Las tres llaves de la Democracia
Estados Unidos ha sido considerado, desde su fundación, el baluarte de la democracia moderna. Su sistema de gobierno se cimenta en un principio esencial: la división de poderes. Este mecanismo no es solo una estructura organizativa del Estado, sino un candado de seguridad que impide cualquier intento de concentración absoluta de poder. Como un engranaje preciso, el equilibrio entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial asegura que ninguna instancia domine sobre las otras, preservando así la libertad y los derechos fundamentales de los ciudadanos.
La previsión de los Padres Fundadores fue magistral. Inspirados en Montesquieu y otros pensadores ilustrados, estructuraron un gobierno donde cada poder sirve de contrapeso al otro. El Ejecutivo, encabezado por el presidente, tiene la responsabilidad de ejecutar las leyes; el Legislativo, conformado por el Congreso, las elabora y fiscaliza al gobierno; y el Judicial, con la Corte Suprema como máximo órgano, interpreta las leyes y garantiza su constitucionalidad. Si uno de estos pilares se erigiera por encima de los demás, el sistema entraría en una deriva peligrosa, acercándose a formas autocríticas disfrazadas de democracia.
La historia ha demostrado que cuando se erosiona la separación de poderes, las democracias entran en crisis. El populismo, la corrupción y el abuso del poder suelen prosperar en sociedades donde las instituciones pierden su independencia. En Estados Unidos, la Constitución es el blindaje contra estos peligros. No es un documento inerte, sino una guía viva que ha permitido adaptarse a los retos de cada época sin traicionar sus principios fundamentales.
Sin embargo, la preservación de este equilibrio no es tarea exclusiva de los gobernantes. La ciudadanía debe comprender que su papel es crucial en la defensa de la democracia. La educación cívica y el conocimiento de la Constitución deben ser pilares en la formación de cada individuo. Solo una sociedad consciente de sus derechos y deberes puede evitar los excesos del poder y las tentaciones del autoritarismo. Como bien se ha dicho: "Maldito el hombre que pone su esperanza en otro hombre". La esperanza solo es posible cuando las instituciones funcionan con independencia y equilibrio. Y si Dios esta presente en su espíritu!
Los pasajes turbios de la historia han mostrado que ningún sistema está exento de amenazas. Intereses malsanos, presiones económicas y crisis políticas pueden poner a prueba la resistencia del sistema democrático. Pero mientras las tres llaves de la democracia sigan en manos separadas, el candado seguirá cerrado para aquellos que busquen apropiarse del destino de una nación. La democracia es frágil si se la descuida, pero invulnerable cuando se la defiende con convicción y principios firmes.
Me asusto, cuando escucho a personas de buena voluntad hablar de barrer con este equilibrio vital para la libertad . Nadie merece eregirse por sobre otro,nadie puede romper los hilos que protegen la esperanza y la libertad. La historia demuestra que quienes rompen estos principios fundamentales se convierten en tiranos, y traidores . A LA HISTORIA … Me remito!
Autor: Jorge Luis León. Graduado de Lic. en Historia y Ciencias Sociales en el Instituto Superior pedagógico Enrique Jose Varona, es ensayista y escritor y autor de varias publicaciones en Periódico Cubano, 14Ymedio y ahora en Patria de Martí. Trabajó como profesor de historia en nivel medio-superior por 30 años. Al romper sus relaciones, con el Ministerio de Educación fue a dirigir una Academia de Ajedrez en Guanabacoa, donde residía, participó en múltiples torneos y escribió su libro Breviario Ajedrecístico, publicado en Cuba en el 2002. En 2002 viajó a Estados Unidos, fundó una Academia... dio clases en varias escuelas hasta que se trasladó a Houston donde reside actualmente. Ahora estoy jubilado.