Sí me hago ilusiones

Si me hago ilusionesSí me hago ilusiones

Nadie me va a quitar la esperanza de ver la caída de Maduro y de toda la banda de delincuentes que se ha apropiado de Venezuela. Nadie me va a quitar la esperanza de ver el fin del comunismo en Cuba y de ver que Raúl Castro y su familia, la familia de Fidel, la de Díaz-Canel, la de Ramiro, la de Machadito y todos sus parientes respondan por sus crímenes.

Nadie me va a quitar esa ilusión de ver que el comunismo, el socialismo del siglo XXI o como quiera llamarse esa porquería totalitaria que ha destruido la vida de millones de cubanos, venezolanos, nicaragüenses, colombianos, salvadoreños, peruanos, chilenos y argentinos, llegue a su fin.

Y nadie me lo va a quitar, porque las ilusiones y las esperanzas son mías. Y nadie me lo va a quitar, porque he visto la caída del Muro de Berlín, he visto el fin de la Unión Soviética, he visto el fusilamiento del matrimonio Ceaușescu, he visto la captura de Manuel Antonio Noriega y el regreso de Panamá a la democracia; porque he visto el ocaso de Cristina Kirchner y de Rafael Correa, y la más reciente derrota de Evo Morales. 

Es verdad que el mal no descansa, porque se disfraza de mentira, de miedo y de cansancio. Pero también es verdad que la historia no es una línea recta hacia la oscuridad: está llena de giros inesperados, de victorias que parecían imposibles, de pueblos que se levantaron cuando ya todos los daban por vencidos. Y en medio de ese torbellino, la última decisión sobre mis ilusiones, sobre mi esperanza, no pertenece a la propaganda de ningún tirano, sino a mí.

Digo esto para que amigos y enemigos lo sepan: voy a seguir machacando con la idea de que vamos a ganar y que ellos van a perder. Como repetía Jorge Mas Canosa, la verdad siempre triunfa, aunque a veces parezca imposible o no podamos verla con claridad. Porque así como los comunistas no cesan en hacer el mal, en proclamar la mentira, la confusión, la desidia y la derrota, nosotros no debemos cesar en hacer el bien, proclamar la verdad, la esperanza y la victoria.

Y al que no le guste, que me borre o que me ignore. Porque, como dije hace un momento, mi ilusión y mi esperanza son mías, y están puestas en manos de Dios, porque es Él quien tiene verdadero poder sobre todas las cosas. Y no me da la gana de renunciar a la idea de comerme un arroz frito en el Barrio Chino y caminar hasta el Malecón para ver la puesta de sol, mientras la brisa anuncia que vivimos, de una vez y por todas, en paz y libertad.

🖋️Eduardo Mesa

Autor Eduardo Mesa📰 Artículos por Eduardo Mesa  
Eduardo Mesa. Escritor y  colaborador del Observatorio de Derechos Humanos de Cuba (OCDH), es autor de varias publicaciones en Cybercuba, Cubanet y Patria de Martí. Fue fundador de la revista Espacios, dedicada a promover la participación social del laico. Coordinó la revista Justicia y Paz, Órgano Oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y el boletín Aquí la Iglesia. Formó parte de los consejos de redacción de las revistas Palabra Nueva y Vivarium. Fue ganador de los premios de poesía Ada Elba Pérez y Juan Francisco Manzano. En la actualidad colabora con diversas revistas. Reside en los Estados Unidos desde 2005.

Sigue a Eduardo en @eduardomesaval

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