayor fraude del siglo XX.

Jorge Luis LeonAutor: Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y ahora en Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002.  En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente. Ahora estoy jubilado.

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