Santa Cruz de Tenerife. España.- Ante el suceso del momento, esto es, la retirada gradual de miles de médicos cubanos de territorio brasileño por parte de la dictadura comunista cubana ante lo que han llamado “amenazas” de Jair Bolsonaro, otros sucesos de extraordinaria importancia y de trascendencia sin igual para la región han quedado eclipsados.
Tres aspectos en relación con la política venezolana merecen ser analizados, lo que presupone que retome ciertos temas, de los que apenas se ha comentado por el enfoque cuasi generalizado de múltiples miradas hacia el suceso cubano-brasileño antes mencionado, devenido en escándalo de carácter internacional que acaba de sacudir, una vez más, los débiles cimientos del desacreditado régimen cubano.
Las universidades excelente escenario para el fortalecimiento de la oposición. Represión policial contra estudiantes universitarios en Caracas.
En Venezuela cada 21 de noviembre se celebra el día del estudiante. Para la tenida de este año el estudiantado universitario se propuso debatir sobre la crítica situación que cada vez hace más difícil la vida de aquellos que intentan sobrevivir, y al propio tiempo, continuar sus estudios superiores a pesar de hallarse inmersos en una gran incertidumbre por lo que les pueda deparar un incierto futuro como resultado de la continuidad del chavismo.
Los estudiantes denunciaron el deterioro de la Universidad Central de Venezuela, exigieron becas con un mínimo de dignidad, reclamaron al gobierno de Maduro el respeto a la autonomía de las universidades, exigieron la entrega de un presupuesto justo que les permita sortear la severa crisis económica que azota al país, así como la garantía de un transporte para aquellos alumnos procedentes de sitios distantes de Caracas; pero lo más significativo fue que cientos de policías y agentes de la Guardia Nacional Bolivariana reprimieron a los estudiantes universitarios, los que con el apoyo del resto de la sociedad civil, intentaban salir de dicha Universidad para marchar de manera pacífica por las calles. Tras una hora de intentos fallidos la policía los agredió con gases lacrimógenos impidiendo que la posible acción se concretara como acto*.
El régimen venezolano frena cualquier tipo de manifestación ante el temor de que pueda tener lugar otra ola de protestas como las que se extendieron por más de 100 días a partir de abril de 2017 (Primavera venezolana o Rebelión de abril), y que dejaron un saldo significativo de víctimas civiles inocentes, en su mayoría jóvenes, muchos de ellos vinculados a movimientos estudiantiles universitarios.
Actualmente la juventud universitaria está desempeñando un papel clave para el despertar de una actitud de lucha emancipadora en pos de la recuperación de la democracia y de los derechos ciudadanos, algo que no es un fenómeno exclusivo de Venezuela, sino de otros países de Latinoamérica como Nicaragua, otra nación que recientemente fue protagonista de múltiples acciones de protesta contra el violento régimen de Daniel Ortega, donde también la juventud universitaria desempeñó su rol de vanguardia.
De ahí la represión mantenida hacia este sector poblacional que representa un foco capaz de desestabilizar la aparente calma política de la nación, calma producto de la violenta represión policial de los gobiernos, aunque en realidad se trata de estados de latencia toda vez que el ambiente de la intelectualidad es propicio para la confrontación de opiniones y debates de naturaleza política capaces de desencadenar a posteriori acciones concretas.
No obstante, a pesar de haberse impedido la marcha, el día del estudiante en Caracas, este 21 de noviembre, no quedó como una simple evocación a los sucesos de rebelión de los jóvenes contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1957, sino como una muestra del desacuerdo de la juventud universitaria al sanguinario régimen chavista que ha frustrado los proyectos de miles de jóvenes.
La salida de Nicolás Maduro del poder pudiera ser inminente. Sus supuestos aliados se preparan para asegurar sus vínculos en ausencia del dictador.
El segundo suceso que merece ser comentado es la actitud del régimen de Corea del Norte respecto a sus pretensiones de mantener vínculos con Venezuela, aun cuando Nicolás Maduro no esté en el poder; de ahí que recientemente altos representantes de la diplomacia norcoreana establecieron contacto con funcionarios de la cúpula militar venezolana, muchos de los cuales se consideran oponentes al continuismo del gobierno de Nicolás Maduro.
Con este paso el régimen de Corea del Norte está protegiendo sus apuestas sobre el régimen comunista venezolano, cuyo líder y gobierno se hayan al límite, esto es, dicha aproximación se hace en previsión ante el inevitable colapso del chavismo-madurismo. Nicolás Maduro está a punto de caer, como dijo hace poco la Doctora Luisa Ortega Díaz, ex-fiscal general de Venezuela.
Esto significa que hasta los propios aliados – o supuestamente aliados– del régimen de Maduro prevén una salida definitiva del mandatario venezolano, tal vez en una brevedad de tiempo poco perceptible por la generalidad de la comunidad internacional que muchas veces divaga entre especulaciones carentes de valor y exageraciones de posibles sucesos que luego quedan olvidados. El tiempo de permanencia de Nicolás Maduro en el poder se acorta, y esto no es una utopía, sino una posible realidad concreta resultante de un devenir histórico inviolable (las sociedades, sistemas, regímenes, clases, etc., aparecen y desaparecen de manera cíclica en virtud de leyes universales. Nada permanece estático en un universo en acción constante).
