Las canciones de piedras

canciones de piedras Fidel Castro

Tropecé de nuevo y con la misma piedra… Así reza la canción popularizada por Julio Iglesias, y ahora que el muy inteligente Fidel Castro está en un seboruco metido, el pueblo de Cuba se ve obstaculizado por igual en su camino a la libertad por otra piedra en el zapato. Los longevos Castros siguen entorpeciendo a un pueblo que sin ellos estaría hoy disfrutando del Capitalismo del Siglo 21, en vez de vivir soportando literalmente carretillas y carretones que les pasan lentamente por calles llenas de piedras y buracos, tirados por caballos en pleno siglo 21, con la gente en bicitaxis o a pie o hasta en “camellos”.

Raúl Castro se esmera en mantener el status quo que asegura primeramente su supervivencia física y luego la de su familión. Todo esto apoyado en  generales, quienes en general no tienen nada de ideólogos, más bien son “bisneros” que le sacan jugo hasta las piedras.

En Cuba todo está hecho tierra, luego entonces solo queda arena que alquilar a los turistas, y en el turismo de EE.UU. se basa la gran esperanza de estos terratenientes o terra-generales. Los hoteles los “manichean” esto jeníraros, donde el servicio de cama es por parte de un graduado universitario en busca de dólares, y la compañera revolucionaria puede ir incluida en el servicio de cama. “De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera, y mujer que a mi me quiera, ha de quererme de veras” decía antes la canción, pero hoy no tiene que quererme de veras, siempre que el compañero revolucionario me haya puesto una piedra con ella por un módico precio.

“Yo no quiero piedra en mi camino… déjame en paz” cantaba Rolando La Serie, pero la felicidad terrenal de los cubanos sigue entorpecida por esta piedra en los riñones que llevamos los cubanos, dolor equivalente a un parto.

Pero es que no parte el que tiene que partir, excepto por el último partido que está metido en el ceboruco. Pero el partido que nos ha partido nos sigue sin partidos políticos y sin repartirnos parte de lo que nos pertenece. Reparte golpes a las Damas, eso sí.

En Cuba no hay reparto de riquezas, como quieren los izquierdistas en EE.UU., y no se fabrica reparto alguno desde hace décadas, y desde luego en Navidad no hay reparto de juguetes ni de cenas de Noche Buena. El Partido lo ha partido todo.

“Pico y pala, pico y pala, compañeeero” es la consigna de otra canción que nos indica el singular objetivo de todo cubano hoy, quitar del camino la pesada piedra que es Raúl Castro. ¿Y cómo se hace esto?

“Dadme un punto de apoyo y una palanca y moveré el mundo” dijo Arquímides. Hace falta un punto fuerte e inmóvil y una palanca fuerte que mueva la piedra que abra el camino a la libertad.

El punto fuerte e inmóvil tiene que ser el exilio cubano, fuerte en convicciones e inmóvil en su fe en la libertad de Cuba (demostrado en las elecciones del 2016 que reafirmó a todos los candidatos que no quieren estar “sin embargo” si no todo lo contrario, que quieren línea dura.

La palanca tiene que ser la influencia, “la palanca” como se dice en cubano, que tenga ese exilio en Mr. Trump, de tal manera que éste le eleve los problemitas que tiene Castro hoy al nivel de grandes problemas, y éste último (ojalá que sea el último), viendo que cuanto más les suben más le dolerá la caída, decida salir volando como lo hizo el penúltimo dictador cubano cuando vio que EE.UU. no le podía “resolver” su problema.

Mr. Trump, si es tan hábil como se dice, tendría que separar a Raúl Castro de los generales, que los generales vean que pueden hacer business con el magnate, pero con una sola estipulación pétrea, que no entre en el negocio Mr. Castro. En el momento que estos mercaderes se tornen en picapiedras, meter a Raúl en un vuelo a Galicia no resulta tan improbable (Honduras con su Constitución pétrea metió al vaquero en el avión en su pijama con sombrero y todo).

Ya la palabra de orden no es juntarnos, como decía Martí, la palabra de orden es “presión” o sea, mantener la presión y no ceder ni cejar en una sola meta, la de aislar al déspota de su grupo de apoyo, como hace el depredador cuando ataca una manada de cebras.

Y ya, incluso antes de llegar a la Casa Blanca, el equipo de transición de Trump ha elevado a cuatro cubano-americanos a puestos clave en su administración.

El punto de apoyo está in situ en Miami y la palanca comienza a elevarse en Washington. La jugada está cantada.

Fuente del artículo FACECUBA.ORG, publicado por Modesto Arocha

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