Patria de Martí Artículos y Ensayos
La ola conservadora y los signos de los tiempos
- Eduardo Mesa
En 11 años de intenso trabajo, el joven líder conservador Charlie Kirk logró establecer 2.000 capítulos de su organización, Turning Point USA. Después de su asesinato, el 10 de septiembre, han sido 121.000 las solicitudes para abrir nuevos capítulos de Turning Point; los números hablan y son elocuentes.
A veces los árboles no nos dejan ver el bosque. O, como decía Pablo VI, es importante “escrutar a fondo los signos de los tiempos”. A nivel global se percibe un sincero deseo, en millones de seres humanos, de regresar al sentido común: de reencontrarse con valores que algunos pueden catalogar de “conservadores”, pero que en realidad son básicamente los mismos que propició el cristianismo y que han definido nuestra civilización durante dos milenios.
Normalmente se piensa que son los políticos quienes generan los movimientos sociales. En mi modesta opinión, lo que suele suceder en la mayoría de los casos es el proceso inverso: son los movimientos sociales, el cansancio, el hartazgo y la frustración los que se convierten en fuerzas que los políticos identifican, interpretan y canalizan. Y a partir de ahí surgen nuevas expresiones políticas y sociales.
Es por eso que hemos visto el auge de Vox en España, de Fratelli d’Italia, de la AfD en Alemania y de tantas otras expresiones conservadoras que van ganando protagonismo y presencia pública en países muy diversos. Quienes satanizan estas expresiones —que poco tienen de satánicas— deberían preguntarse por qué hay tanta gente que se suma a movimientos conservadores y soberanistas en respuesta a la permanente amenaza de esos constructos ideológicos que se han puesto de moda en las últimas décadas y que atentan gravemente contra la familia, la propiedad, la vida y la fe de millones de seres humanos.
Lamentablemente, los partidos tradicionales —sean socialdemócratas, democristianos o liberales— hace ya mucho tiempo abandonaron a sus votantes naturales. Poco a poco fueron comprando tesis, agendas y programas como el decrecentismo económico, el wokismo, la agenda LGTBI y muchas otras modas ideológicas. Esta dejación del sentido común y de sus responsabilidades ha traído como consecuencia nuevas fuerzas políticas que hoy se manifiestan en la vida de Estados Unidos y Europa, los grandes motores de la economía mundial, donde mejor se ha podido vivir y prosperar con un mínimo de libertad en las últimas décadas.
Debo reconocer que esta ola conservadora, que sacude a los Estados Unidos, a Europa y que empieza a notarse en Oceanía y en muchos lugares de América Latina, me produce una gran alegría. Y me produce alegría por una cuestión muy simple: no podemos seguir como estamos. No podemos permitir que a nuestros hijos y a nuestros nietos los confundan y los envenenen intelectualmente desde sus más tempranas edades. No podemos aceptar la eutanasia, el aborto, la pérdida de la patria potestad de nuestros hijos, la creciente devaluación de la familia, la dependencia cada vez mayor del Estado y la intromisión cada vez más profunda de ese mismo Estado en la intimidad nuestras vidas y en nuestra conciencia.
El asesinato del joven líder conservador Charlie Kirk, con quien se puede estar de acuerdo o no en sus planteamientos, pero que era un hombre que pretendía discutir sus ideas y no imponerlas, ha revelado la barbarie y la violencia de ese mal llamado progresismo, que parece estar dispuesto a todo para conducirnos a una nueva esclavitud. La pacífica, serena y espiritual reacción a su muerte ha sido para mí un punto de inflexión y una poderosa advertencia. Estamos al final de un ciclo y, por ende, al comienzo de otro. Lo que suceda para el bien de nuestras familias depende en gran medida de nosotros. Que Dios nos ayude a obrar con misericordia, con compasión, con caridad, pero también con firmeza. La suerte está echada. Ánimo y adelante.
🖋️Eduardo Mesa
Eduardo Mesa. Escritor y colaborador del Observatorio de Derechos Humanos de Cuba (OCDH), es autor de varias publicaciones en Cybercuba, Cubanet y Patria de Martí. Fue fundador de la revista Espacios, dedicada a promover la participación social del laico. Coordinó la revista Justicia y Paz, Órgano Oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y el boletín Aquí la Iglesia. Formó parte de los consejos de redacción de las revistas Palabra Nueva y Vivarium. Fue ganador de los premios de poesía Ada Elba Pérez y Juan Francisco Manzano. En la actualidad colabora con diversas revistas. Reside en los Estados Unidos desde 2005.
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