Propaganda política castrista y coronavirus. Entre propagandas y consignas políticas, el régimen de #SomosCuba intenta exportar no solo su fármaco curalotodo, sino además sus esclavos de bata blanca.
Santa Cruz de Tenerife. España.- Resulta muy lamentable que los gobiernos, líderes políticos, comunicadores y difusores de noticias y reportes a escalas nacionales y mundiales utilicen las circunstancias contextuales de una pandemia para hacer propaganda política, lamentablemente, carente de sentido dada su nula sustentación desde todo punto de vista, sobre todo, desde la perspectiva científica, si de pandemia por coronavirus se trata.
Me refiero concretamente a la difusión de varias noticias relacionadas con el tema del coronavirus, y específicamente a que Cuba, la pequeña nación caribeña inmersa en la peor crisis económica y sociopolítica de su triste historia, posee la clave para la curación de los enfermos con neumonía de Wuhan o COVID-19, como se le ha denominado a la enfermedad respiratoria aguda causada por el coronavirus.
Se trata del interferón alfa 2B, fármaco que se produce en Cuba sin ser precisamente una invención cubana, y sin ser, además, algo novedoso como muchas veces se expone y se mal interpreta; algo que ya he tratado en otros escritos dedicados al asunto. Reitero lo que ya una vez expliqué. El interferón alfa 2B recombinante es solo una posibilidad más que puede ayudar a personas infectadas por diversos tipos de virus y algunos tipos de cáncer, por cuanto, según la Información Española de la Droga, tiene propiedades antivíricas, antiproliferativas e inmunomoduladoras; aunque inespecíficas, esto es, NO CONSTITUYE UN FÁRMACO DE ELECCIÓN FRENTE AL CORONAVIRUS, aunque si puede ser empleado frente a la presencia de enfermedades causadas por múltiples virus, dentro de los cuales se encuentran los coronavirus.
Resulta importante entonces que dejemos bien precisado lo siguiente:
1.El interferón alfa 2B recombinante es un fármaco más dentro de los tantos antivirales que pueden ser usados en el tratamiento de cualquier infección vírica, sin que existan estudios concretos actualmente que avalen científicamente su utilidad específica frente al agente causal de la pandemia del momento.
2.El régimen cubano no posee la clave para la cura de la neumonía de Wuhan, ni los supuestos 3.500 casos (inicialmente se dijo 1.500)– según refieren las fuentes del oficialismo castrista– a los que se les administró el interferón cubano curaron por el efecto de dicho fármaco, sino que remitieron su sintomatología como resultado del curso natural de la enfermedad, como suele ocurrir en muchas de las enfermedades causadas por virus, de la misma manera que lo han hecho los miles de casos reportados como curados en varias naciones del mundo, a los que no se les aplicó el fármaco cubano que pretenden exportar al mundo. Recordemos que desde la perspectiva científica han de realizarse estudios de casos y control seriados para poder afirmar de modo categórico semejante hipótesis, algo que, hasta donde conozco, no se ha realizado.
3.La efectividad real de los antivirales e inmunomoduladores es discutida dentro de la comunidad científica médica de cualquier parte del mundo, y el famoso interferón “cubano” (ya sabemos que no es cubano, sino que se produce en Cuba y otras partes del mundo) no es la excepción dentro de las investigaciones y protocolos establecidos que incluyen antivirales solo como un elemento más; pero sabiendo que no es la cura definitiva como se está afirmando por parte de la prensa oficialista castrista, y de acuerdo a lo informado por los considerados “autoridades” de la ciencia en la isla.
Con estos puntos bien precisados retomemos el asunto de la divulgación de noticias con fines propagandísticos y políticos. Lamentablemente, no solo el diario oficialista cubano Granma, o la infame televisora venezolana Telesur afirman semejantes barbaridades, sino que recientemente El Universo, un medio ecuatoriano serio que hasta el momento no se ha visto envuelto en defensas a la izquierda latinoamericana, ha publicado un escrito con el titular siguiente: “Cuba produce antiviral que se usa en China para tratar a pacientes con coronavirus”.
Quien lea este artículo se puede quedar con la idea de que el asunto del coronavirus ya está resuelto, y sobre todas las cosas, que se trata de un mérito del régimen comunista de Cuba, cuando NO ES CIERTO QUE EL INTERFERÓN PRODUCIDO EN CUBA SEA UTILIZADO DE MANERA PROTOCOLIZADA EN CHINA PARA EL TRATAMIENTO DE LOS PACIENTES CON CORONAVIRUS.
