El “Levantamiento Cubano” de 2021: un antes y un después.
La historia de Cuba recuerda dos inicios emblemáticos de las dos guerras por la independencia del país, “el Grito de Yara” (1868) y “el Grito de Baires” (1895). Ambos acontecimientos sacrosantos señalaron que la naciente nación en armas estaba decidida a ser libre e independiente y, en el camino, a lograr esos objetivos. Esto se concretó en 1902. La historia registrará el 11 de julio de 2021 como el “Grito de San Antonio de los Baños” y el inicio del Levantamiento Cubano de 2021, una empresa sísmica que marca un antes y un después.
Tanto Yara como Baires fueron localidades donde se iniciaron las revueltas separatistas en el siglo XIX. San Antonio de los Baños, municipio cercano a La Habana que alberga una base aérea de la Segunda Guerra Mundial aún en uso y que forma parte de la maquinaria ofensiva aérea del comunismo cubano, fue el punto cero que dio inicio a la revuelta cívica nacional del domingo 11 de julio.
Más de cincuenta localidades, a lo largo y ancho del archipiélago que es Cuba, fueron testigos de manifestaciones masivas que exigían el fin del Gobierno tiránico marxista de sesenta y dos años, supervisado principalmente por la familia Castro, pero sostenido en última instancia por un sistema de creencias comunistas impulsado por el régimen con la correspondiente organización leninista de la sociedad y el poder.
“La historia registrará el 11 de julio de 2021 como el “Grito de San Antonio de los Baños” y el inicio del Levantamiento Cubano de 2021, una empresa sísmica que marca un antes y un después”. (EFE)
No es que los cubanos comenzaran la lucha por la libertad ese día. Desde el 1 de enero de 1959, ha habido una guerra de liberación llevada a cabo por el pueblo de Cuba contra el comunismo, desde dentro y desde el exilio, de forma continua. Esta lucha, naturalmente, cobró impulso una vez que el nuevo régimen comenzó a revelar su ADN marxista-leninista. Esta ha sido una guerra de liberación continua que a lo largo de las décadas ha adquirido características diversas, típicamente para aclimatar la lucha a los tiempos que vivimos.
Sin embargo, fue en el frente social interno donde el castrocomunismo tuvo más éxito. Su alta priorización de los esquemas de domesticación social que han incluido un intenso mecanismo de terror inducido por el Estado, una formidable red de espionaje interno y externo, y los fondos necesarios (provenientes de los soviéticos, de inversionistas y banqueros extranjeros, de Venezuela y del narcotráfico) para llevar a cabo este amplio aparato de control social, fue capaz de producir bajos niveles de manifestaciones públicas de descontento.
La noción de actuación “preventiva” es clave en este empeño dictatorial. Tan importante es esto para la dictadura comunista, que la naturaleza del ataque preventivo contra los “enemigos” percibidos está incrustada en sus leyes y otros instrumentos legales, dando a sus mecanismos de legalismo socialista la autoridad codificada para castigar la disidencia incluso antes de que se produzca. Las exhibiciones públicas de conductas o expresiones “desviadas” han sido intolerables. No solo por arrogancia tiránica, sino por urgencia de supervivencia.
El éxito de las “Damas de Blanco”, un movimiento opositor iniciado en 2003 formado por esposas y familiares femeninos de presos políticos que se reunían todos los domingos para ir a misa y caminaban pacíficamente por las calles vestidas de blanco (símbolo de pureza y paz), obtuvo un gran reconocimiento internacional.
“El Levantamiento Cubano de 2021 fue la espontaneidad y la naturaleza humana confabulando en su capacidad óptima. A falta de una represión nacional de todos los dispositivos digitales y electrónicos, una imposibilidad básica dada la grave desesperación de la dictadura marxista por las divisas, los cubanos de la Isla han cruzado un punto de no retorno”. (EFE)
El Gobierno castrista inició de inmediato una campaña de demolición con la intención de destruir a las galardonadas en 2005 con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia (Damas de Blanco). La principal preocupación de la dictadura comunista era el posible efecto de contagio que esto podría tener en el resto de la población. Utilizando turbas paraestatales brutales, acosos sistemáticos, el posible asesinato de Laura Pollán (fundadora del grupo), el espionaje interno y la promoción de la desinformación, y la criminalización de la expresión pacífica al aire libre, se restringió el acceso significativo del grupo al espacio público.
Esto requirió, por parte del régimen castrista, una operación organizada de represión/inteligencia. La cuestión de si los cubanos podían ejercer expresiones civiles y políticas extemporáneas en el espacio público, no ha sido algo que hayan querido dejar al azar. Esto explica la parquedad del castrocomunismo con respecto a los programas de mejora de la sociedad, mientras dedica pródigamente recursos a los instrumentos represivos del poder.
“El gobierno totalitario”, escribió Hannah Arendt en su clásico Los orígenes del totalitarismo, “destruye el prerrequisito esencial de todas las libertades, que es simplemente la capacidad de movimiento que no puede existir sin espacio”. Ese “espacio” fue sistemática y eficazmente suprimido por el castrocomunismo durante muchos años. El Levantamiento Cubano de 2021 fue la espontaneidad y la naturaleza humana confabulando en su capacidad óptima. A falta de una represión nacional de todos los dispositivos digitales y electrónicos, una imposibilidad básica dada la grave desesperación de la dictadura marxista por las divisas, los cubanos de la Isla han cruzado un punto de no retorno.
La mayoría de los que conformaron las multitudes en las más de cincuenta localidades donde se produjeron manifestaciones masivas, fueron enfoques prioritarios del programa de adoctrinamiento del comunismo cubano durante décadas. Los manifestantes eran desproporcionadamente de jóvenes y negros. El 11 de julio, el esquema de control mental y social del socialismo demostró sus limitaciones.
El empoderamiento que el Levantamiento Cubano de 2021 dio al pueblo subyugado en la Isla, no se rendirá. Casi se puede escuchar el desmoronamiento de la “unidad” dentro de las facciones del régimen.
© Patria de Martí. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en © El American.
🖋️Autor Julio M. Shiling
🖋️Autor Julio M. Shiling
Julio M. Shiling es politólogo, escritor, conferenciante, comentarista y director de los foros políticos y las publicaciones digitales, Patria de Martí y The CubanAmerican Voice y columnista. Tiene una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami, Florida. Es miembro de The American Political Science Association (“La Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas”), el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y la Academia de Historia de Cuba en el Exilio. Sigue a Julio en:
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