Directo desde Chile: Proceso de deconstrucción e izquierdización

Chile Proceso de deconstruccion e izquierdizacion

Directo desde Chile: Proceso de deconstrucción e izquierdización de Chile. Desde los hechos de violencia acaecidos en Chile el 18 de Octubre de 2019, el proceso insurreccional en el país no se ha detenido.

Para la gente común y corriente todo comenzó en el alza del precio del pasaje del metro en $30 pesos, mucho menos que cuatro centavos de dólar. Esa fatídica semana, estudiantes secundarios comenzaron a saltar los torniquetes y la rebelión fue escalando a niveles desproporcionados cuando se atentó e incendió varias estaciones del tren subterráneo simultáneamente, junto con saqueos masivos a supermercados y comercios, en un acto a todas luces premeditado.

Finalmente, la gente salió a las calles en una protesta masiva por las “desigualdades del sistema”, en un discurso que fue internalizado por décadas a partir del adoctrinamiento marxista subliminal cultural y también concreto, que se vino realizando desde hace más de 40 años en el país. Si bien dato mata relato, y el Metro es el orgullo de la capital del país, la pobreza ha disminuido en altísimos porcentajes, el nivel de vida y alfabetización subió como nunca en nuestro país en los últimos años, convirtiendo a Chile en un país líder en América latina. La ciudadanía ya estaba tan adoctrinada y deconstruida, que enceguecida completamente sólo comenzó a repetir discurso, un discurso que se venía oyendo hacia un par de años solapadamente, cuya idea final era cambiar la constitución y lograr una “Asamblea Constituyente”, tal como ocurrió en Venezuela.

Posteriormente en un informe de inteligencia entregado al Presidente, se determinó que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), que sería una célula del G2 (Servicio de Inteligencia cubano), había logrado introducir en Chile "un batallón de 600 agentes clandestinos, expertos en guerrilla urbana", para llevar a cabo operaciones de insurrección en el país. Como comandante de este "batallón" se identificó a Pedro Carvajalino, jefe de la organización chavista gubernamental Zurda Konducta. Lo que no se informó es que Zurda Konducta es un programa de TV, y Carvajalino, un youtuber y tuitero fanático del gobierno de Nicolás Maduro.

El presidente Piñera, disminuido a un nivel impresionante, cedió a la coerción y terminó, en un intento desesperado por parar la violencia, proponiendo un plebiscito en el que se aprobaría cambiar o no la constitución existente, el que que ocurrió ayer 25 de octubre, donde la opción “Apruebo” obtuvo un contundente triunfo sobre la opción “Rechazo”. Lo mismo ha ocurrido con la Convención Constitucional, que se impone ampliamente a la Convención Mixta por porcentajes parecidos. La diferencia ha sido incluso mayor a lo que en general la gente más informada esperaba, que se situaba en el orden de 70% contra 30%. Ello nos dice que la ilusión que se ha apoderado de la mayoría de los chilenos, que piensan que una nueva Constitución puede mejorar su bienestar, está incluso más arraigada de lo que pensábamos.

Durante este año la violencia jamás cesó, sino que se incrementó. La Plaza Italia, histórico lugar de concentraciones masivas en la capital, ha sido una y mil veces destruida, y la estatua de un general patriota (el general Baquedano) que se encuentra en el lugar ha sido vandalizada en innumerables ocasiones. En esa misma zona quebraron pequeños negocios y comercios, se quemaron iglesias, y se sometió a los vecinos al terror con una guerrilla urbana claramente organizada y financiada. Mientras en el sur de Chile, la guerrilla rural se fortaleció y comenzó a atacar fundos y quemar camiones de empresas forestales en forma frecuente. La ciudadanía común enceguecida y aun repitiendo la consigna de que el cambio de constitución “no tiene color político”, no es capaz de ver más allá de sus narices en una especie de hipnosis masiva, ya que cada vez los grupos de izquierda “salieron del closet” y comenzaron a tomar posición y liderazgo de la situación. Curiosamente, esta misma situación comenzó a repetirse este año en Estados Unidos, quedando claro que Chile ha sido un laboratorio para algún siniestro plan a nivel mundial.

Hoy estamos en un país sin Estado de Derecho, en el que el poder ha sido entregado al Congreso, y la policía ha sido mermada en sus atribuciones al mínimo, donde la delincuencia se siente impune, ayudada por un Poder Judicial corrupto y vendido a la izquierda internacional, y donde los medios de comunicación han sido los principales cómplices con informaciones falsas, sin investigación y otras claramente manipuladas. Los ciudadanos que estamos conscientes del proceso vemos con temor cada día como nos convertiremos en la próxima Venezuela.

Este proceso ha sido un “trabajo de joyería” hecho por la izquierda, un trabajo de décadas, que se comenzó a visualizar en los ochentas y noventas en las Universidades, cuando se les empezó a pagar las carreras profesionales a militantes para hacer proselitismo y que bajó posteriormente en la década del dos mil hacia la educación secundaria (no olvidar que el proceso partió con secundarios protestando por el alza del pasaje). Hoy esos ex estudiantes adoctrinados se encuentran en puestos de poder; públicos, judiciales, e incluso en las Fuerzas Armadas, he ahí la explicación de los resultados actuales. En ese mismo contexto los símbolos de la deconstrucción han invadido nuestras calles de banderas chilenas ennegrecidas, banderas indígenas falsas y politizadas, pañuelos feministas pro aborto, banderas gay, símbolos del caos, calles rayadas, rituales extraños y falsos ídolos como el “perro matapacos” (mata policías) y donde la gente ha normalizado la violencia.

Es en ese escenario, que los verdaderos patriotas, quienes no hemos sido hipnotizados, correspondientes a apenas un 22 por ciento de chilenos, durante un año hemos tratado de hacer fuerza, frente a una derecha traidora que ha pactado con la izquierda, y nos hemos tratado de formar; juntar en movimientos, armando canales de YouTube, tuiteando e invadiendo la redes sociales, en definitiva dando la pelea cultural desde nuestras propias trincheras, como un David contra Goliat, como Quijotes luchando, pero después de los resultados de ayer tenemos pena y dolor, y muchos ya estamos pensando en emigrar por miedo a lo que se nos viene.

Hoy más que nunca, necesitamos unir fuerzas, con los patriotas de todo el mundo en esta lucha, que personalmente la catalogo como una “segunda guerra fría”, esta vez sin armas, donde el marxismo cultural ha sabido penetrar cada una de las células de nuestras sociedades deconstruyéndolas. Una “guerra fría”, donde el marxismo lamentablemente va ganando.

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