Cuba: El discurso gastado y vacío de un régimen sin escrúpulos

Cuba: el discurso gastado y vacio de un regimen sin escrupulosCuba: El discurso gastado y vacío de un régimen sin escrúpulos

Han transcurrido más de seis décadas desde que el castrismo tomó el poder en Cuba, y a lo largo de estos años el régimen ha refinado un discurso que, aunque en sus inicios pudo engañar a muchos, hoy no es más que una letanía repetitiva y desgastada. Los mismos eslóganes, las mismas promesas incumplidas y las mismas excusas se repiten con la monotonía de una maquinaria ideológica oxidada.

Un guion predecible

Desde 1959, el régimen cubano ha construido su narrativa sobre la base de enemigos externos y traidores internos. El "bloqueo" de Estados Unidos ha sido el chivo expiatorio predilecto, aunque la realidad demuestra que la ineficiencia del modelo comunista es el verdadero culpable de la ruina económica. La propaganda oficial sigue atribuyendo todas las carencias a factores externos, cuando el pueblo sabe bien que la miseria es endémica de un sistema que asfixia la producción, desalienta el emprendimiento y prioriza el control absoluto sobre la prosperidad.

El llamado "bloqueo" es una falacia utilizada por el régimen cubano para justificar su fracaso económico, cuando en realidad Cuba comercia libremente con más de 70 países. En 2022, el comercio exterior de la isla superó los 11,000 millones de dólares, con China, España, Rusia y Canadá entre sus principales socios. Además, ha recibido préstamos millonarios de organismos y países aliados, como los 2,300 millones de dólares de Rusia, los 4,600 millones de China y más de 40,000 millones de Venezuela a lo largo de los años, fondos que han sido malversados en proyectos fallidos y en el sostenimiento de la cúpula gobernante, mientras el pueblo sufre hambre y miseria. Dinero y créditos no han faltado; basta recordar que con unos 13,000 millones de dólares Europa logró reconstruirse después de la Segunda Guerra Mundial. A Cuba, en estos sesenta y seis años, han ingresado en forma de créditos y préstamos más de 70,000 millones de dólares. La pregunta es: ¿qué se hizo de esa gigantesca fortuna? Máxime cuando es bien conocida su manía enfermiza de no pagar sus compromisos y deudas.

El infierno comunista que los revolucionarios no quieren ver...   

En las calles de un país desangrado, los jóvenes deambulan sin futuro, atrapados entre la droga y la desesperanza, mientras los niños van a la escuela con el estómago vacío, aprendiendo más de miseria que de libros. La mente de todos está en escapar, en encontrar una salida de este infierno donde los ancianos, que lo dieron todo, hoy rebuscan comida en los latones de basura como si fueran animales. Incluso aquellos que reciben dólares del exterior agonizan en hospitales convertidos en cementerios, donde la muerte llega antes que la atención. ¿Cómo es posible no ver este crimen? ¿Cómo pueden algunos ser cómplices de tanta infamia? Es inhumano, es una canallada, es la prueba más atroz de un sistema que solo deja destrucción y desesperanza.

El discurso de la resistencia y la heroicidad vacía

El castrismo ha vendido la imagen de Cuba como un bastión de resistencia ante el imperialismo. Sin embargo, ¿qué significa resistir cuando el pueblo sobrevive con salarios de miseria, cuando los ancianos mendigan y los jóvenes solo piensan en escapar? La retórica de la resistencia es el disfraz de un fracaso absoluto. No hay heroísmo en el hambre, no hay dignidad en la opresión y no hay soberanía en un país que depende de las limosnas de aliados externos como Rusia y China.

La doble moral y la corrupción del poder

Mientras el discurso oficial proclama la igualdad y la justicia social, la cúpula gobernante disfruta de privilegios inalcanzables para el pueblo. Los jerarcas del Partido Comunista viven en mansiones, viajan al extranjero y acceden a bienes y servicios vedados para el cubano común. Es una oligarquía roja que predica sacrificio mientras goza de lujos a espaldas de quienes sufren.

La estatura moral de quienes apoyan esta dictadura es inexistente o, en el mejor de los casos, lamentable. Son cómplices de un régimen que ha sumido a su pueblo en la miseria, la represión y la desesperanza, defendiendo lo indefendible por conveniencia, cobardía o fanatismo. No hay justificación ética para respaldar un sistema que ha destruido la libertad, ha convertido a la mentira en política de Estado y ha reducido la dignidad humana a cenizas. Quienes lo sostienen, lejos de tener principios, solo exhiben servilismo y oportunismo

Las promesas recicladas

El régimen ha sabido reinventar su propaganda cada vez que la crisis se agrava. En los años 60 prometieron el comunismo pleno. En los 70, el desarrollo. En los 90, la resistencia tras la caída de la URSS. Hoy, prometen "transformaciones económicas" y "perfeccionamiento del socialismo", cuando en realidad solo buscan prolongar su dominio a costa del sufrimiento de la nación.

El hartazgo de un pueblo sin esperanzas

El discurso oficial ya no engaña a nadie. La emigración masiva, el descontento en las calles y el desmoronamiento de la fe en el sistema demuestran que el régimen ha perdido su batalla ideológica. Los cubanos no creen en las consignas ni en los discursos grandilocuentes, porque saben que detrás de cada palabra del gobierno hay una mentira, una manipulación o una justificación para seguir oprimiéndolos.

Así las cosas, Cuba es hoy el resultado de más de sesenta años de un modelo fracasado sostenido únicamente por la represión y la mentira. El discurso del régimen está agotado, su retórica carece de credibilidad y su poder se tambalea sobre una base de hartazgo y desesperanza. La pregunta no es si caerá, sino cuándo y con qué costo. La historia ha demostrado que ningún sistema basado en el engaño y la opresión puede sostenerse indefinidamente.

Jorge Luis LeonAutor: Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y ahora en Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002.  En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente. Ahora estoy jubilado.

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