- Eleonora Bruzual
Estos días han puesto en la palestra del debate grandes temas de repercusión internacional
El triunfo del Brexit, Bernie Sanders votará por Hillary Clinton, tinglado con nombre de Proceso de Paz, y además en ese reducto tiránico que es la isla de los Castro, cientos de miles de venezolanos desbarataron los planes de una narcotiranía dependiente de la cubana castrista.
Semana sumamente convulsa que concluyó. Crispada tanto en nuestro continente americano como en Europa, que ve peligrar su comunidad política y jurídica con el triunfo del Brexit, esa abreviatura que simplifica la gravísima salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Salida que a pocas horas de haber sido votada por una escasa mayoría, ya descompone un panorama político, económico, de integración y gobernanza.
Pareciera que la primera víctima que se cobra es el primer ministro británico, David Cameron, anunciando el mismo viernes pasado su dimisión al cargo, que se hará efectivo antes de octubre, y por parte de los europeístas, por boca del presidente del Parlamento Europeo, avisando sin vacilación a los británicos: “Queremos al Reino Unido fuera tan pronto como sea posible”, porque no parece haber contemplación con los británicos y sus líderes y menos, permitírseles imponer al Viejo Continente posiciones que sólo convengan a ellos y sus grupos políticos. Así Martin Schulz no ha dejado dudas sobre cuál será la posición al decir: El continente no será tomado como rehén de una pelea interna del Partido Conservador”.
Ya son muchos los sacudones que ha generado el Brexit, desde el anuncio de la renuncia de Cameron, hasta los bajones en los mercados bursátiles de buena parte del mundo y la búsqueda desesperada de pasaportes irlandeses para los que ya ven el lado incomodo de recorrer Europa sin la placentera ciudadanía continental. Horas y mucha gente sensata comienza a aconsejar el viejo proverbio inglés Keep calm and carry on (Mantén la calma y sigue adelante), en especial en Bruselas, donde Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, Donald Tusk, presidente del Consejo europeo, y Schulz, sin duda tres figuras claves, no muestran el menor temor por la salida del Reino Unido del bloque comunitario, y mucho menos que ésto represente el fin de la Unión Europea. Más bien se percibe que, desde que se conoció la decisión plebiscitaria de los británicos, la gran dominante es lograr que la incertidumbre durante la negociación de este divorcio “no dure demasiado”.
Así Europa y paseándome por este continente americano, también el viernes un Bernie Sanders muy enérgico, declaró a través de la emisora MSNBC que votará por Hillary Clinton en las elecciones presidenciales buscando derrotar al candidato republicano Donald Trump. Igualmente tocó ver la firma de un acuerdo de cese al fuego entre Juan Manuel Santos y los asesinos de las FARC, exultantes ante la impensable impunidad por sus horribles crímenes. Tinglado con nombre de Proceso de Paz, y además en ese reducto tiránico que es la isla de los Castro, con sus 57 nauseabundos años en el poder y con Raúl –el tirano heredero- fungiendo de figura inocentemente ejemplarizante.
Tocó -tratando de contener la náusea- ver al asesino Timochenko burlarse de la gente decente, tanto de Colombia como del mundo, y decir que espera que no se persigan más personas por sus pensamientos políticos. Decirlo justo en la Cuba castrista, donde la disidencia a la tiranía se ha pagado y se paga con la vida o larga prisión en infectas mazmorras. Verlo taimado anunciando su reincorporación y la de toda la cúpula de la banda narcoterrorista a la vida civil, a las estructuras económicas, políticas y sociales colombianas “de acuerdo con sus intereses” y sin pagar por ningún crimen.
Putrefacto espectáculo simultaneo al desesperado intento de frenar las acciones en contra de otra narcotiranía, esa que impera en Venezuela desde hace ya más de 17 años y que por primera vez en lustros, tanto el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), como 20 países miembros, muestran su interés por retornarle a Venezuela una democracia y desaprobar esa caricatura siniestra que logró imponer Chávez y ahora continúa Maduro, sus secuaces y cómplices, entre ellos los 12 países que votaron contra la propuesta y los dos que se abstuvieron.
Luis Almagro, el pasado 23 de junio, pidiendo a esos 34 países miembros que apliquen la Carta Democrática a Venezuela para "defender a un pueblo que necesita voz" y "para mantenerse del lado correcto de la historia" y remarcando son su honesta firmeza que únicamente volviendo a un ejercicio legítimo y responsable del poder, podrá Venezuela retomar la senda de la paz y de la prosperidad.
Semana donde cientos de miles de venezolanos desbarataron los planes de una narcotiranía dependiente de la cubana castrista y la retaron volviendo a validar sus firmas pidiendo referéndum, firmas más letales que cualquier proyectil.
Eleonora Bruzual, periodista venezolana
@eleonorabruzual