Un interesante y muy serio escrito, con fecha de 3 de marzo, hace referencia a ensayos con la famosa cloroquina, un fármaco que se usa como primera línea en el tratamiento de la malaria, aunque además ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de algunas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea. En dicho trabajo se afirma que este fármaco se ha convertido en el primero que demuestra eficacia contra el nuevo coronavirus, esto es, el SARS-CoV-2 (inicialmente llamado 2019nCoV).
En segundo lugar se plantea el remdesivir, que se desarrolló para el ébola y se está ensayando en 761 pacientes en un estudio que se presentará el 27 de abril. Le sigue en orden de secuencia el Kaletra, que combina dos fármacos creados contra el VIH y que también se espera que sea eficaz contra el coronavirus, sin olvidar la vacuna producida en laboratorios chinos y que ya comienza a aplicarse experimentalmente en humanos.
Actualmente hay más de cien ensayos clínicos en curso en China, los que evalúan la posible eficacia de todo tipo de tratamientos, desde antivirales a moduladores del sistema inmunitario, pasando por células madre, terapias de la medicina tradicional china y anticuerpos donados por personas que se han curado, lo que significa, que es posible que dentro de los más de cien ensayos clínicos pudiera estar el uso del interferón alfa 2B recombinante que el régimen comunista de Cuba pretende comercializar con fines lucrativos y no por el llamado altruismo y la labor humanitaria, escudos con los que se han respaldado durante varias décadas, aunque hoy no hay escudos que valgan ante la desmoralización en que ha caído la más temeraria y sangrienta dictadura del hemisferio occidental.
El reporte del diario El Universo está basado en informaciones procedentes de la isla, las que, como es de esperar, divulgan muy a su manera lo que les resulta conveniente; y justo ahora en medio de la incertidumbre, del pánico y de la desesperación ante una pandemia que ya se ha llevado a miles de personas en todas partes del mundo, el régimen de La Habana pretende exportar su panacea toda vez que no se trata de un acto altruista, como siempre se suele exponer ante el mundo, sino de la comercialización de un producto, cuya efectividad es controversial. No obstante, los políticos de la isla, eternos parásitos de la humanidad, aprovechan las circunstancias del momento para lanzar al mercado su interferón.
Según El Universo, el director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), Eulogio Pimentel, expresó que hay unos 15 países interesados en adquirir el producto en América Latina, Europa, África y Asia, lo que resulta cuestionable si se tiene en cuenta que dicha afirmación procede de un representante del régimen de La Habana y que no he encontrado reportes que hagan referencia a posibles negociaciones de ningún país con Cuba para tales efectos, excepto Venezuela, cuyo presidente ilegítimo, Nicolás Maduro, dijo tener la clave para la cura de la pandemia con el medicamento cubano.
A esto se añade otra propaganda comunista. Me refiero a la idea de exportar además, no solo medicamentos, sino lo que en Cuba suelen llamar capital humano, esto es, los profesionales de la salud. Desde los primeros días de la epidemia en China el régimen cubano presentó a sus médicos ante el mundo como los salvadores del momento.
Pero “olvidaron” precisar que no se trata de acciones altruistas y humanas, como pretenden mostrar al mundo bajo la imagen distorsionada de la realidad. Se sabe perfectamente que cada enviado como colaborador – antes se les llamada misiones internacionalistas, siguiendo la verborrea anticuada del viejo dictador que ya dejó este mundo terrenal– es pagado por los gobiernos donde ofrecen sus servicios, y además que el régimen cubano les quita alrededor del 75% de lo devengado, lo que ha originado las recientes hipótesis acerca de una nueva modalidad de esclavitud moderna, y no sin razón, sino con sobrados argumentos y elementos concretos como pruebas fehacientes de la exportación del “capital humano”, devenidos en “ejército de batas blancas” –según la verborrea socialista– para politizar aún más el gran negocio de la medicina cubana.
Lo más reciente en relación con este asunto es el supuesto pedido de la localidad de Lombardía, al norte de Italia – el segundo país del mundo y el primero de Europa afectado por la pandemia del coronavirus– de médicos cubanos para suplir el déficit de sanitarios en este país. Veamos las cosas de otro modo, esto es, desde la perspectiva de cómo el personal diplomático cubano en esta nación ha estado tramando de manera sutil, pero con firmeza las “orientaciones” del régimen castrista.
Se trata de la Embajada cubana en Roma, así como el Consulado General de Cuba en Milán, quienes, luego de una protocolar alocución – según reza en la nota informativa No. 3/2020 de la Embajada de Cuba en Italia, a la que pude acceder– se ofrecieron a las autoridades italianas: “hemos patentizado nuestra disponibilidad a la colaboración internacional, como siempre ha sido nuestra postura, demostrada en múltiples ocasiones precedentes, como en el enfrentamiento directo del personal médico cubano al ébola en África”.
