- Jorge Luis León
Cuba: El embrujo que cautivó a la intelectualidad
Hubo un tiempo en que Cuba era un hechizo. No una isla, sino una idea flotante, una promesa. Era el sonido de una guitarra que cortaba el silencio de las dictaduras militares de América Latina, el humo de un habano encendido junto a una barricada de palabras, la utopía que parecía tener dirección, rostro, nombre. Para muchos artistas, escritores y cineastas del siglo XX, Cuba fue la posibilidad de lo nuevo, la dignidad armada frente al imperio, la cultura hecha revolución.
Jean-Paul Sartre, con los pies en la arena de Varadero y la mente ardiendo de simpatía, llamó a Fidel Castro “el más completo intelectual de América Latina”. Gabriel García Márquez lo consideró su amigo entrañable. Eduardo Galeano se emocionó al hablar de los médicos cubanos que recorrían el Tercer Mundo. Julio Cortázar, comprometido con la izquierda, dijo haber sentido “un escalofrío de esperanza” al ver nacer aquel experimento. Y sin embargo, todos ellos —como tantos otros— también sintieron, en algún momento, el filo de la decepción. Porque el embrujo no duró para siempre.
Cuba sedujo con su relato. Y el arte, siempre tentado por la épica, la adoptó como musa. El Che Guevara se volvió un icono pop, los discursos de Fidel eran estudiados como si fueran poesía de barricada, y los muros cubanos se cubrieron de consignas como si fueran versos revolucionarios. La revolución hablaba en lengua culta, invocaba a Martí, citaba a Marx, seducía a Neruda. Fue, durante un tiempo, la única dictadura que parecía excusable por su lirismo.
Leer más…Cuba: El embrujo que cautivó a la intelectualidad