Estados Unidos: El enemigo está dentro
Estados Unidos enfrenta hoy una batalla crucial, una guerra que no se libra con ejércitos en campos de batalla lejanos, sino en sus propias universidades, en sus instituciones y en sus calles. El enemigo ha cruzado las puertas no con armas visibles, sino con ideologías corrosivas, financiadas y alentadas por regímenes que abiertamente desprecian la democracia y la libertad.
Las políticas negligentes de ciertos sectores políticos han permitido la entrada de individuos y organizaciones cuyo objetivo no es otro que minar desde dentro la esencia misma de la nación. Hoy, en universidades que deberían ser bastiones del pensamiento crítico y la libre discusión, se alzan voces que no solo justifican el terrorismo, sino que lo glorifican. Se manifiestan a favor de Hamás y otras organizaciones extremistas, atacando los valores democráticos de Occidente mientras gozan de las libertades que solo este sistema puede ofrecerles.
Detrás de esta penetración ideológica hay manos invisibles que operan con la complicidad de sectores políticos que desde hace décadas han facilitado el ingreso de elementos subversivos. En este entramado, el Partido Demócrata ha jugado un papel de aliado en la sombra, permitiendo que estos movimientos enraícen y se fortalezcan en el país. No solo se han beneficiado de nuestros impuestos, sino que incluso han recibido apoyo directo del gobierno para actuar con total impunidad, erosionando los valores fundamentales de la sociedad estadounidense.
El caso de Cuba es un ejemplo clave. La dictadura castrista, que durante décadas ha sido un laboratorio de desestabilización para América Latina, ha extendido sus tentáculos a Estados Unidos a través de empresas fachada y programas de becas que no son más que escudos para la infiltración de agentes de propaganda. Bajo la apariencia de intercambios académicos y culturales, han penetrado instituciones y sembrado la semilla del odio hacia el país que los acoge.
Un caso especialmente alarmante es el de Manolo de los Santos, quien lidera "El Foro del Pueblo", una organización procastrista y anti-israelí que ha jugado un papel fundamental en la propagación de ideologías totalitarias en el seno de la sociedad estadounidense. Este joven, conocido por su retórica incendiaria y su abierta colaboración con el régimen cubano, fue quien recibió a Miguel Díaz-Canel en Nueva York, fortaleciendo los lazos entre la dictadura castrista y las fuerzas radicales dentro de Estados Unidos. A través de su organización, De los Santos ha promovido la narrativa del castrismo y se ha sumado a la ola de apoyo a regímenes autoritarios, mientras se dedica a erosionar los valores democráticos en su propio país.
El Foro del Pueblo ha organizado eventos que no solo glorifican al régimen cubano, sino que también atacan de manera frontal a las democracias occidentales y a Israel, alineándose con aquellos que buscan la desestabilización global. De esta manera, Manolo de los Santos no solo representa a una organización, sino a una red de complicidades que atentan contra la democracia estadounidense.
La demora en actuar ante esta amenaza es una irresponsabilidad que deja el peligro en espera, permitiendo que estas ideologías destructivas sigan propagándose sin freno. La tolerancia ante estos grupos no es casual; es el resultado de una estrategia de debilitamiento interno promovida por quienes, desde las sombras, buscan erosionar la nación. Cada vez que una universidad norteamericana permite discursos que justifican la violencia o que deslegitiman la defensa de la nación, está colaborando con esta agenda oscura. Cada vez que se permite la entrada de individuos con vínculos con organizaciones extremistas bajo el pretexto de la diversidad de pensamiento, se da un paso más hacia el abismo.
Ante esta situación, la única respuesta posible es la acción decidida. Sanear el país es tarea cardinal y debe convertirse en una prioridad nacional. El presidente Donald Trump ha trazado una línea clara con una política de deportación de delincuentes y terroristas, entendiendo que la defensa del país no solo ocurre en las fronteras, sino dentro del mismo territorio. No actuar con firmeza significaría permitir que la democracia entre en una espiral de declive de la que sería imposible salir.
El enemigo está dentro, y reconocerlo es el primer paso. La batalla por el futuro de Estados Unidos no se gana solo con discursos, sino con decisiones firmes que corten de raíz esta infiltración. Es ahora o nunca. La democracia está en juego.
!Y, no es hora de titubeos !
🖋️Jorge Luis León
📰 Artículos por Jorge L. León
Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002. En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente.