Luis Manuel Otero Alcántara, "Libre" a un mes de su secuestro

Luis Manuel Otero Alcantara libre

Luis Manuel Otero Alcántara, "Libre" a un mes de su secuestro, casi un mes recluido e incomunicado en un centro hospitalario de Cuba.

Santa Cruz de Tenerife. España.- Hace un mes que la dictadura comunista de Cuba secuestró a Luis Manuel Otero Alcántara, un joven lleno de inquietudes y aspiraciones, y también, como la gran mayoría de los cubanos, de necesidades y penurias. Luisma, como se le conoce, es el alma del Movimiento San Isidro, MSI, grupo que, a diferencia de lo se dice en los medios oficialistas de la isla, si existe, y si no está más activo se debe a la represión desmedida que el régimen castrista ejerce sobre sus miembros.

Además de sus inquietudes de naturaleza artística, y de trascender las limitaciones que impone la marginalidad forzada por el efecto del daño antropológico generalizado que presupone vivir en Cuba, Luisma tiene una postura muy bien definida y con firmeza: denunciar desde cualquier perspectiva posible las injusticias continuas que ejerce la dictadura comunista de Cuba; motivo más que suficiente como para pretender silenciarlo para siempre, hacerlo desaparecer, encarcelarlo, marginarlo aún más, o cualquier otra acción que presuponga la supresión de su merecido protagonismo. La historia del secuestro es ya conocida, al menos de manera parcial, toda vez que el secretismo en torno a todo el acontecer del líder del MSI ha originado disímiles interpretaciones, amén de las escasas fuentes precisas a partir del infausto momento de aquella madrugada en que las fuerzas policiales del régimen lo tomaron por la fuerza, y tras un simulacro pleno de incoherencias lo trasladaron al Hospital Calixto García, en la capital cubana. 

Se dijo que estaba recibiendo tratamiento médico, específicamente por la especialidad de psiquiatría. Lo último que supe, según las acostumbradas imprecisiones de las redes sociales, es que por “atentar contra su vida”. Algunos se inclinaron por la idea de que recibe tratamiento con electrochoque. Las diversas publicaciones refirieron que “fuentes” que pidieron permanecer en el anonimato afirmaron tal o más cual cosa.

No obstante, en sí no se conoció con exactitud lo que estaba ocurriendo con Luis Manuel Otero Alcántara hasta que el propio líder, una vez liberado de su reclusión, hiciera sus primeras declaraciones públicas. Pensar que lo sabríamos mediante los medios oficiales de prensa nacional hubiera sido demasiado utópico. Ya sabemos de lo que son capaces los regímenes dictatoriales, y también de su oscuro modus operandi. El silencio sepulcral ante aquello que “no es conveniente”, utilizando la misma jerga de los anquilosados comunistas de la isla, es una de sus tantas maléficas estrategias.

Con lo poco que tenemos hasta el presente – ahora con más elementos a partir de sus recientes declaraciones–, y descartando cualquier tipo de especulación de aquellos que de manera inescrupulosa publican para tener miles de seguidores y hacerse populares a partir de la desgracia de alguien que se nos podía haber ido de este mundo, vale la pena comentar algunos aspectos que pudieran ofrecer a los lectores ciertas pautas que demuestran, una vez más, las incoherencias del oficialismo cubano.

¿Cuál fue la justificación para la permanencia durante un mes de Luis Manuel Otero Alcántara en un centro hospitalario de Cuba?

Si en realidad estaba tan bien de salud, sin “signos de desnutrición”, y “deambulando sin dificultades” – para poner en duda la veracidad de su huelga de hambre–, al llegar al Hospital Calixto García, vale cuestionarse: ¿Por qué lo ingresaron? Y no solo por qué lo ingresaron, sino: ¿Por qué permaneció hospitalizado tanto tiempo?

La "hospitalización" de Luis Manuel es la justificación que tiene el castrismo para encerrarlo, esto es, silenciarlo por un tiempo. El líder de San Isidro en la calle le da mucha guerra a la dictadura cubana. Téngase presente que su barrio lo apoya, que su gente salió a las calles en contra del régimen, y el muchacho logra uno de los objetivos de la lucha pacífica, esto es, llamar la atención. Ningún líder en los últimos tiempos, exceptuando a José Daniel Ferrer, el dirigente de UNPACU, logró irritar tanto a las “autoridades” cubanas. El hecho de hacer mención a los últimos sucesos de San Isidro, y de manera particular a la figura de su principal promotor, en los medios oficialistas de Cuba – aunque sea de manera tergiversada y con la finalidad de desacreditarlo ante el pueblo cubano– demuestra que las acciones emprendidas por Luisma son efectivas.

