Fondo para los héroes caídos. Creo que el exilio cubano debería crear ya, inmediatamente, una entidad financiera para la ayuda a los familiares de los caídos en esta lucha final contra el régimen de la familia Castro.
Uno de los elementos de propagada, desánimo y coerción que el régimen de la familia Castro siempre ha usado contra los opositores cubanos es, precisamente, el estado de vulnerabilidad en el que quedarían los familiares de esos opositores en caso de que ellos mueran, o sean condenados a largas penas de prisión.
La historia de Cuba está llena de actos heroicos en su lucha por la libertad. Sin ánimos de comparar, no creo que haya existido nunca en esa historia un grupo más desvalido, expuesto, y vulnerable, que ese que se enfrenta hoy al régimen de la familia Castro.
Muchos de esos héroes dejan detrás familias que enseguida son condenadas, por los asesinos de sus seres queridos, al ostracismo económico, a la persecución policial constante, al acoso psicológico y a la invitación al suicidio. No son pocos los que terminan suicidándose.
La inmensa mayoría de los exiliados cubanos apoyan sin restricciones a esos que hoy se juegan la vida en Cuba. Una forma de hacer evidente ese apoyo, y de dejar bien claro que no se trata de algo efímero y vulnerable al olvido, es hacerles saber a esos que luchan que, en caso de que el régimen de la familia Castro cometa la estupidez de asesinarlos, sus familias no quedarán desvalidas.
La maquinaria de propaganda del régimen de la familia Castro, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos, siempre ha presentado a los opositores cubanos como asalariados del exilio y, antes de Obama y su color revolución, como empleados de la CIA. Ya va siendo hora de que los exiliados se tornen inmunes a esa propaganda y hagan pública su decisión de ayudar financieramente a las familias de los asesinados.
Es muy probable que los defensores de la familia Castro en este mundo intenten presentar la existencia de ese fondo de ayuda como equivalente a esa práctica de los fundamentalistas musulmanes de pagar grandes sumas de dineros a las familias de sus bombas humanas. A esa asociación malsana el exilio puede responder con una simple frase: Si no quieren que paguemos, no los asesinen por pedir libertad de forma pacífica.
Es importante recordar que los castristas de los Estados Unidos, con Black Lives Matter y Susan Rosenberg a la cabeza, fueron capaces de convertir en santo y en ídolo a un delincuente y drogadicto que murió como consecuencia de un triste acto de mala práctica policial.
Una de las formas en la que esos castristas lograron esa conversión kafkiana fue, precisamente, pidiendo contribuciones financieras que enseguida se convirtieron en una enorme suma de dinero destinado a… nadie sabe.
Nuestros héroes son héroes reales, y los fondos que podamos reunir para ayudarlos serán destinados a familias reales con sufrimientos reales. Si el castrismo y los castristas de este mundo no quieren que ese fondo sea usado, entonces solo tienen que hacer una cosa: no ser tan asesinos.
Si lo hacen, y dejan de asesinar a jóvenes indefensos por el solo delito de pedir vida y libertad pacíficamente, entonces esos fondos podrán ser usados para la reconstrucción de una Cuba libre, y para la creación de parques y monumentos que recuerden a los caídos.
El exilio cubano cuenta con personas de probada probidad y larga experiencia financiera y política. Esas personas podrían crear, en unos cuantos días, un fondo con todos los requerimientos de transparencia, legalidad, verificación y fideicomiso necesarios para que los exiliados que quieran contribuir lo hagan con la certeza absoluta de que su dinero será bien utilizado.
Otra cosa que podrían hacer esas personas de probada probidad sería explorar la posibilidad de que ese fondo cuente con el apoyo (sin ejercer control) de las autoridades del estado de la Florida y, de ser posible, con las autoridades federales. Sería una posibilidad a explorar.
Antes de escribir este texto, me dediqué a preguntarle a una buena cantidad de cubanos que conozco su opinión sobre esta idea, y si estarían dispuestos a contribuir con un fondo de esa naturaleza. Todos, sin excepción hasta ahora, creen que la idea es buena y están dispuestos a contribuir.
Yo sé que las estadísticas personales tienen una muy escasa validez estadística, pero también sé que, si cada cubano contribuyera con cien dólares, solo cien dólares, en unas cuantas semanas ese fondo podría contar con cientos de millones de dólares para ayudar a nuestros héroes.
Recuerden, verde es el color de la esperanza.