La iglesia clandestina en China está siendo prácticamente destruida: El Partido Comuninsta Chino quiere acabar con la Iglesia Católica porque la hace responsable de la caída del Partido Comunista en la antigua URSS.
El editor de Asia News, Bernardo Cervellera, ha conversado con el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia de España sobre la situación que están sufriendo los fieles de la iglesia católica clandestina bajo la bota comunista en China.
Cervellera, sacerdote italiano y periodista, misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, es una de las personas que mejor conoce la realidad de los cristianos en Asia. Critica el acuerdo entre China y el Vaticano porque, subraya, «ha destruido las posibilidades de la Iglesia clandestina, porque reunirse en las casas se ha convertido en algo muy difícil», aunque admite que las normas más estrictas ya se estaban aplicando desde antes y que «de alguna forma fue empujado, chantajeado, a firmar el acuerdo sobre el nombramiento de nuevos obispos».
¿Cuál cree que es el futuro de la Iglesia clandestina en China con el acuerdo entre el gobierno y el Vaticano?
La Iglesia clandestina piensa que su futuro no está dentro de este pacto. El acuerdo entre China y el Vaticano ha destruido las posibilidades de la Iglesia clandestina, porque reunirse en las casas se ha convertido en algo muy difícil, desempeñar el ministerio del sacerdocio también es algo complicado, incluso quedar con personas en las casas. Y el control de todos los aspectos de la vida de los creyentes es muy fuerte.
«El gobierno empuja a la gente a convertirse en espías en casos de actividad religiosa»
En este sentido, creo que el problema no es el acuerdo estrictamente hablando, la nueva regulación emitida siete meses antes del acuerdo. El acuerdo no toca todos los aspectos de la libertad religiosa de la Iglesia en China, trata únicamente sobre los nuevos nombramientos de obispos, así que no enfrenta los problemas de la Iglesia y los obispos clandestinos, trabajar por los católicos, la paz, la justicia y la libertad en la sociedad.
Así que prácticamente están las nuevas reglas para el nombramiento de obispos, pero el resto de la situación queda en manos del Ministerios de Asuntos Religiosos, que no quiere para nada que la Iglesia sea libre e independiente de su mandato.
¿El gobierno está incitando a los ciudadanos para que denuncien a los miembros de la Iglesia clandestina?
Ahora hay muchas iglesias no oficiales que se vuelven oficiales, firman su apoyo por una iglesia independiente, lo que significa una iglesia bajo el Estado Chino, y pasan a pertenecerle. A veces, sí, podemos decir que hay sacerdotes que han empujado a la policía contra algún otro, pero simplemente por sus propias ambiciones; no es una especie de tendencia, son algunos pocos.
Las nuevas regulaciones invitan a la gente a denunciar en general la presencia de reuniones de índole religiosa en las casas, así que en este sentido el gobierno empuja a la gente a convertirse en espías en casos de actividad religiosa y hay una lista de beneficios que esta gente puede recibir.
Pero esto era normal en la época de Mao Tse Tung, todos eran espías contra todos; es algo que aplica no solamente a los cristianos sino para cualquier cosa. Ahora, con el coronavirus todos deben denunciar a las personas en su zona si se que cree que un vecino está enfermo y no lo ha reportado o no ha ido al médico, de forma que la policía puede venir y llevárselos.
¿Por qué piensa que el Vaticano ha firmado este acuerdo con el gobierno comunista chino?
Primero, el Vaticano está intentando tener una relación con China, porque la Iglesia no ha tenido una relación con el gobierno chino en mucho tiempo, así que están intentando abrir un camino.
Segundo, el Papa quisiera ir a China, pero para ello necesitas forjar una relación diplomática.
Tercero, hubo una amenaza: Al inicio de 2018 el Ministerio de Asuntos Religiosos dijo en un informe que ese año sería el año en el que nombrarían decenas de obispos de manera independiente a la Iglesia, sin el mandato del Papa, lo que significa que los obispos serían ilícitos desde el punto de vista de la Iglesia. Como decían que serían ordenados decenas y porque hacían falta 45 obispos en China, creo que el Vaticano estaba preocupado con la posibilidad de desbordarse con el problema de 45 obispos sin un permiso adecuado, así que de alguna forma fue empujado, chantajeado, a firmar el acuerdo sobre el nombramiento de nuevos obispos.
El único problema es que desde que se firmó este acuerdo, no ha sido nombrado ningún nuevo obispo. Al principio el Vaticano pensó en comenzar con el nombramiento de obispos y después enfrentarse al resto de problemas, como el reconocimiento de los obispos clandestinos, el funcionamiento de la Asociación Patriótica, la educación de los niños, la vida de la Iglesia en la sociedad, entre otras. Había pasos, pero tras el acuerdo nada se ha hecho, así que no hay avances, los nombramientos se han parado y la Iglesia clandestina está siendo prácticamente destruida.
¿Sabe algo de la situación de los sacerdotes y obispos encarcelados?
Tenemos un obispo, si es que sigue vivo, ya que fue apresado en 1996, y la policía siempre dice que no sabe nada sobre esta situación. Pensamos que el gobierno sabe perfectamente dónde está, James Su Zhimin, y el otro es el obispo de Shangai, Thaddeus Ma Daqin, que está en arresto domiciliario desde su nombramiento, porque no quiso unirse a la Asociación Patriótica, desde 2012.
Los sacerdotes más que ser arrestados, son sustraídos de sus iglesias y llevados a la fuerza a sus aldeas, para que no puedan desarrollar sus tareas sacerdotales. También hay muchos otros obispos que son controlados las 24 horas por la Policía.
Y los que firman para ser una iglesia independiente, formando parte de la Asociación Patriótica, lo hacen quedando dependiente del Partido Comunista Chino, así que al final no son independientes.
¿Cree que es posible una normalización real de la Iglesia o que mientras el Partido Comunista Chino (PCC) esté en el gobierno esto no se podrá alcanzar?
Por un lado, vemos que la sociedad China se ha vuelto muy materialista ideológicamente, desde el punto de vista consumista. Muchas personas buscan la fe ya que se han cansado de este materialismo, por lo que hay un aumento de creyentes en distintas religiones. Esto significa que China necesita una dimensión espiritual.
Pero también su desarrollo es muy material y cuantitativo, por lo que no tiene esa dimensión espiritual. Así que la libertad religiosa y la libertad para que los cristianos puedan trabajar en la sociedad serían positivas y fructíferas, a su vez, para el desarrollo industrial y material, que ahora es algo únicamente pensado por cantidad, no por calidad, y respetando la dignidad humana.
El segundo punto es que la misión de la Iglesia no cambia por firmar o no un acuerdo, porque la Iglesia trabaja para sus misiones en cualquier situación.
Mi impresión es que el PCC no quiere que su poder termine en China, así que se defienden a cualquier coste. Y una de las cosas que quiere es acabar con la Iglesia Católica ya que, según el PCC, ésta es responsable de la caída del Partido Comunista en la antigua URSS. Ya han pasado 5 años desde que Xi Jinping, el presidente de China, dijo que no deben ser como el Partido Comunista Soviético para no terminar como ellos.
Así que sería muy difícil normalizar la situación.
Artículo de María García publicado en www.actuall.com
María García es presidenta del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC) y periodista
* En la realización de esta entrevista también ha intervenido Rocío C. Valladares.