La respuesta a la permanencia en el Hospital Calixto García por casi un mes es prácticamente la misma respecto a la idea del sentido de la hospitalización inmediata. Solo que con la permanencia prolongada los miembros de la Seguridad del Estado pueden hacer de las suyas de manera sistemática. En estas cosas de provocar daños psicológicos, incidir directamente en la psiquis del hombre, amén de los crueles métodos de torturas y maltratos físicos, son verdaderos expertos. La exportación de la experiencia cubana a países de América Latina, como Venezuela, principalmente, es un hecho y no una especulación. El testimonio de los prisioneros políticos venezolanos torturados por agentes de nacionalidad cubana es innegable. Lo cierto es que Luis Manuel Otero Alcántara pasó casi un mes recluido e incomunicado en un centro hospitalario de Cuba y ni las autoridades sanitarias, ni las políticas, ofrecieron una información oficial precisa y coherente acerca de su estado de salud

Resulta sobremanera incoherente que una de las especialidades médicas a cargo del manejo de la salud del activista político sea la psiquiatría, lo que reafirmó en sus más recientes declaraciones. La asunción de una huelga de hambre no significa atentar contra la vida, aunque lo parezca desde el punto de vista científico, toda vez que la inanición sostenida conduce necesariamente a un fatal desenlace, y de no actuarse de manera rápida y precisa puede conducir a la muerte a quien esté practicando este método. Las consecuencias orgánicas y funcionales resultantes de la deshidratación y el aporte de las calorías indispensables para el sostén de las funciones básicas pueden poner fin a la existencia de aquellos que practican la huelga de hambre y sed como método de lucha, lo que no se debe interpretar como una forma de suicidio, sino como la resultante de una acción de método de lucha pacífica. No todos los que dicen practicar una huelga de hambre lo han cumplido en realidad, lo que no presupone que el caso de Luis Manuel sea una simulación, como de manera inescrupulosa se dio a entender en los medios oficiales de la isla. Las inconsistencias de los escasos exámenes complementarios realizados, o al menos los comentados, no demuestran que la huelga de Otero Alcántara fuera simulada. Sin embargo, si demuestran la incapacidad e ignorancia de los periodistas y reporteros oficialistas de la isla, quienes se encargaron de repetir mecánicamente el informe que se preparó de manera anticipada para desacreditar al joven de San Isidro. El estado de desnutrición es un concepto demasiado abarcador que no resulta demostrable con una simple apreciación visual, toda vez que incluye parámetros como peso corporal, índice de masa corporal, mediciones de diámetros braquiales y pliegues, amén de dosificaciones de vitaminas y minerales en sangre, entre otros estudios de química sanguínea. Por otra parte, suponiendo que en realidad no se hubiera afectado la salud de Otero Alcántara, algo que resulta prácticamente imposible, entonces: ¿Por qué fue hospitalizado?

Retomando el tema de la huelga de hambre y el hecho de atentar contra su vida, recordemos que dentro de los tantos métodos de lucha pacífica se encuentra la huelga de hambre, cuya finalidad consiste en llamar la atención para lograr un objetivo determinado. Por ejemplo, un líder político o un grupo determinado que permanezcan sin ingerir alimentos hasta tanto sea puesto en libertad el activista recluido en instituciones hospitalarias de Cuba. De lograrse el objetivo porque la comunidad internacional ejerció presión sobre el régimen, como ha ocurrido en más de una ocasión en otros contextos, se depone la huelga. Esto no significa atentar contra la vida, como tampoco pueden ser catalogados como actos, ideas o intentos suicidas todos aquellos que se alistan en el ejército para participar en una guerra, aún cuando se sabe que están arriesgando sus vidas.

