Los veredictos de los “tribunales de canguro” del castrocomunismo.
Las personas amantes de la libertad y sus líderes democráticos no pueden decir que no lo sabían.
Los regímenes totalitarios no son cosa del pasado. A pesar de la revisión y readaptación práctica de su modelo de funcionamiento tradicional tras el colapso de la Unión Soviética, su control monopólico de los medios de comunicación, la economía y sus relaciones de producción, el ejército, los tribunales, todas las instituciones sociales y la adhesión a una ideología predominante, todo ello dirigido por un único partido político, ha permanecido intacto.
La apariencia de normalidad es una búsqueda constante. De ahí que el ejercicio de una legalidad para validar el gobierno despótico sea la norma. Los veredictos de los tribunales de canguro del castrocomunismo son un ejemplo de ello.
La Alemania nazi los llamaba “Tribunal del Pueblo”. Los bolcheviques, surgidos de un decreto de 1917 décadas antes, etiquetaron esta farsa simulada como “Tribunales Revolucionarios”. El hilo común entre estas variantes del legalismo socialista es la sumisión de los tribunales al enclave de poder de la élite del partido gobernante. A lo largo de la historia del socialismo, ya sea fascista o comunista, el sistema judicial sirve para promover la supervivencia del régimen. Esto significa ejercer el terror por medio de sus leyes.
Cuba está sometida a una intensa sesión de “justicia revolucionaria” tras el Levantamiento Cubano del 11 de Julio (11J), ese descomunal despliegue de manifestaciones masivas y espontáneas en más de 60 localidades, en toda la isla, en las que participaron cientos de miles de ciudadanos. La esperada represión ha sido brutal y se ha producido rápidamente. Se están dictando largas condenas de prisión. El objetivo del régimen castrista, por medio del terror duro, es la domesticación social en general y el aplastamiento de la oposición y de la oposición potencial, en términos específicos.
Lo increíble es que el líder del movimiento que lleva el nombre de Pedro Luis Boitel, un épico preso político que desafió a los opresores comunistas desde el interior de las cárceles cubanas y murió a causa de una huelga de hambre de 53 días en 1972, fue detenido el día siguiente al 11J. Navarro Rodríguez había ido a la comisaría local de Perico, Matanzas para preguntar por el paradero de miembros de su partido que habían desaparecido. Saylí Navarro, que acompañaba a su padre el 12 de julio, enfrenta una condena de 11 años de cárcel.
Desgraciadamente, los tribunales canguro del comunismo cubano seguirán dictando arbitrariamente sentencias crueles a todos los que se levanten contra la tiranía. La familia Navarro es un caso típico de la horrible injusticia que se lleva a cabo a 90 millas de las costas americanas. Las personas amantes de la libertad y sus líderes democráticos no pueden decir que no lo sabían. Estas farsas judiciales están ahí para que el mundo los vea. Este es el comportamiento habitual del régimen castro comunista ¿Cuándo terminará la apatía internacional?
© Patria de Martí. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en © El American.
🖋️Autor Julio M. Shiling
🖋️Autor Julio M. Shiling
Julio M. Shiling es politólogo, escritor, conferenciante, comentarista y director de los foros políticos y las publicaciones digitales, Patria de Martí y The CubanAmerican Voice y columnista. Tiene una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami, Florida. Es miembro de The American Political Science Association (“La Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas”), el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y la Academia de Historia de Cuba en el Exilio. Sigue a Julio en:
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