El coronavirus y su origen, una gran interrogante a investigar. El origen de la pandemia debe ser investigado con todo rigor para determinar si se trata de una transferencia animal-humanos o de una creación de laboratorio.
Un estudio realizado por el prestigioso instituto científico británico "The Lancet" indica que el primer caso de coronavirus fue descubierto en el mes de octubre, 2 meses antes de lo que funcionarios chinos alegan.
Hasta el presente se han elaborado numerosas teorías sobre el origen de la pandemia creada por el Wuhan-coronavirus, pero ninguna satisface la lógica de lo racional. Tampoco la información dada por China se ajusta a los resultados de las investigaciones científicas.
El argumento original de China fue que “muchos de los pacientes iniciales del coronavirus eran personas ligadas al mercado de mariscos de Huanan, en Wuhan”. Al respecto se “diseminaron” numerosas anécdotas sobre “una sopa de serpiente que se había comido un murciélago”, usando como referencia que hay chinos que preparan sopa de serpiente y que los murciélagos son portadores de coronavirus. La historieta viajó exitosamente alrededor del mundo.
Sin embargo, un estudio realizado por el prestigioso instituto científico británico “The Lancet” indica que el primer caso de coronavirus fue descubierto en el mes de octubre, 2 meses antes de lo que funcionarios chinos alegan y que el primer caso de contagio no tiene relación alguna con el mercado de mariscos de Huanan.
El Senador Tom Cotton, de Texas, fue la primera persona, en enero de este año, que alertó a los estadounidenses de que China mintió sobre el origen de la epidemia y sobre la demora en alertar del peligro.
Otro acontecimiento significativo ocurrió el 11 de febrero cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó una conferencia de prensa para cambiarle el nombre al Wuhan-coronavirus por “Covid-19”. La justificación que usó la OMS fue que “tener un nombre que lo identifique es importante para evitar el uso de otros nombres que pueden ser inexactos o estigmatizantes”. Debemos destacar la enorme influencia que China ejerce sobre la OMS. China es su segundo mayor proveedor de fondos y este, aparentemente ingenuo, cambio de nombre del virus, iba dirigido a quitarle a China la responsabilidad de la actual crisis global.
El resumen hasta ahora es que China trata de borrar el nombre de Wuhan de la historia del coronavirus.
A la conferencia de prensa de la organización Mundial de la Salud le siguieron una serie de eventos muy significativos que debemos tener en cuenta:
El 12 de marzo pasado, el periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de China, “El Diario del Pueblo” (People’s Daily), colocó en su página de internet un video donde el Director del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos, Robert Redfield, aparece diciendo que varios ciudadanos estadounidenses que anteriormente habían sido diagnosticados por “Influenza”, dieron positivo al coronavirus en exámenes post-mortem. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lijian Zhao, colocó en twitter el video y comenzó a acusar al Ejército de los Estados Unidos de “traer el coronavirus a Wuhan”. Zhao terminó diciendo en su mensaje: “Estados Unidos debe ser transparente y debe publicar sus datos. Estados Unidos nos debe una explicación”. Evidentemente, China estaba pasando de la defensiva a la ofensiva.
Al día siguiente, marzo 13, la agencia oficial de noticias de China, Xinhua, publicó un artículo donde dice que “China podría imponer controles a la exportación de productos farmacéuticos que ‘hundirían a Estados Unidos’ en un poderoso mar de coronavirus”. Muy rápidamente, la ofensiva china se ha tornado en amenazante.
Es evidente que la situación se ha ido tornado peligrosa y que China está planteando un desafío guerrerista que no puede ser ignorado porque se trata de un tipo de guerra silenciosa y peligrosa, la guerra bacteriológica.
El origen de la pandemia debe ser investigado con todo rigor para determinar si se trata de una transferencia animal-humanos o de una creación de laboratorio.
Para los no expertos, la Guerra Fría terminó, pero para los expertos, sigue vigente en una baja intensidad.
No se debe olvidar que el objetivo de la filosofía marxista-leninista, vigente en China, es la instauración del comunismo en todo el mundo y que después de la desaparición de la Unión Soviética, China ha quedado como la única nación con esa aspiración de dominio mundial. Recordemos que la Unión Soviética fracasó en sus intentos hegemónicos por la debilidad de su economía, pero China ha logrado incorporar al modelo comunista una economía capitalista exitosa y China tiene, actualmente, los recursos económicos que la Unión Soviética nunca pudo conseguir. El líder chino actual, un Maoísta (marxista-leninista) de pura cepa, lo sabe muy bien.