Es por esto que se comienzan a trazar estrategias claves para no perder, o al menos perder lo menos posible, los enormes recursos invertidos para el mantenimiento de un régimen que se ha sostenido contra viento y marea, pero se ha mantenido de manera inexplicable y siguiendo los pasos de sus mentores de la dinastía castrista cubana. Tal es el caso de estos primeros pasos del gobierno de Corea del Norte, que según fuentes confidenciales ofreció asesoramiento militar y exportación de capital humano al país suramericano.
De nuevo “alerta roja” con la finalidad de lograr la cooperación internacional para la captura de Nicolás Maduro. ¿Funcionará esta vez?
El tercero de los puntos que quiero comentar es la determinación del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el exilio**, entidad que acaba de solicitar a Jurgen Stock, secretario general de la Interpol, que emita una alerta roja con el fin de lograr la cooperación internacional para la captura de Nicolás Maduro Moros, lo que se considera la solicitud definitiva toda vez que ya este pedido fuera realizado hace unos meses, aunque de manera preventiva, por parte de la ex-fiscal general venezolana, Doctora Luisa Ortega Díaz, actualmente exiliada por ser víctima de la más cruel represión del régimen madurista.
El tribunal conformado por 25 magistrados designados por la opositora Asamblea Nacional Venezolana (todos en el exilio), considera destituido como presidente a Nicolás Maduro. Dicho Tribunal Supremo juzgó este año en ausencia desde Bogotá al presidente Maduro por corrupción propia y legitimación de capitales en un caso vinculado al famoso escándalo de la constructora brasileña Odebrecht.
Ahora habría que preguntarse si la Interpol será capaz de actuar ante dicha solicitud y no dejar “engavetados” los documentos legales que amparan el pedido del auto-considerado legítimo Tribunal Supremo de Justicia en el exilio.
Recordemos que Maduro suele burlarse de todo y de todos. Los siguientes elementos así lo demuestran.
- Las múltiples sanciones que en el orden económico afectan a su gobierno han sido en vano. Maduro sigue haciendo de las suyas, modificando constituciones, violando leyes, inventado criptomonedas, arremetiendo contra otros presidentes de la región; pero siempre burlándose de todos. La desfachatez, junto a su ignorancia, lo distingue por encima de todas las cosas.
- Las valoraciones críticas de la Unión Europea no han logrado ser lo suficientemente enérgicas como para poder conducir a un ostracismo definitivo a un régimen que intenta luchar por una subsistencia carente de sentido.
- La postura del Grupo de Lima en relación al no reconocimiento de la Constituyente y a la inadmisibilidad de las más recientes “elecciones” presidenciales, indudablemente han contribuido al aislamiento del régimen de Maduro – ya en 2017 se habían retirado de la Organización de Estados Americanos, OEA, y las relaciones diplomáticas con numerosos países alcanzaron un punto crítico–; pero no ha resultado lo suficientemente eficaz para silenciarlo del todo.
- Las peticiones de la perseguida ex-fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, doctora Luisa Ortega Díaz, solo quedaron como un símbolo de valentía femenina y ejercicio jurídico de excelencia. Maduro siguió en el poder y se presentó en importantes reuniones internacionales con la mayor libertad del mundo.
- Cientos de víctimas mortales –se registraron de manera extraoficial 163 muertes entre el 6 de abril y el 13 de agosto de 2017, según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, OVCS, aunque el oficialismo solo reconoció en igual período de tiempo el fallecimiento de 129 personas– y otras tantas que sufrieron agresión y encarcelamiento durante la prolongada etapa de protestas (el OVCS contabilizó 6.729 manifestaciones desde el 1 de abril hasta el 31 de julio de 2017 en todo el país, equivalente a 56 protestas diarias), no solo en Caracas, sino en gran parte de territorio venezolano, aún esperan por la justicia venezolana e internacional.
¿Qué queda pues por hacer? A pesar de la opinión común de muchos de los mandatarios de la región –incluidas las reiteradas afirmaciones de Lenín Moreno, presidente de Ecuador, así como la más reciente intervención de Jair Bolsonaro, en breve presidente de Brasil– acerca de intentar resolver de manera pacífica el grave conflicto de la tierra de Bolívar mediante conversaciones y diálogos, la solución a la tragedia actual del pueblo venezolano radica en una inminente intervención (que no es sinónimo de invasión, algo que, sin duda, no defendemos) con el objetivo de extraer el gran mal de raíz, lo que necesariamente podrá conducir al restablecimiento de una añorada democracia que desapareció con la llegada de Hugo Chávez al poder y la consecuente instauración del malogrado engendro llamado Socialismo del siglo XXI.
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* A escasas cuadras de la Universidad Central de Venezuela, UCV, miembros de movimientos estudiantiles vinculados con el oficialismo chavista se concentraron para realizar una marcha que sirviera de contrapartida rumbo al palacio presidencial de Miraflores, en el centro de Caracas, donde fueron recibidos por el presidente Nicolás Maduro. Este tipo de acto carece de espontaneidad, por cuanto son preparados y dirigidos por las autoridades oficialistas que respaldan al régimen venezolano. Se sabe que cientos de agentes encubiertos colaboran para tales propósitos y que la presencia de la contrainteligencia cubana es un hecho innegable.
**El Tribunal Supremo de Justicia en el exilio se instaló en octubre de 2017 en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), en Washington, y está formado por 25 magistrados que en su día fueron nombrados por la Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora, y que hoy se encuentran repartidos por Estados Unidos, Chile, Colombia y Panamá.