Ver cometer un crimen en calma, es cometerlo.
José martí
La tristeza y el desconcierto son los sentimientos que provocaran la reciente Cumbre de las América a todo cubano que de una forma u otra ha sufrido las consecuencias de la llegada de Fidel Castro y el sistema comunista totalitario que impusiese. Se vieron obligados a abandonar su país, en muchos casos sin saber siquiera cual sería su supervivencia, la separación de su familia o la pérdida de familiares y amigos muertos por el régimen y por supuesto la pérdida de sus propiedades.
Oir el descarado discurso de Raúl Castro, asesino indemne desde los primeros años de la Revolución, en el que distorsionara la historia de Cuba desde los primeros años de su independencia no puede menos que producirnos una sensación de impotencia ante el crimen político organizado de la izquierda. En el mismo descalificó la intervención americana en Cuba al final de la guerra de independencia como una acción del imperialismo. Nada más falaz que esa descalificación histórica que lamentablemente Obama pareció aceptarla como tal.
Esa descalificación es una flagrante mentira histórica, que es la de ignorar que fue gracias a la intervención americana que Cuba se liberó de España después de treinta años de guerra. Cuba era la última colonia en el continente. Por tanto todas las fuerzas españolas incluida las escuadras estaban a disposición para mantener la colonia, donde muchos cubanos todavía estaban a favor de la dependencia.
La guerra terminó pues por la intervención americana que duró tan solo tres años. Y al final Estados Unidos dejó a Cuba bajo la Constitución de 1.901 de conformidad con los principios que rigen la Constitución Americana. Por tanto la intervención a mi juicio no solo permitió la independencia sino igualmente la libertad individual de los cubanos. Asimismo durante el gobierno de Wood se gastó más de 15 millones de dólares en obras públicas e ingeniería sanitaria y se suprimió la fiebre amarilla.
No obstante esa realidad Raúl Castro acusó igualmente a los Estados Unidos por haber impuesto en la Constitución la Enmienda Platt, como otro acto de imperialismo. Esa enmienda tan solo implicaba mantener la responsabilidad de los Estados unidos por los derechos de los cubanos en Cuba y por supuesto de la propiedad que incluía la de los americanos y asegurar el comercio libre entre ambos países. Y al respecto del comercio añadiría que Estados Unidos pagaba a Cuba el doble del precio del azúcar en el mercado mundial. Por tanto esas convenciones en ningún caso implicaban un desmedro de los derechos de Cuba como nación independiente. Y no obstante ello en 1.933 el presidente Roosesvelt suprimió de motus propio la Enmienda Platt.
La historia política de Cuba no es envidiable a mi juicio. Que hubo desaciertos y corrupción es innegable pero solo el gobierno de Machado intentó un proceso nacionalista, pero fue derribado en 1.933. La llegada de Batista después del golpe de estado presentó una alternativa. Aparentemente estaba influenciado por la izquierda, pero los Estados Unidos enviaron un barco de guerra a La Habana y Batista eligió el dólar sobre el rublo. Los sucesivos gobiernos no se presentaron como alternativa de la izquierda y los comunistas socialistas en las elecciones no obtenían más de un 2% de los votos.
Podría decir que el mal llamado sistema capitalista regía en Cuba donde toda la actividad económica estaba en manos privadas. En razón de ello y no obstante que aparentemente la economía cubana se encontraba con problemas, Cuba tenía el nivel de vida más elevado de América Latina. Y ello se debía indudablemente a las relaciones con los Estados Unidos.
Igualmente el discurso ignora que tal como lo describe el embajador americano en su libro “El Cuarto Piso”, fue el gobierno de Iesenhower el que colaboró con la llegada de Fidel Castro a Cuba. Estados Unidos prohibió la venta de armas a Batista en su lucha contra los revolucionarios. El Cuarto Piso en manos de Roy Rubboton le sugirió a Batista que abandonara el poder. Por lo cual fueron los propios militares de Batista los que de una manera u otra apoyaron la llegada de Fidel Castro al poder.
Desde su llegada al poder mostró su antiamericanismo y recuerdo su primer discurso en el que dijo: “Nosotros no estamos aquí por el Pentágono sino en contra del Pentágono. Fue así que primeramente sacó la base militar de Estados Unidos en La Habana y poco después inició la política de nacionalización de las propiedades y el control de cambios.
Fue enfrentado a esa realidad que Estados Unido que Estados Unidos estableció el embargo, que fue una respuesta a la política de Castro. Lamentablemente al poco tiempo en 1961 el presidente Kennedy con la asesoría de Stevenson traicionó a los cubanos en Bahia de Cochinos al no cumplir con la promesa del apoyo aéreo a la invasión. Igualmente en 1962 acordó con Kruchev durante la crisis de los misiles entregar a Cuba a la órbita soviética.
A ese acuerdo le debemos la permanencia de la dictadura más criminal que ojos vieren por más de 50 años. Así también las guerras subversivas en América Latina tal como lo muestra claramente Juan B. Yofre en su reciente libro “Cuba Fue”. No obstante esta realidad en su discurso Raul Castro aplaudido por la audiencia acusó a Estados Unidos de haber apoyado la destitución de Salvador Allende en Chile. No debemos olvidar que bajo la égida de Allende Chile iba en el camino de ser la segunda Cuba en el continente. Haber salvado a Chile de ese desastre significó el cambio de política que lo convirtió en un ejemplo para América Latina.
He hecho este recuento histórico, pues no obstante esa realidad de la dictadura y la falta de libertad en Cuba a Raúl Castro se le trató en la Cumbre como un demócrata que como tal finalmente habría sido reconocido por los Estados Unidos. La aceptación de Obama de eliminar el embargo, sacar a Cuba de la lista de los países terroristas e reiniciar las relaciones han sido interpretadas como el reconocimiento del error de la política americana frente a la sabiduría de los Castro. O sea el imperialismo americano vs. la democracia cubana. Este hecho se magnifica ante la declaración de los ex presidentes de América Latina de reclamar al presidente Maduro la liberación de los presos políticos en Venezuela y no haber incluido una reclamación por la liberación de los presos en Cuba.
De la Cumbre surge la evidencia de que se ignoran los crímenes de los Castro y aun que en Cuba sigue vigente un sistema totalitario con su aparato represivo gigantesco. Recientemente Oswaldo Payá, líder de la oposición fue asesinado vilmente. Es evidente que en Cuba se continúan violando los derechos ante un mundo que sigue pretendiendo ignorarlo. Por todas estas razones me he permitido llamar a esta la Cumbre de la Tristeza, donde no se reconoce la tristeza que abruma a quienes han sufrido en carne propia en alguna forma la desdicha de la falta de libertad en nuestro país y hemos sido obligados a abandonarlo en busca de libertad y supervivencia.