- Jorge Luis León
Fidel Castro: Ni valiente ni inteligente
Este es un punto cardinal en el tema cubano. Durante años, muchos, hipnotizados por sus discursos y carisma, cultivaron la idea del supuesto talento de este hombre engreído, promiscuo y vanidoso, que nunca aprendió a escuchar.
Él siempre tenía la razón: las críticas y los desastres eran responsabilidad de otros. Su escudo era el poder absoluto, al estilo de las monarquías del siglo XVIII. Un hombre que "ganaba" batallas a miles de kilómetros de distancia, desplegando mapas en su escritorio, donde movía piezas de artillería e infantería hacia victorias imaginarias. Estas decisiones llevaron a más de 13,000 combatientes cubanos a perder la vida en las guerras de Angola y Etiopía. Sangre vendida para obtener ganancias a gran escala. Fue un negocio redondo.
Este "estadista", hecho de tabaco y buen vino, se presentaba en la Sierra Maestra con un fusil de mira telescópica, inadecuado para la guerra de guerrillas. Siempre delegó las acciones en otros, mientras él engordaba y no sufría ni un resfriado durante las frías noches de la manigua cubana. Un "valiente" que nunca estuvo donde morían los combatientes, y que, en un trance de locura, pidió a Kruschev lanzar el primer golpe nuclear contra los Estados Unidos.
Líder de un país que trató como su propiedad, regaló pedazos del territorio nacional a líderes comunistas extranjeros. Un hombre que asesinó sin cuartel a su propio pueblo.
¿Qué méritos merece? ¿Qué talento puede atribuírsele?
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