De igual modo se explica que: “la Asociación Nacional de Amistad Italia – Cuba (ANAIC), como la Coordinadora Nacional de Cubanos Residentes en Italia (CONACI) han hecho públicos sendos llamados a las autoridades italianas para que consideren la posibilidad de requerir una contribución de parte de Cuba, con personal médico y con el antiviral cubano Interferón Alfa 2 B, que se ha utilizado exitosamente frente al COVID19 en China”.
A tanta insistencia, autoridades sanitarias de Lombardía, y no de toda Italia, ya han solicitado ayuda al régimen cubano este sábado 14 de marzo. De igual forma lo han expresado naciones de relativa pobreza y de muy bajos recursos como: Jamaica, San Cristóbal y Nevis, y San Vicente y las Granadinas, amén de la siempre presencia de los sanitarios cubanos en territorio venezolano, a donde acaba de llegar un grupo de “expertos” sobre el tema del coronavirus para establecerse en esta nación, en la que ya se reportan varios casos, sin olvidar la injerencia en la tierra del dictador Daniel Ortega toda vez que Nicaragua supuestamente solicitó la intervención sanitaria cubana. Ya se acaba de conocer que Bolivia rechazó la presencia de personal médico cubano en sus territorios, de donde fueron recientemente expulsados tras la huída del expresidente Evo Morales.
Como se podrá precisar, además de la venta del personal sanitario cubano, intentan promover el “milagro” del momento, esto es, el interferón alfa 2B recombinante, al que ya hice referencia antes; fármaco que también se va a utilizar en Venezuela, según declaraciones de su acéfalo presidente usurpador, Nicolás Maduro.
Y así las cosas, entre propagandas y consignas políticas, el régimen de la isla intenta exportar no solo su fármaco curalotodo, sino además sus médicos. En esto andan los políticos de la isla, en vez de asumir con responsabilidad y con una visión pragmática – como ya lo han hecho varios gobiernos– la verdadera situación de emergencia mundial.
Sin embargo, los turistas siguen llegando a Cuba porque esto también les conviene, y ya no solo por la entrada de sus dólares que pasan a las arcas de la dictadura, sino porque se dedican a ingresar a cualquier sospechoso con sintomatología leve para luego ofrecer al mundo la imagen de una medicina de excelencia, ya muy poco creíble, para continuar su meganegocio de la nueva esclavitud.
La aceptación reciente de un crucero en medio de las aguas caribeñas, embarcación donde se conoce de manera confirmada que posee casos positivos de coronavirus, amén de sospechosos ante la cercanía y el contacto directo con los enfermos, es el más reciente de los disparates del régimen. Téngase presente que no se trata de negar la colaboración a quienes lo necesitan, sino de saber y poder actuar en cada momento según las circunstancias.
Cuba no se puede dar el lujo de asumir una responsabilidad de esta magnitud toda vez que esto presupone un enorme riesgo a una población demasiado vulnerable si se tiene en cuenta las pésimas condiciones higiénico-sanitarias, la carencia de medicamentos, la destrucción de sus instalaciones sanitarias, la desnutrición y hambruna de su pueblo, entre otras tantas condicionantes, incluyendo la escases de agua, jabones, detergentes, desinfectantes y mascarillas protectoras.
No obstante, una vez más, su desgobierno intenta ganar un protagonismo en medio de la terrible situación actual, de establecer lazos con el Gobierno británico – de donde procede el crucero–, y como es lógico, de exportar su producto “del momento” y sus sanitarios; aunque la información de Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba se limitó a exponer que serán enviados en vuelos chárter de compañías aéreas al Reino Unido, no sin dejar de destacar, como siempre, los “valores que son inherentes a la práctica humanista de la Revolución y de nuestro pueblo”.
Ojalá no sea demasiado tarde como pasó en España, el segundo país de Europa y el cuarto del mundo en infestación por coronavirus (más de 17.000 infectados y más de 800 muertos, según datos de la tarde del 19 de marzo), cuya propagación se pudo detener, en gran medida, si su gobierno socialista hubiera suspendido las inmensas concentraciones de las histéricas feministas, o anticipado en la toma de decisiones precisas como la declaración de estado de alarma y prácticamente el paro de la nación; pero como está pasando en Cuba, sus líderes políticos prefieren ver el lado de la economía y de su maléfica política, en vez de poner por encima de todas las cosas el bienestar de sus pueblos.