Castrismo explota a ganaderos. Carne de res en Cuba: un negocio redondo para el monopolio estatal.
LAS TUNAS, Cuba. ─ “Al ganadero le pagan sus animales con pesos cubanos devaluados, mientras la carne de ese mismo ganado es vendida a los cubanos cobrándoles dólares estadounidenses”, señalamos en el artículo El ganado, los ganaderos y la ruta de la carne de res en Cuba, publicado por CubaNet el pasado 19 de abril.
Para corroborar esa afirmación ahora traemos a los lectores algunas cifras del listado de precios de compra de ganado por parte del monopolio estatal. Mostramos además otros números que dicen el precio de costo y de venta, no sólo de la carne de esas reses en las tiendas que sólo aceptan como medio de pago dólares estadounidenses (las llamadas tiendas MLC), sino también de otras carnes como la de pollo importado, igualmente objeto de usura.
La Gaceta Oficial No. 31 Extraordinaria del pasado 16 de abril publicó el precio máximo del ganado vacuno y bufalino que, en pie y con destino a la industria o los mataderos estatales, el Estado pagará a los criadores de ganado. Los precios no tienen nada de extraordinarios, aunque fueron publicados en una gaceta así rotulada. En realidad, salvo especificaciones técnicas y monetarias, casi son los mismos precios que viene pagando el Estado a los ganaderos desde hace varios años, tratando de incrementar, infructuosamente, el rebaño nacional.
En el caso del torete bovino de entre 18 y 24 meses, categoría “especial”, con más de 400 kilogramos de peso vivo ─ese que el ranchero estadounidense suele llamar “prime” (categoría excelente)─, el precio es de 40.02 pesos cubanos el kilogramo. A la tasa de cambio oficial de 24 pesos por un dólar, esta tarifa equivale 1,66 dólares estadounidenses. Respecto a la res “prime”, en el libro Ganadería Productiva, los autores Walter H, Peters y Robert H. Grummer dicen: “la res ha de ser de cuerpo ancho y bien desarrollado, cubierta toda de músculos gruesos, de esqueleto delgado y de carne fina al tacto; vacas, bueyes y toros nunca llegan a merecer tan alto grado”.
El torete de primera categoría, de 18 a 24 meses, con peso en pie de entre 340 y 400 kilogramos ─que el ranchero en los Estados Unidos llama “choice” (selecto, escogido, de primera calidad)─, el monopolio del Estado lo paga al vaquero a 25.76 pesos cubanos, algo así como 1.07 dólares americanos. Del ganado de carne selecto, Peters y Grummer dicen: “las reses tendrán que ser, en todos los aspectos, de una calidad casi tan buena como le corresponde al grado superior, y aunque admite algunos defectos, exige que el animal aparezca uniformemente gordo, suave, de osamenta fina y de carne firme”.
Un torete de entre 300 y 339 kilogramos de peso vivo ─que no tiene que ser “tan uniformemente gordo”, tan ancho de músculos, “ni de esqueleto tan fino”, según los citados autores, y que en el comercio de ganado de carne estadounidense es clasificado como “good” (bueno)─ la nomenclatura cubana lo clasifica como “segunda categoría” y paga el kilogramo a 22.54 pesos cubanos, unos 90 centavos de dólar americano.
No agotaré al lector reseñando las restantes clasificaciones del ganado de carne, basta significar estas cifras de manuales técnicos: una res de unos 400 kilogramos de peso vivo rendirá poco más de 126 kilogramos de carne limpia, de ellos, algo más de 88 kilogramos de carne de primera y unos 38 kilogramos de carne de segunda, generalmente empleada en la producción de picadillos o ahumados.
La carne de primera responde a las siguientes denominaciones: filete, riñonada, bola, boliche, palomilla, cañada, stew.
Clasificados como subproductos, pero que también entran en el mercado de la carne ─y en Cuba mucho más─, están órganos como lengua, corazón, panza, hígado, ternilla, huesos y patas. Un cubano que moneda nacional mediante pueda comprar algún kilogramo de patas, huesos o panza de vaca, se sentirá feliz. Vísceras, como corazón o hígado, fueron vendidas por CUC y hoy es difícil encontrarlas hasta con dólares.
Entonces, cabe preguntarse: si el Estado compra las reses a los campesinos cubanos mediante una rigurosa clasificación por la que paga precios diferentes… ¿También vende la carne por dólares estadounidenses según históricamente el ranchero americano clasificó su ganado de carne como “prime”, “choice” o “good”?
Pues no. Esos detalles de mercado no los encontrará en Cuba. Si en países civilizados es frecuente que de la carne que usted va a consumir conozca la raza del ganado que la produjo, en caso de que tenga la buena suerte de comprar carne vacuna, tendrá que conformarse con saber si es bola, boliche, stew… Esto, a los efectos de pagar, pues vaya usted a saber si la carne, aunque esté clasificada como de primera, será realmente blanda y jugosa, de torete especial, o correosa, dura como riel, proveniente de una vaca o de un buey.
Sí conocen gerentes y almaceneros de las tiendas que operan con moneda libremente convertible (MLC) los precios de costo y los precios de venta de los productos que comercializan. Saben ─porque así lo dice la factura de “Transferencia emitida” del almacén principal al de una tienda─ que, por ejemplo, el precio de costo de un kilogramo de palomilla de res es de $ 4.39 y que ese kilogramo de carne deja una ganancia al monopolio estatal de 3.61 dólares estadounidenses.
Dicho de otro modo: cierta tienda pueblerina recibió una de estas mañanas de carencias 12.24 kilogramos de palomilla de res, que, según precio de costo, fue importado en $ 53.73. Vendida esa carne a $ 8.00, devolvió $ 97.92, una ganancia neta de $ 44.19, que la tasa de cambio de 24 pesos cubanos por dólar estadounidenses son 1 060 pesos, suficientes para que con unos 12 kilogramos de palomilla el Estado compre al campesino cubano algo así como 41 kilogramos de carne de torete de primera en pie.
El expolio a los cubanos por parte del monopolio estatal no es sólo con la carne de res. Situemos como ejemplo un paquete de un kilogramo de media pechuga de pollo, sin piel y sin huesos, de la firma Perdix, con precio de costo facturado en $ 2.30, vendido en tienda de MLC en $ 6.55. Esto representa una ganancia de $ 4.25 por kilogramo, con beneficios netos de 4 250 dólares estadounidenses sobre una tonelada de carne de pollo que costó 2 300 dólares. Ante esa situación, resulta útil preguntar: ¿Quién bloquea más a los cubanos, el gobierno de los Estados Unidos con el embargo o el castrocomunismo con el expolio de su monopolio?
Autor: Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956)
Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela "Bucaneros" puede encontrarse en Amazon.