Si a estos objetivos hegemónicos le añadimos su casi monopolio mundial en las manufacturas y los medicamentos, sus intentos constantes por imponer el uso mundial de su moneda, el robo y copia de tecnologías de punta del mundo occidental, la imposición de condiciones onerosas en el comercio y otras prácticas que Estados Unidos ha tenido que confrontar, no deben quedar dudas de que China está envuelta en una ofensiva global que con la actual pandemia puede estar tomando un giro peligrosísimo.
Tampoco pueden ignorarse las millonarias inversiones que China ha estado haciendo en puertos y territorios de toda América Latina. China controla el Canal de Panamá y acaba de establecer una base de inteligencia en el sur de Argentina, a pocos kilómetros del Estrecho de Magallanes. Muy sutilmente, China ya controla los dos accesos por mar entre los océanos Pacífico y Atlántico.
La presencia naval de China en el sur de Asia es otra seria preocupación, no sólo para Japón y Corea del Sur, sino para los Estados Unidos. China creó una isla artificial para justificar su presencia naval muy al sur de su territorio.
La dirigencia política china tiene razones para sentir un fuerte antagonismo contra la actual administración norteamericana que le impuso altos aranceles a sus productos y que le respondió con firmeza a sus contra aranceles y a la devaluación de su moneda. Eventualmente, China tuvo que negociar bajo condiciones que le molestaban seriamente.
Además de todos estos factores objetivos, hay que tener en cuenta la historia y sus enseñanzas para evitar las repeticiones fatales. Sin ir muy atrás, a finales de la década de 1930, los socialistas alemanes, alineados en el Partido Nacional Socialista y liderados por Adolfo Hitler, asumieron la aspiración de una hegemonía mundial. Comenzaron amenazando a sus vecinos, luego iniciaron confrontaciones militares y ocupaciones que los llevaron a casi toda Europa y a punto estuvieron de apoderarse de Inglaterra y de Rusia. Pocos años después, la Unión Soviética se involucró en otra aspiración hegemónica y llegó a agrupar, directa o indirectamente, bajo su liderazgo a casi la tercera parte del mundo.
¿Por qué razón adicional hace falta con toda urgencia una investigación seria sobre el origen del coronavirus? La respuesta está planteada a continuación:
En Wuhan, precisamente, hay un instituto militar especializado en virus, el Wuhan Virology Institute. El pasado 24 de enero, un israelí experto en guerra biológica le declaró al periódico Washington Times que el coronavirus que se está expandiendo por todo el mundo podría haberse originado en ese laboratorio de Wuhan.
Esta semana, Radio Asia Libre sacó al aire una pieza televisiva que la estación de televisión de Wuhan presentó, en el año 2015, sobre el laboratorio más avanzado en la investigación de virus: el Wuhan Institute of Virology. La pieza concluía que ese laboratorio era el único capaz de trabajar con virus mortales.
En la última pandemia global, el SARS (Síndrome Respiratorio Severo) ocurrida en el 2003, el think tank (grupo de expertos) de la “James Foundation” publicó un análisis sugiriendo que “habían razones de fuerza para, al menos averiguar, si había algún vínculo entre la epidemia del SARS y los esfuerzos de guerra biológica de China”. El SARS provocó la muerte de 775 personas en 12 países.
El Wuhan Institute of Virology es el lugar de destino de varios viajes realizados por una científica china que actualmente está bajo investigación del gobierno de Canadá. La científica Xiangguo Qiu, que trabaja en el Laboratorio Nacional de Microbiología de Winnipeg en Canadá, ha hecho al menos cinco viajes a China entre el 2017 y el 2018, incluyendo un viaje para entrenar científicos y técnicos al Institute of Virology de Wuhan que está certificado como de Nivel 4 por su capacidad para realizar investigaciones con los patógenos más mortales. La científica china fue arrestada el pasado mes de julio, 2019, bajo lo que la Agencia de Salud Pública de Canadá calificó como “investigación por posible violación de regulaciones”. Xiangguo Qiu fue invitada y viajó a ese centro de Wuhan dos veces al año por dos años consecutivos. En cada visita permaneció en el laboratorio de Wuhan dos semanas. Sus compañeros de trabajo en Canadá están preocupados por la información que Xiangguo puede haber pasado a los investigadores chinos.
Por Luis Zúñiga Rey
Escritor cubano, diplomático y ex preso político por 19 años