Maestros del terror: Movimiento 26 de Julio

Maestros del terror Movimiento 26 de julioMaestros del terror: Movimiento 26 de Julio

Los hechos demuestran que en 1953 no era necesaria ninguna acción armada para restaurar la democracia en Cuba. Existía un sistema pluripartidista, había elecciones y mecanismos legítimos para hacer política. Sin embargo, los objetivos de Fidel Castro no eran la restauración democrática, sino arrancarla de raíz para instaurar una dictadura de partido único y, más aún, una dictadura personalista donde él se presentara como un mesías redentor.

Desde el inicio, Castro mintió sin escrúpulos. Su programa político fue el golpe maestro de una mente enferma que, llena de falacias y manipulaciones, engañó a un pueblo abrumado por la demagogia. Basta con leer La Historia me Absolverá para comprobar cómo burló a una nación crédula. Ese documento no es más que una farsa de principio a fin, una pieza de propaganda diseñada para ocultar sus verdaderas intenciones: el poder absoluto.

Su compromiso con el terror se manifestó desde los primeros días.  

Sus métodos de lucha dejaron claro hasta dónde estaba dispuesto a llegar. El asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 no fue un acto heroico, sino una combinación de imprudencia y fanatismo. Arrastró a 135 jóvenes a un encuentro con la muerte, mientras él, paradójicamente, llegó tarde a la cita y se salvó del destino que sufrieron muchos de sus seguidores. Luego vinieron la cárcel, el exilio en México y el desembarco del Granma, que marcó el inicio de una supuesta guerra de liberación. Pero, ¿realmente hubo una guerra?

La versión oficial construye una epopeya heroica, pero la realidad muestra un teatro bien orquestado. No hubo tantas bajas como se afirma, sino una combinación de propaganda, oportunismo y complicidades de sectores que facilitaron su llegada al poder. Desde la clandestinidad, Castro promovió una guerra psicológica con atentados, sabotajes y asesinatos selectivos que sembraron el terror en la población. El 8 de noviembre de 1957, con la detonación de cien bombas en una sola noche, quedó claro que el Movimiento 26 de Julio no era un ejército de liberación, sino una maquinaria de terror.

Financiación del terror y la expansión del modelo cubano

Su estrategia era clara: desestabilizar, aterrorizar y tomar el poder por la fuerza. Su consigna de las tres C —"cero cine, cero compra, cero  cabaret"— buscaba estrangular la vida económica y social del país para sumirlo en el caos. Al triunfar en 1959, se alió con todo lo que significaba ausencia de ética y libertad. La justicia fue reemplazada por la represión, la miseria y el crimen.

Castro convirtió a Cuba en un refugio para criminales. Acogió a terroristas de ETA, del ELN de Colombia y de cuanta organización subversiva se cobijara bajo el pretexto de la lucha contra el imperialismo. Pero no solo les ofreció refugio; también entrenó y financió a muchos de ellos. Desde los campos de entrenamiento en la región de Pinar del Río y la Sierra del Escambray, se adoctrinó y capacitó a combatientes de grupos armados de América Latina, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile. La Habana se convirtió en la Meca del terrorismo de izquierda. Las pruebas son contundentes ,

Cómplice de los peores regímenes y redes terroristas internacionales

Aún hoy, la dictadura cubana mantiene lazos con organizaciones terroristas y regímenes totalitarios en todo el mundo. La conexión con grupos como Hamas, así como su complicidad con las dictaduras de Venezuela y Nicaragua, evidencian que el castrismo sigue exportando desestabilización y violencia. El propio Departamento de Estado de EE.UU. incluyó a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, señalando sus vínculos con redes criminales y paramilitares.

Pero, ¿qué quedó de todo esto? Un rotundo fracaso. El propio Fidel Castro, ya en el ocaso de su vida, se lo confesó al periodista Jeffrey Goldberg: “El modelo cubano ni siquiera funciona para nosotros”.

Guerra y muerte bajo la bandera de la revolución

Cuba no ha dejado de inmiscuirse en conflictos ajenos. En África, más de trece mil cubanos murieron en guerras que no les pertenecían, víctimas del delirio mesiánico de un hombre que vendió la sangre de su pueblo a cambio de oro y diamantes. La intervención cubana en Angola, Etiopía y otras naciones africanas fue financiada por la Unión Soviética, que veía en Castro a un peón útil en su ajedrez geopolítico. Cuba entrenó a guerrillas marxistas en Mozambique y Zimbabue, influyendo en la desestabilización del continente.

Hoy, el fraude ha quedado expuesto ante el mundo. La revolución cubana no fue un ideal glorioso. Fue el mayor engaño de la historia de la humanidad, un proyecto basado en el terror y la manipulación, cuyos efectos todavía se sienten en América Latina y otras partes del mundo.

Jorge Luis LeonAutor: Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y ahora en Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002.  En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente. Ahora estoy jubilado.

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