Soldado sin causa: el precio de vender la sangre de Cuba

Soldado sin causa: el precio de vender la sangre de CubaSoldado sin causa: el precio de vender la sangre de Cuba

La guerra en Ucrania ha abierto un capítulo vergonzoso para Cuba: la sangre cubana se vierte en tierra extranjera por una causa que no es noble ni propia. Cientos, quizá miles de jóvenes, arrancados de la pobreza y la desesperanza de la isla, han aceptado enrolarse como mercenarios en filas rusas, seducidos por promesas de salarios y beneficios inalcanzables en su patria. Hoy combaten y mueren en un conflicto ajeno, y con ello no solo se derrama vida cubana lejos de la isla, sino que se mancilla una tradición histórica: la de un pueblo que nunca había vendido su dignidad en los campos de batalla de otros.

No obstante, conviene recordar que el mercenarismo no es nuevo para el castrismo: surgió como estandarte de la propia dictadura. Las guerras de África en Angola y Etiopía, disfrazadas de “internacionalismo proletario”, fueron en realidad la primera gran exportación de carne de cañón cubana a conflictos que nada tenían que ver con los intereses nacionales. Miles de jóvenes murieron entonces bajo banderas extranjeras, víctimas de la ambición geopolítica de Fidel Castro. Hoy, medio siglo después, la historia se repite con otro disfraz y con la misma tragedia. 

Un fenómeno creciente

Los datos son elocuentes. Según reportes de inteligencia y autoridades ucranianas, desde mediados de 2023 se han identificado más de 1,000 cubanos con contratos formales en el ejército ruso, y estimaciones más amplias elevan la cifra a cerca de 20,000 reclutas potenciales. El fenómeno no es marginal: constituye una diáspora militar organizada, con redes de reclutamiento que operan a través de internet, promesas laborales y, en algunos casos, con la sospechosa tolerancia de estructuras estatales.

El resultado es trágico: ya circulan listas con decenas de cubanos muertos en el frente de batalla, nombres y apellidos que confirman que la sangre de la isla se derrama por intereses ajenos. Padres lloran a hijos, mujeres a esposos, y niños crecerán sin padres por una causa que jamás entenderán.

El mercenarismo como afrenta

¿Vale la pena, soldado? ¿Quién honrará tu memoria si mueres en un suelo que no es tuyo? Los mercenarios no figuran en los libros de historia, ni se les siembran flores en la tumba. Son recordados apenas como cifras de una ignominia: carne de cañón de conflictos que nunca les pertenecieron.

Cuba, hasta hoy, nunca había tenido fama de mercenarios. Nuestra bandera ostenta una sola estrella porque siempre fue símbolo de independencia y orgullo propio. Convertirse en carne de alquiler es degradar ese símbolo, echar lodo sobre la nación y añadir una mancha que costará generaciones borrar.

La raíz del drama

El problema no se entiende sin mirar al interior de la isla. Un país en ruina económica, salarios que no alcanzan ni para sobrevivir, familias enteras hundidas en la desesperanza… en ese escenario, la oferta de un contrato militar en Rusia con un salario en divisas parece una salvación. Pero no lo es: es un engaño que se paga con la vida.

Los mercenarios cubanos no llevan libertad ni progreso a Ucrania. Llevan cadenas, las mismas que los atan en su patria y que no se atreven a romper. Venden la vida lejos de casa cuando deberían arriesgarla en su tierra para librarse del yugo comunista que los empuja a huir y a venderse.

Un llamado de reproche y de esperanza

Hoy corresponde un reproche claro: a quienes reclutan, engañan y trafican con vidas; y también a quienes, desde posiciones de poder, permiten que esta tragedia ocurra. El mercenarismo no es solo un error individual: es síntoma de un sistema que fabrica desesperados y luego los empuja a la guerra de otros.

Pero este no es solo un texto de condena: es también un llamado de esperanza. ¡Soldado, regresa! Tu patria no te necesita como cadáver en Ucrania, sino como hombre vivo en Cuba. No como un nombre olvidado en un listado extranjero, sino como ciudadano digno en la construcción de una nación nueva, sin cadenas y sin comunismo.

La historia todavía ofrece una opción: no vender la sangre, sino honrarla en la lucha por la dignidad plena de tus hermanos. Esa es la batalla que sí vale la pena.

Asi las cosas.

El mercenarismo cubano en Ucrania no es un acto de heroísmo, sino una tragedia. No es una salida, sino un extravío. La vergüenza de morir en tierra ajena no puede compararse con el honor de vivir y luchar en la propia. Que los cubanos no olviden nunca que la dignidad no se alquila, y que el precio de vender la sangre de Cuba es demasiado alto: la muerte sin causa y el olvido sin remedio.

🖋️Jorge Luis León

Autor Jorge L. León📰 Artículos por Jorge L. León  
Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002.  En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente.

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