De modo que la idea de tratar a Luis Manuel como un paciente psiquiátrico por atentar contra su vida no es solo un absurdo y surrealista planteamiento decadente de la “ciencia” cubana, sino una evidencia precisa de la arbitrariedad  e inconsistencia de su caso. Otero Alcántara no presenta ninguna afectación psicológica, al menos, como para justificar una reclusión e incomunicación por casi un mes. Y digo, al menos, toda vez que no puede excluirse la posibilidad de que este joven tengan cierto grado de ansiedad, depresión, sensación de persecución, frustración, entre otros estigmas, como resultado directo de la brutal represión a que ha sido sometido por parte de las fuerzas policiales del régimen castrista, síntomas que, suponiendo que los tuviera, pueden ser manejados de manera ambulatoria desde el nivel primario de salud. Sus recientes apariciones en las redes sociales, luego de su “liberación” muestran a una persona muy tranquila, con seguridad y firmeza y aparente buen estado de salud, tanto física como psicológicamente.   

La limpieza de la mente puede imprimir una nueva personalidad. ¿Terapia electroconvulsiva?    Recientemente, al ser entrevistado por El Confidencial, el Dr. Mikel Urretavizcaya Sarachaga, psiquiatra de prestigio y de amplia trayectoria en el Hospital Universitario de Bellvitge, en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), acerca de la terapia electroconvulsiva respondió: "Cuando la gente me pregunta si todavía se sigue practicando el electroshock yo les digo que no (…) Evidentemente, les digo que no porque ya no es lo que era antes, ha cambiado mucho. En la actualidad, realizamos unas 30 o 50 terapias al año solo en nuestro hospital. Ahora, en el TEC hay anestesia y está computarizado para ofrecer una terapia totalmente personalizada al paciente, entre otros muchos avances".

La terapia electroconvulsiva, también conocida como electroconvulsoterapia o terapia por electrochoque, es un tratamiento psiquiátrico en el cual se inducen convulsiones utilizando la electricidad. La práctica del electroshock solo está reservada a pacientes con depresiones resistentes a los que ya los fármacos no hacen efecto, así como también a esquizofrénicos, maníacos y enfermos con trastorno bipolar. Según el Dr. Mikel Urretavizcaya Sarachaga: “en ningún caso comporta ningún peligro para la integridad física y psicológica del paciente como evidentemente sí lo hacía hace años, cuando se practicaba sin anestesia y con cargas eléctricas mucho más potentes”.

Teniendo en cuenta las actuales opciones de la terapia personalizada, y considerando los crueles métodos empleados por la sanguinaria dictadura comunista de Cuba, no se podía descartar que a Otero Alcántara se le estuviera aplicando este tipo de terapia, con la cual se le puede inducir un total olvido de sus vivencias e inicio desde un punto cero, tal como expresa un neurólogo de origen italiano en una extensa recopilación acerca de este tipo de terapia:"se podrían limpiar las mentes de los pacientes enfermos para que vuelvan a empezar de cero, imprimiéndoles una nueva personalidad".

De cualquier modo, ante el silencio en torno a la permanencia de Luis Manuel en el Calixto García, los comentarios especulativos relacionados con la aplicación de estos procederes no se hicieron esperar, y lo peor, algunos lo dieron por hecho probado. Ahora el líder de San Isidro acaba de desmentir la idea del empleo de terapia electroconvulsiva y de fármacos para tratar enfermedades psiquiátricas. Una vez más el secretismo condujo a la especulación. No obstante, la posibilidad estratégica de este tipo de tratamiento por parte de especialistas cubanos al servicio o bajo la amenaza del régimen jamás podrá descartada; aunque según el propio líder, no le fuera aplicada.

Y así las cosas, luego de un mes prisionero y no hospitalizado, ya tenemos de nuevo a Luis Manuel Otero Alcántara en las calles. En breve el valiente joven, asumirá con nuevos bríos otras acciones de denuncia hacia el régimen castrista. Luisma, quien es sincero, actúa con humildad y es de los que de verdad “tienen lo que tienen que tener”, ahora con nuevas experiencias – 24 horas de iluminación, permanencia estricta en una habitación, incomunicación cuasi total con familiares y amigos, vigilancia a tiempo completo por varios agentes de la seguridad del estado, etc., – emprenderá otra vez el liderazgo de un movimiento que han estigmatizado demasiado e intentado disolver; pero no callar. 

Luis Manuel vive y el Movimiento San Isidro renace con su victoria.  

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