La Riviera Cubana del Caribe, una expectativa para una Cuba libre
Si bien, el financiamiento para la construcción de hoteles era casi todo nacional y hubo una gran visión de estos inversionistas de convertir a Cuba en la Montecarlo del Caribe.
La República de Cuba (1902-1958), una joven nación que mostró el talento, sacrificio y empoderamiento de sus ciudadanos y enormes avances en los diferentes campos del saber. Uno de su esplendoroso desarrollo social fue en el ámbito de la construcción inmobiliaria, donde hubo un incremento rápido de edificaciones de hoteles y una multiplicación creciente del sector turístico en la década de los 50 en el país.
En el registro oficial Directorio Hotelero de Cuba estipulaba la presencia de 125 hoteles y una capacidad operativa de 7 728 habitaciones en 1959 y una disposición turística nacional de visitantes extranjeros de 272 000 en 1957. En La Habana existían el número más elevado de hoteles en el país con 50 y 4 900 habitaciones; algunos hoteles aún continúan en funcionamientos como el Hilton (1958), Riviera (1957), Capri (1957) y Deauville (1958). Así como otros más antiguos, el Sevilla (1908), el Presidente (1928) y el Hotel Nacional (1930).
Si bien, el financiamiento para la construcción de hoteles era casi todo nacional y hubo una gran visión de estos inversionistas de convertir a Cuba en la Montecarlo del Caribe. En los planes constructivos hoteleros estaban aumentar principalmente esta presencia en La Habana; incluso, los proyectos magnánimos de erigir una isla o franja de tierra frente al malecón habanero. Algunos detallaban el futuro con la edificación de hoteles por la costa norte desde Barlovento, La Habana hasta Varadero, Matanzas (1958).
Realmente, todos esos hermosos planes de incremento del turismo y la capacidad hotelera en el país se truncaron maliciosamente por el régimen castrosocialista. Cumplieron la letra de una vieja canción comunista, despreciativa de la propiedad privada, que pusieron de moda estos depredadores de la libertad: “llego el comandante y mando a parar”.
En los planes del tirano Fidel Castro estaban la creación del hombre nuevo e implantó un régimen totalitario comunista (1959). Abrogó de facto a la Constitución de 1940, persiguió a los cristianos, suspendió el nombre de Dios de la Constitución y la sociedad e instituyó un Estado ateo, muy lejos de la esencia fundacional de la nación cubana en los principios y valores de la cultura occidental.
El egocéntrico y malvado tirano Fidel Castro, en su ambición de poder y construir un hombre nuevo manejable a sus antojos, impuso una sociedad de miedo y lo peor un sistema de perenne oscuridad, de individuos despersonalizados y convertidos en masa popular amorfa y una grave crisis económica nunca antes vista en el país, que Castro nombró Período Especial.
Los herederos de facto, el dictador general Raúl y el designado Miguel Díaz-Canel, al reafirmar su continuismo de las políticas de Fidel, siguieron agudizando la crisis económica, ahora es la peor de toda la historia del país. Aunque los mandantes y el Partido Comunista (PCC) no han dicho que es un período especial, han golpeado intensamente todas las esferas de la nación con una crisis humanitaria propia de un estado fallido y su régimen en colapso.
La situación de grave crisis económica, social y política es un proceso irreversible inherente de la estructura del sistema socialista real y conllevó la destrucción de aquella soñada Montecarlo caribeña por los cubanos del tiempo republicano y que Castro y su régimen comunista trataron de levantar en las últimas tres décadas y como una maldición nunca pudieron consolidar en el país.
Los cubanos tenemos una regalía divina, un país hermoso y agradable para la vida y el paseo, con núcleos urbanos interesantes, campiñas y playas durante todo el año. Que podemos parafrasear como “La tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto”; quizás, una hipérbole de su autor, pero muchos nativos la percibimos así y decimos gracias Dios mío.
Lo cierto, Cuba es uno de los trece Estados soberanos que integra la América Isleña, la más grande de las Antillas Mayores en el Mar Caribe, bañada por el Océano Atlántico y Golfo de América (antes de México y futuro Cuba) y al sur por el Mar Caribe. El país tiene una extensión de 110 860 km² y 3 735 Km de costas. La isla de Cuba 5 746 km y más de 200 bahías y 289 playas.
La Isla de Pinos es la segunda en extensión territorial después Cuba y la quinta del archipiélago de las Antillas Mayores, con un tamaño de 2 200 km² y más de 600 cayos e islotes, con 24 km de playas, 9 de arenas blancas y finas y una de hermosas arenas negras. Ubicada en el Golfo de Batabanó a 50 km de Cuba, al sur y 142 km de La Habana. Esta isla es mayor que Singapur (618 km²), Hong Kong (1 077 km²), Mónaco (2 km²) y Liechtenstein (160 km², sólo ríos).
Una Cuba libre, una vez desintegrada la tiranía castrocomunista, puede realizar el maravilloso sueño de los cubanos de la Republica, la creación de la Montecarlo caribeña. Tenemos bastantes vecinos, pero hay uno tan cercano que existe un territorio limítrofe de 27.35 km, en Guantánamo y una proximidad a Navaza (160 km) y Cayo Hueso (144.8 km). La inversión de capital norteño en muchos tipos de hoteles, asimismo de cubanos y, en especial, los futuros trabajadores propietarios, en la construcción de la Riviera Cubana Caribeña de Cuba.
Fuente: Diario Las AméricasAutor: Oscar Elías Biscet, médico y líder cubano de derechos humanos, ex preso político y ganador de la Medalla Presidencial de la Libertad 2007, nominado -Premio Nobel de la Paz 2005, Presidente de Fundación Lawton DDHH. Vive en La Habana, Cuba. Síguelo en https://www.facebook.com/Dr.OscarEliasBiscet