Los datos económicos de Estados Unidos arrojan un resultado, tras ocho años de mandato de Barak Obama, demoledor. Once millones más de ciudadanos, comparado con los datos previos a su gestión, acuden a las cartillas de ayuda para alimentos. En cifras absolutas, se ha pasado de 32 millones de dependientes de estas ayudas estatales para alimentación -similares a cartillas de racionamiento- a que sean 43,6 millones necesiten recurrir a ellas.
Son datos del Tesoro Norteamericano, del Congreso y de varios centros estadísticos. También demuestran como de los 38 millones de americanos que vivían en la pobreza, se ha pasado a 45. También ha descendido considerablemente la renta real disponible por hogar, que han perdido más de 3.000 dólares anuales, pasando de los 57.744 a los 54.045 dólares de media por cada uno de ellos.
A pesar del tan cacareado seguro médico bautizado como el Obamacare, los gastos sanitarios medios por familia han aumentado durante su mandato considerablemente ya que el gasto medio por familia en seguros de salud ha pasado de 12.680 dólares a 18.142, un dato que deja claro el fracaso del Obamacare.
Según los datos oficiales aportados por la propia administración Obama, el coste estimado del programa de atención sanitaria implantado por el presidente demócrata sería de 2.600 millones de dólares anuales durante los diez primeros años de aplicación, pero tranquilizaba a los ciudadanos explicando que gracias a este proyecto la deuda nacional bajaría en 200 mil millones de dólares y hasta un billón de dólares en los siguientes veinte años. Otra falsedad contrastable con los datos publicados por el Departamento del Tesoro que reconocía una deuda nacional en el momento de la toma de posesión de Obama de 10,6 trillones de dólares en 2009 (siempre según el sistema americano) y de casi el doble, 20 trillones de dólares, a su salida en 2017.
Todos estos fracasos en la gestión del ex presidente demócrata han contribuido a empobrecer a la sociedad estadounidense que, por ejemplo, antes de su toma de posesión disfrutaba de una amplia base laboral con un 65,8% de población empleada, y que se ha reducido al 62,8% al final de su mandato. También es significativo que el porcentaje de población propietaria de su vivienda ha pasado de ser del 67,3% al 63,5%.
Artículo de Juan Pflüger, publicado en La era Trump, presidentetrump.es