Estados Unidos sigue fallando a Cuba.
Que hay una dictadura brutal todavía en el poder en Cuba comunista, es un hecho irrefutable. Las expresiones populares de descontento son un hecho cotidiano en la isla. Esto es un signo seguro de que el régimen totalitario está en estado de descomposición. A pesar de las medidas terribles de represión y de las onerosas penas de prisión, los cubanos siguen exhibiendo públicamente la voluntad de ser libres. Estados Unidos, una fuerza internacional con un historial de apoyo a la libertad en todo el mundo, está fallando a Cuba, una vez más.
La Insurrección Cubana del 11 de Julio (11J), ese evento épico en el que cientos de miles de cubanos en más de 72 localidades salieron a las calles para exigir sus derechos naturales y el fin de la tiranía comunista, le presentó al actual presidente estadounidense una oportunidad sin precedentes para facilitar el cambio de régimen. Lamentablemente, en lugar de actuar con decisión y coherencia moral con otras iniciativas de política exterior, como el apoyo a Ucrania (que es lo correcto), Estados Unidos no ha hecho absolutamente nada para apoyar al pueblo cubano. Su respuesta al consiguiente ejercicio salvaje de terrorismo de Estado llevado a cabo por la cleptocracia castrocomunista, solamente produjo críticas verbales simbólicas y mucho dramatismo vacío por parte del cuerpo diplomático estadounidense.
Cuando la dictadura marxista anunció, cuatro meses después del 11J, que estaba orquestando otro éxodo masivo hacia Estados Unidos a través de Nicaragua hasta México, Biden tuvo otra oportunidad de desafiar 63 años de control castrista. Al defender la soberanía territorial estadounidense, Estados Unidos podría haber negado al comunismo cubano una vía de escape. Vergonzosamente, el régimen socialista de La Habana, en la praxis, reinstauró unilateralmente la política migratoria estadounidense de "pies secos/pies mojados", en vigencia antes de 2017. En consecuencia, desde noviembre de 2021, más de 200.000 cubanos han entrado en Estados Unidos. Además de cocer a fuego lento un descontento social potencialmente peligroso en la isla (peligroso para el castrismo), Estados Unidos ha sufrido la gran humillación de que una dictadura comunista imponga sus caprichos de supervivencia en su política interior.
Los constantes y agudos cortes de energía eléctrica en todo el territorio cubano, han provocado protestas a nivel nacional que amenazan la estabilidad del régimen castrista. No es casualidad que esto se haya convertido en algo habitual desde que los rusos invadieron Ucrania. Los bancos de Putin sirvieron de importante canal para que el castrocomunismo blanqueara el dinero del narcotráfico, además de esquivar el embargo y otras sanciones estadounidenses. El apoyo de Estados Unidos a Ucrania es probablemente lo único que el gobierno de Biden ha hecho en favor de la libertad de Cuba, aunque no haya sido intencional y sea una cuestión de consecuencias colaterales. A pesar de la válvula de escape facilitado por las autoridades pro castristas de Nicaragua y México y de las sentencias de prisión política abusivas para los manifestantes, los cubanos, de nuevo, se han enfrentado heroicamente a la dictadura comunista en el ámbito público. ¿Qué ha hecho Estados Unidos en esta ocasión?
Para ser coherente en su posición patética hacia Cuba, Biden aparentemente ha prestado al comunismo cubano el servicio del FBI. Sí, según una fuente del Ministerio del Interior del régimen castrista y reportada por CiberCuba el 2 de octubre, la actual agencia nacional de policía e inteligencia norteamericana ha acudido al rescate de la sexagenaria dictadura impidiendo la posible transferencia de fondos a los manifestantes pacíficos cubanos al suspender los vuelos entre Miami y algunas ciudades cubanas. No es de extrañar que la dictadura marxista desee tanto la ampliación del pacto Castro-Obama.
Biden compite con otros presidentes estadounidenses sobre quién ha traicionado más la causa de la libertad en el hemisferio occidental. John F. Kennedy, Richard Nixon y Jimmy Carter son solo algunos de los otros ocupantes de la Casa Blanca que esquivaron oportunidades históricas. Lo único que, tal vez, ha retrasado un paquete de "ayuda" estadounidense, no a Cuba, sino al castrocomunismo, son las elecciones de mitad de término. La profundidad del apaciguamiento de Estados Unidos hacia el castrismo dependerá de la fortaleza de los políticos estadounidenses pro-libertad después de las elecciones de 2022, y de los cubanos en el exilio y en la patria.
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🖋️Autor Julio M. Shiling
🖋️Autor Julio M. Shiling
Julio M. Shiling es politólogo, escritor, conferenciante, comentarista y director de los foros políticos y las publicaciones digitales, Patria de Martí y The CubanAmerican Voice y columnista. Tiene una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami, Florida. Es miembro de The American Political Science Association (“La Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas”), el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y la Academia de Historia de Cuba en el Exilio. Sigue a Julio en:
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