En el caso de Cuba: El yugo al pescuezo y los grilletes en los pies
Cuba, una nación con un legado histórico de luchas por la libertad, hoy se encuentra atrapada en un ciclo de sometimiento y alienación que desafía toda lógica y razón humana. En el escenario actual, la dictadura no solo controla los hilos de la economía y la vida política, sino también domina las mentes de una parte considerable de la población, generando una sumisión que merece un análisis profundo.
La ignorancia, aunque muchas veces heredada y fomentada, no puede ser una excusa absoluta. Hasta los animales, movidos por el instinto, se rebelan contra el maltrato. Entonces, ¿qué ocurre con el raciocinio del ser humano? La capacidad de discernir, cuestionar y actuar, que distingue a nuestra especie, parece adormecida en una parte de los cubanos que continúan aplaudiendo las migajas del sistema.
Esta ignorancia no es innata; es una construcción deliberada. El régimen ha diseñado un entramado de control ideológico y educativo que ahoga la curiosidad y el pensamiento crítico. Desde la escuela hasta los medios de comunicación, el discurso oficial refuerza la obediencia ciega, presentando la miseria como un sacrificio heroico y la sumisión como patriotismo.
El Partido Comunista de Cuba (PCC) es la columna vertebral de esta alienación. Bajo su manto, se ha consolidado un sistema que despoja a los ciudadanos de su identidad nacional, reduciéndolos a peones de una maquinaria opresora. La ideología impuesta por el PCC no solo pretende reescribir la historia, sino también moldear el presente y el futuro, erradicando cualquier vestigio de pensamiento independiente.
El abuso perpetuo
El pueblo cubano está siendo acorralado. Los alimentos, esenciales para la vida, son racionados y vendidos en monedas extranjeras inaccesibles para la mayoría, mientras los salarios se pagan en papel sin valor. La promesa de un futuro mejor, nunca cumplida, es reciclada una y otra vez para mantener viva la esperanza de los desesperados.
En este contexto, muchos continúan aplaudiendo como focas a sus opresores. Este comportamiento, que podría parecer irracional, tiene raíces profundas. Es el resultado de décadas de manipulación emocional y psicológica que han condicionado a las personas a temer el cambio y aceptar lo inaceptable.
Si bien es cierto que la dictadura es la principal responsable de esta tragedia, no se puede absolver por completo a los individuos. Cada ser humano tiene la capacidad de rebelarse, de cuestionar y de buscar alternativas. La historia está llena de ejemplos de pueblos que se levantaron contra la opresión, incluso en las circunstancias más adversas.
El conformismo de algunos cubanos plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza humana y la capacidad de resistir. ¿Cómo es posible que tantos sigan apoyando un sistema que los esclaviza? ¿De qué están hechos estas personas que parecen aceptar el yugo sin luchar? Estas preguntas requieren un estudio serio que combine perspectivas sociológicas, psicológicas y culturales.
Hacia una reflexión profunda
El caso de Cuba es un espejo oscuro en el que el mundo puede ver los peligros de la ignorancia, la manipulación y la sumisión. Pero también es una llamada a la acción. Si hay esperanza, esta reside en aquellos que aún conservan la capacidad de cuestionar y resistir, en aquellos que, aunque pocos, levantan la voz contra la opresión.
La dictadura cubana podrá tener el control, pero no puede robar para siempre el deseo de libertad que yace en el corazón humano. El primer paso hacia la liberación es reconocer la esclavitud, y el segundo, actuar en consecuencia. Este artículo no es solo una denuncia, sino un llamado a la reflexión y a la acción.
El pueblo cubano merece más que vivir con el yugo al pescuezo y los grilletes en los pies. Merece redescubrir su dignidad, su fuerza y su libertad. La pregunta es: ¿estará dispuesto a hacerlo?
Autor: Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y ahora en Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002. En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente. Ahora estoy jubilado.