¡Libertad para Roberto Quiñones!

¡Libertad para Roberto Quiñones!¡Libertad para Roberto Quiñones!

¡Libertad para Roberto Quiñones!. Roberto Quiñones desde prisión: no existe ningún barrote que pueda contra mi alma. Sentado en el piso y apoyado el papel sobre una carpeta colocada en la litera, escribo estas líneas. Estoy en la Prisión Provincial de Guantánamo...

manuscrito de Roberto Quinones prision de Guantanamo

GUANTÁNAMO, Cuba. – Hoy 20 de septiembre cumplo 62 años

Sentado en el piso y apoyado el papel sobre una carpeta colocada en la litera, escribo estas líneas. Estoy en el cubículo 4 del destacamento de reclusos 1-A de la Prisión Provincial de Guantánamo, Cuba. El local –de aproximadamente 15 metros de largo por 9 de ancho- tiene 10 literas dobles, dos “servicios” para orinar y defecar, conocidos como “turcos”, y un tanque de metal, sucio y oxidado, del cual obtenemos el agua para beber y bañarnos.

El agua es bombeada directamente hasta la prisión desde un río cercano. Hoy está extremadamente turbia. Ahora hay 20 reclusos en el cubículo y escribo estas impresiones rodeado de un grupo que juega al dominó, otro de ajedrecistas y de las interminables conversaciones de los presos.

Fui detenido el pasado miércoles 11 de septiembre sobre las 5 p.m. A las múltiples violaciones del debido proceso cometidas por la policía y el Tribunal Municipal Popular de Guantánamo –denunciadas puntualmente en mi Recurso de Apelación– el órgano judicial añadió otra. Inicialmente, el viernes 30 de agosto, me citó para que me presentara en la prisión el 12 de septiembre. Posteriormente, el día 3 de septiembre, me citó nuevamente para que me presentara el día 5 pero sin anular la anterior citación. Aunque había anunciado públicamente que no me presentaría, no debí haber sido detenido el 11 de septiembre, sino después del día 12.

Sabía que iba a ser detenido en cualquier momento, y en la sala de mi casa tenía preparado un maletín con lo imprescindible. Así que cuando mi esposa me despertó de una plácida siesta para decirme que frente a la casa había un auto patrullero con tres policías, no me sorprendí.

De nuevo en las ergástulas de la dictadura

Salí de mi casa escoltado por los tres agentes, que no me esposaron y me trataron respetuosamente. Algunos vecinos estaban mirando. Sentí impotencia, rabia, pero al pasar frente a las tenebrosas instalaciones de la Seguridad del Estado y acercarme a la prisión, ambos sentimientos fueron sustituidos por una inmensa calma.

El auto llegó a la cárcel y fue directamente hacia el portón metálico de la entrada. Ya dentro, me impactaron los rostros agresivos, desesperanzados, de algunos presos y recordé un poema de César Vallejo. El habla vulgar de algunos presos resuena en el pasillo central de la prisión. Desde la reja de la solera, uno me grita: “Ya estás en zona, puro”. Y otro lo acompaña con sorna, afirmando: “Carne fresca”.

Veinte años atrás estuve preso aquí y pensé que nunca más regresaría. Si ahora estoy de vuelta es por no haber cedido al chantaje del castrocomunismo. El jueves 12 de septiembre me pasaron para el cubículo 4 donde había 7 reclusos pendientes de clasificación. La clasificación es un proceso durante el cual los oficiales determinan el piso al que deben enviar los reclusos para que comiencen a cumplir sus sanciones una vez que la sentencia es firme.

Desde mi llegada solicité hacer una llamada a mi casa, pero en mi caso este derecho debe ser ejercitado previa autorización de la jefatura de la unidad. Se trata de un derecho incorporado al reglamento penitenciario en Cuba luego de conocerse las condiciones que disfrutaron los cinco espías cubanos de la red Avispa en las prisiones norteamericanas, donde intercambiaron correspondencia libremente con miles de personas y hasta ofrecieron entrevistas a los medios de prensa.

Al pasar la inspección, este viernes 20 de septiembre, volví a insistir en mi derecho a hacer la llamada. Finalmente podré hacerla mañana sábado 21.

No te quejes, que otras prisiones son peores

Además de las chinches, de la mala calidad del agua y la comida, de las cucarachas y los mosquitos, otros reclusos me han asegurado que la prisión de Guantánamo tiene mejores condiciones que las de Mar Verde, Boniato y Aguadores, las tres de Santiago de Cuba, y me aconsejaron que no me quejara porque aquí castigan a quienes reclaman sus derechos.

De almuerzo nos dieron arroz blanco, plátano hervido, frijoles negros aguados y morcilla negra con olor y sabor desagradables. De comida dieron arroz congrí, plátano hervido, pasta cárnica y sopa. A pesar de la mala calidad de los alimentos, agradecí a Dios, como siempre hago, por ellos y por mi aniversario, a pesar de las circunstancias en que lo celebré.

Y uso el verbo celebrar con pleno sentido de lo que afirmo. Porque celebro estar aquí por haber puesto primero mi dignidad ante el chantaje. Celebro no haber claudicado a pesar de la injusticia que sufro y del dolor que causo a mis seres más queridos. Celebro poder compartir el dolor con otras personas sufridas, excluidas y olvidadas. Y agradezco a Dios por darme fuerzas, porque como ya escribí en un poema de mi libro Los apriscos del alba, “no existe ningún barrote que pueda contra mi alma”.

Prisión Provincial de Guantánamo, viernes 20 de septiembre de 2019

ACERCA DEL AUTOR

Roberto Jesús Quiñones Haces

Roberto Jesús Quiñones Haces

Nació en la ciudad de Cienfuegos el 20 de septiembre de 1957. Es Licenciado en Derecho. En 1999 fue sancionado de forma injusta e ilegal a ocho años de privación de libertad y desde entonces se le prohíbe ejercer como abogado. Ha publicado los poemarios “La fuga del ciervo” (1995, Editorial Oriente), “Escrito desde la cárcel” (2001, Ediciones Vitral), “Los apriscos del alba” (2008, Editorial Oriente) y “El agua de la vida” (2008, Editorial El mar y la montaña). Obtuvo el Gran Premio Vitral de Poesía en el 2001 con su libro “Escrito desde la cárcel” así como Mención y Reconocimiento Especial del Jurado del Concurso Internacional Nósside de Poesía en 2006 y 2008 respectivamente. Poemas suyos aparecen en la Antología de la UNEAC de 1994, en la Antología del Concurso Nósside del 2006 y en la selección de décimas “Esta cárcel de aire puro”, realizada por Waldo González en el 2009.

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