Homenaje a los estudiantes de medicina fusilados

Homenaje a los estudiantes de medicina fusiladosHomenaje a los estudiantes de medicina fusilados

Homenaje a los estudiantes de medicina fusilados en Cuba. Acusados falsamente por voluntarios cubanos de profanar las tumbas de los soldados españoles en el cementerio de Espada el 27 de noviembre de 1871.

Hace 148 años, Cuba se llenó de luto y tristeza aquel 27 de noviembre de 1871, José Martí en su extenso y apasionado poema:

"A mis hermanos muertos el 27 de noviembre", demostró que el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en el año 1871 era fuente de inspiración para continuar la lucha por la libertad de Cuba.

En una de sus estrofas, subrayaba:

"(…) Cuando se muere /
En brazos de la patria agradecida, / La muerte acaba, la prisión se rompe; /
¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!”

◾Alonso Álvarez de la Campa y Gamba,
◾Anacleto Bermúdez y González de Piñera,
◾Eladio González y Perera,
◾Ángel Laborde y Perera,
◾José de Marcos y Medina,
◾Juan Pascual Rodríguez y Pérez,
◾Carlos de la Torre y Madrigal y
◾Carlos Verdugo y Martínez,
cargaron la culpa de lo ocurrido.

Una historia horrenda dibuja la época colonial de Cuba en 1871, las autoridades españolas consideraron que 45 estudiantes del primer año de medicina habían profanado el sepulcro del agitador político y periodista español Gonzalo Castañón.

El sepulcro no fue violado. Solo había sido arrancada una flor en el pequeño jardín frente al cementerio de Espada, mientras otros cinco jóvenes cometían la brutalidad de jugar con la carretilla que servía para trasladar los cadáveres destinados a las clases de Disección. Todo ello sucedió cuando esperaban al profesor, quien ese día no asistió a sus clases habituales.

El Cuerpo de Voluntarios de La Habana compuesto por cubanos al servicio de la colonia preparó a su favor un juicio sin prueba alguna, que los condenó a muerte y la iglesia católica le negó sepultura cristiana.

Los cuerpos inertes fueron a parar en una profunda fosa, sin una cruz que identificara aquella tumba para que nadie les rindiera honores, ni muchos menos se les permitió a los familiares la realización de algún homenaje póstumo.

Ante el horrendo crimen, el capitán del ejército español Federico Capdevila, defensor de los ocho estudiantes, declaró:
”Mi obligación como español, mi sagrado deber como defensor, mi honra de caballero y mi pundonor como oficial del ejército de España es proteger y amparar a los inocentes: lo son mis cuarenta y cinco defendidos”.

Mucho tiempo después Fermín Valdés Domínguez, uno de los alumnos de aquel curso y finalmente condenado a seis meses de prisión, logró que al exhumarse los restos de Gonzalo Castañón, el hijo de éste hiciera una declaración por escrito en la que explicara que en ningún momento el nicho había sido objeto de violación.

Se probaba así que los ocho estudiantes de Medicina, fusilados el 27 de noviembre de 1871, eran inocentes.

Publicación de Rolando J. Perez Gallego ►, en el grupo Facebook de LA HISTORIA DE CUBA HASTA EL 1959

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