Lo que ha de saber Norah Jones antes de ir a Cuba
La afamada cantante, compositora, instrumentista y actriz Norah Jones, ha iniciado una operación comercial destinada a realizar un Tour a Cuba, bajo la denominación de intercambio cultural. Conociendo que el Estado cubano se ocupará de guiarle minuciosamente sus pasos en el país, y considerando el proclamado objetivo de su viaje, le sugerimos que antes de tomar el avión le eche una ojeada a una publicación cercana a su entorno profesional, la revista RollingStone.
La versión digital de este medio, número de enero del presente, encabezó su portal con el siguiente titular: “Two Years After ‘Patria Y Vida’, Cuban Rapper Maykel Osorbo Remains in Jail”. La hija mayor del virtuoso de la cítara Ravi Shankar ha ganado nueve Grammys, sería bueno que intercambiara con el también ganador de dos premios de la Academia norteamericana de la música, quien está cumpliendo una larga condena.
Maikel es la versión criolla del inglés Michael y Osorbo es una palabra de la lengua Yoruba cuya interpretación significa mala suerte, oscuridad, maldición, entorno negativo. La etnia Yoruba fue parte de los cientos de miles de africanos que nutrieron las plantaciones esclavistas tanto en Cuba como en los Estados Unidos cuyo legado está en el alma de las dos culturas que han de encontrarse, según lo oficialmente previsto por el proyecto de esta bella neoyorquina con ancestros paternos hindúes.
No vamos a contarle a Norah la historia de Patria y Vida, premio “Canción del Año”, Grammys latinos 2022. Solo una observación: de los seis cubanos intérpretes del título premiado, solo Maikel faltó a la cita, encarcelado desde el 11 de julio de 2021, al participar junto a miles de compatriotas, en las manifestaciones pacíficas de ese día en la Isla, cuyo saldo actual son 1052 presos de conciencia, según información actualizada caso por caso, 11 de octubre pasado.
El rapero, ganador además del apartado “Mejor Canción Urbana” 2022, era desde mucho antes de obtener los premios un símbolo de la rebeldía frente a la dictadura más larga del hemisferio occidental, al hacerse viral en las redes su imagen, rompiendo las esposas con que la policía ejecutaba una de las muchas detenciones que sufrió por reclamar su derecho a la libre expresión en las calles de La Habana.
Sabemos que estamos hablando de cosas desagradables, pero no podemos evitarlo, porque el “osorbo” se extiende por toda la Isla desde hace 62 años. Es la cara oculta que de seguro no le enseñarán a Norah Jones, que se hospedará, junto a los demás turistas norteamericanos, en el lujoso Aston de La Habana. El paquete de viaje cuesta entre 3 mil 500 y 8 mil 500 dólares.
Dado que, al proyectar la ejecución del Tour disfrazado de intercambio cultural, los comerciantes promotores han constatado que todo estará bajo minucioso control del Estado cubano, nos resta aclararle a Norah y sus seguidores un detalle que no faltará en el largo parloteo que siempre acompaña a los funcionarios gubernamentales.
Se trata del llamado Bloqueo norteamericano a Cuba, porque será muy difícil para los encargados de guiar a tan ilustres turistas, ocultar la oscuridad que hoy reina en el mayor archipiélago caribeño. Oscuridad en el sentido literal de la palabra, consecuencia de los permanentes apagones en zonas residenciales, contrastando con la iluminación de los sitios que recibirán a Norah y sus amigos, y oscuridad al apreciar una ciudad en ruinas, donde abundan largas filas de personas desesperadas para comprar alimentos racionados.
Como es habitual en las declaraciones públicas de los dirigentes comunistas, “el bloqueo” será la causa de tal situación.
Nada más falso y manipulador. Los visitantes pueden consultar las páginas del Departamento del Tesoro y del Departamento de Comercio de su país, que son libres, nada bloqueadas, como suele ser el acceso a la internet en Cuba.
Podrán saber que las empresas cubanas, todas estatales porque privadas no son permitidas, compran en los Estados Unidos millones de dólares en alimentos cada año. Si desean conocer más, los medios de difusión fuera de control gubernamental, radicados por supuesto, fuera de la Isla, les informarán que dos millones de cubanos, diáspora radicada mayoritariamente en los Estados Unidos, envían diariamente, al instante, remesas valoradas en varios miles de millones de dólares cada año a sus familias, pagando inclusive servicios directos como facturas de comida o la internet.
Por último, siendo la ilustre visitante una afamada neoyorquina, no estaría nada errado preguntar por los prófugos de la justicia estadounidense, buscados por el FBI, refugiados en La Habana, algunos incluso ya fallecidos y sepultados allí.
Volviendo a Maikel y sus ancestros africanos, Norah debe saber que el osorbo no es una condición eterna e inmutable, existe en confrontación con su oponente, el Iré, cuyo significado es lo claro, la buena suerte, lo positivo.
Iré para usted Norah Jones. De su padre Bengalí viene la evocación de un coterráneo, hombre universal, también músico como ustedes tres –no olvido a la virtuosa Anoushka Shankar–, me refiero a Rabindranath Tagore.
Permítame usted citar la bella traducción al español de Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, él y Tagore, ambos Nobel de literatura. Lo mismo que el gran bengalí deseaba para su pueblo, que usted disfruta por nacimiento y residencia, lo deseo para mis compatriotas en el país que se propone visitar:
“Permite, Padre, que mi patria se despierte en ese cielo donde nada teme el alma, y se lleva erguida la cabeza; donde el saber es libre; donde no está roto el mundo en pedazos por las paredes caseras; donde la palabra surte de las honduras de la verdad; donde el luchar infatigable tiende sus brazos a la perfección; y los justos no son perseguidos; donde la clara fuente de la razón no se ha perdido en el triste arenal desierto de la yerta costumbre; donde el entendimiento va contigo a acciones e ideales ascendentes… ¡Permite, Padre mío, que mi patria se despierte en ese cielo de libertad!”.
Autor Vicente Morín Aguado. Periodista independiente cubano, profesor de historia y filosofia, colaborador de los medios digitales Havana Times, Diario de Cuba, Cubanet, Palabra Nueva y otros medios. Actualmente vive en los Estados Unidos.