Las ideas y conocimientos que sirvieron para crear la Constitución de los Estados Unidos
“Los tres poderes del gobierno federal están combinados sabiamente de forma que se balancean mutuamente mediante un chequeo y contra-chequeo recíproco, que los escritores más reconocidos sobre temas gubernamentales consideran como su principal perfección”. - Charles Carroll of Carrollton
En el siglo XVIII los pensadores eran mucho más profundos en sus análisis y planteamientos que los de hoy día. Los métodos de estudio eran mucho más amplios y cubrían muchísimas más asignaturas y temas que en las universidades de hoy. Las especializaciones y “super-especializaciones” no existían y los conocimientos tenían que ser muy amplios. Los estudiosos que incursionaban en la política, traían consigo un caudal de sabiduría inmenso que aportaban al bienestar común.
Esa cualidad de sapiencia y pensamientos analíticos profundos fue la que produjo, en 1790, la Constitución de los Estados Unidos (EEUU), una de las Carta Magnas más sólidas y duraderas de la historia.
Una pieza periodística, publicada en Epoch Times (en inglés) y titulada “Ideas que formaron la Constitución: Isaac Newton” se expone con evidencias la influencia que ejercieron en los constituyentistas norteamericanos los conocimientos matemáticos, geográficos y físicos que tenían, y la forma en que aplicaron sus teorías de paralelismo entre la estructura planetaria del universo y la estructura política de la nación. En un breve párrafo, subtitulado: “Efectos (del conocimiento científico) en el pensamiento político”, el autor, Rob Natelson, resume esa realidad poco conocida. El párrafo dice: “La Revolución Científica, y particularmente el trabajo de Newton, enseñó a los hombres que el universo no era caótico o sin sentido, sino gobernado por reglas ordenadas. Una vez que uno conoce las reglas, el universo físico se convierte en predecible”.
La sapiencia de conocimientos generales de los constituyentistas, incluidos los de historia, les sirvió para dilucidar argumentos importantes sobre la estructura política que le darían a EEUU mediante la Constitución. Uno de esos debates fue sobre el tamaño que debía tener el Senado. James Madison favorecía uno pequeño y James Wilson uno mayor. El argumento de un senado con pocos miembros fue destruido por el legislador John Dickinson usando una comparación con los tribunos romanos.
Otro de los debates que se resolvió usando el orden universal fue la Estructura que tendría la Constitución. La Estructura final que tuvo se parece en mucho a una “máquina engranada y sintonizada finamente”, como escribió Charles Carroll of Carrollton: “Los tres poderes del gobierno federal están combinados sabiamente de forma que se balancean mutuamente mediante un chequeo y contra-chequeo recíproco, que los escritores más reconocidos sobre temas gubernamentales consideran como su principal perfección”. Esos “chequeos y contra-chequeos” hacían referencia a los engranajes de las máquinas de la Revolución Industrial.
Carroll también hace una referencia comparativa de esa estructura constitucional con el sistema planetario donde cada planeta es un Estado que gira en su propia órbita con cierta autonomía y el conjunto de todos los planetas, unidos por fuerzas gravitacionales, es el gobierno federal. De esa forma, cada Estado posee autoridad local (girando en su propia órbita) y el gobierno federal la autoridad que excede a cada Estado. Es de notar la similitud usada entre “poder político” y “fuerza gravitacional”.
En resumen, la grandeza y sabiduría de los “Padres Fundadores” de la nación norteamericana, reunidos para esa labor magna, ha quedado demostrada en la clase de nación que produjeron y en su estabilidad política de más de dos siglos. Una nación que a pesar de los errores y tropiezos humanos, sigue siendo guía y referencia de toda la humanidad.