Estoy muy feliz. Acabo de conocer al próximo líder de la izquierda cubana. No es alguien famoso. Normalmente, estos líderes —estas joyas capaces de abordar con lucidez la historia de cualquier país— son personajes anónimos. Pero yo he tenido la dicha de encontrarlo.
He encontrado al hombre que será capaz de unir a la izquierda cubana, a esa nueva izquierda que puede salvarnos del totalitarismo marxista-leninista por el camino que lleva al totalitarismo marxista-leninista. Un compañero que reconoce que el Che Guevara fue un revolucionario apasionado, y que la Revolución ha fracasado. No porque esté, en esencia, condenada al desastre, sino porque en la actualidad está dirigida por personas de muy baja catadura moral. Si Fidel viviera otro gallo cantaría.
Este patriota, rojo como el bombillo de los prostibulos de carretera, está convencido de que el comunismo no es, necesariamente, la mayor perversión que haya conocido la faz de la Tierra. No. El comunismo puede reformarse. El socialismo puede salvarse mientras existan líderes como el compañero Galindo.
Cuando la nueva izquierda cubana —esa que hoy está dispersa por Estados Unidos y algo más organizada en España— conozca al compañero Galindo, sabrá que ahí está el líder del futuro. Ahí está el hombre que puede sacar a Cuba adelante.
Sí, camaradas, en Galindo la izquierda cubana encontrará sentido, porque Galindo será capaz de obrar el milagro.
Y así, cuando Cinderella desfile para evitar que Estados Unidos se convierta en una monarquía o en una dictadura bajo el malvado presidente Trump…
Así, cuando Frasquito, el que sale en las fotos con unos trajecitos ridículos o una cinta en el pelo, reconozca que el comunismo tiene el inmejorable propósito de liquidar la religión.
Así, cuando Pelotazo recoja juguetitos para los niños enfermos en Cuba mientras convence a los niño americanos de las bondades de la Revolución.
Y el compañero Papaito el sociólogo sueñe una Cuba posible, con una oposición leal, respetando la legalidad revolucionaria y la integridad de nuestros líderes revolucionarios, y dialogando con nuestros líderes…
Y Anturio el afiebrado, y sus amigos los cafeteros…
Y, bueno, en fin, toda esta panoplia de líderes…
Ah, se me olvidaba Pupi. Se me olvidaba Pupi, con su flor roja… blanca, bueno con su flor en la mano.
Es increíble. Estoy emocionado. Casi no puedo contener las lágrimas al pensar que, cuando toda esta gente conozca a Galindo, sentirán que sus esperanzas renacen. Y que la Revolución… se puede salvar.
🖋️Eduardo Mesa
📰 Artículos por Eduardo Mesa
Eduardo Mesa. Escritor y colaborador del Observatorio de Derechos Humanos de Cuba (OCDH), es autor de varias publicaciones en Cybercuba, Cubanet y Patria de Martí. Fue fundador de la revista Espacios, dedicada a promover la participación social del laico. Coordinó la revista Justicia y Paz, Órgano Oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y el boletín Aquí la Iglesia. Formó parte de los consejos de redacción de las revistas Palabra Nueva y Vivarium. Fue ganador de los premios de poesía Ada Elba Pérez y Juan Francisco Manzano. En la actualidad colabora con diversas revistas. Reside en los Estados Unidos desde 2005.
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