El consuelo de las cartas y el abismo de las conspiraciones

El consuelo de las cartas y el abismo de las conspiracionesEl consuelo de las cartas y el abismo de las conspiraciones

Mi vecina Cuca era cartomántica, cobraba dos pesos por consulta y tenía una clientela fija que, si bien no era muy numerosa, compensaba este déficit con una gran fidelidad. Recuerdo a varios de los clientes de Cuca subiendo las escaleras sigilosos, buscando sosiego en las predicciones de mi vecina. Todos tenían algo en la mirada y en el gesto: un toque de superioridad, un aire de iniciados, condescendientes con los pobres mortales que no tienen el valor de asomarse a las revelaciones de la baraja.

Cuca era buena gente, y yo le tenía cariño. No era una estafadora; ella también creía en su don espiritual, lo que hacía más convincentes sus presagios, que no eran otra cosa que las generalizaciones de siempre.

Los adivinos, de cualquier especie, terminan por decir lo que queremos escuchar. Si son buenas personas, como lo era Cuca, el peligro es menor; si no lo son, puedes caer en manos de un manipulador, un delincuente o ambas cosas. Algo similar ocurre con las redes de las teorías de la conspiración. Ambas necedades nos exponen a peligros innecesarios a la vez que alimentan nuestra necesidad de seguridad y control.

En los últimos tiempos, las teorías de la conspiración han ganado terreno. La última y más exitosa versión es QAnon, surgida en Estados Unidos en 2017. Sus seguidores creen en una supuesta red secreta de élites globales que controlan el mundo, están involucradas en actividades ilegales y que solo ciertos políticos o figuras públicas, como Donald Trump, pueden detenerlos. La teoría se basa en publicaciones anónimas hechas en foros como 4chan por alguien que se hacía llamar “Q”, quien afirmaba tener acceso a información privilegiada del gobierno. 

 

Los seguidores de QAnon terminan creyendo en las más alucinantes teorías de un mundo al revés, donde los defensores de la humanidad son personajes como Vladimir Putin, Xi Jinping o Kim Jong-un. Sin caer en ingenuidades, y sabiendo que en las relaciones internacionales priman los intereses de Estado, no hay lugar a dudas de que los regímenes liderados por estos personajes están a años luz de cualquier democracia liberal en el ámbito del respeto a los derechos humanos.

Lo más preocupante de QAnon es que su delirante relato sirve para caricaturizar a los conservadores, reforzando el estereotipo que la izquierda difunde en los medios de comunicación y en los estudios de cine. Este estereotipo tiene graves consecuencias en la percepción de muchos valores fundamentales que hoy se identifican con el conservadurismo y la ortodoxia, pero que, en realidad, son, la mayoría de las veces, patrimonio del sentido común.

En cualquier caso, nada es nuevo bajo el sol. En los albores del siglo XX la teoría de la conspiración de moda se basó en Los Protocolos de los Sabios de Sion, un texto antisemita falso que pretendía describir un supuesto plan de los judíos para dominar el mundo. En épocas más recientes se habló del Nuevo Orden Mundial (NWO), que supone que una élite secreta global controla o intenta controlar todos los gobiernos del mundo para instaurar un gobierno mundial autoritario. Y, sin pretender una cronología, tenemos a los Illuminati, los Reptilianos, los que creen en la tierra hueca y en la tierra plana. Todas estas teorías, y muchas más, han prevalecido de un modo u otro en el imaginario conspiranoico: mueren y reverdecen como las malas hierbas que se instalan en los jardines para fastidio de sus dueños.

No sé si mi vecina Cuca, además de cartomántica, creía en teorías de la conspiración, pero sí sé que, como dijo Chesterton, cuando uno deja de creer en Dios, enseguida cree en cualquier cosa.

El gran escritor inglés sabía que no controlamos nada en esta vida y que la única seguridad que podemos tener es el juicio justo y misericordioso de Dios.

Eduardo MesaAutor: Eduardo Mesa, escritor y  presidende del Observatorio de Derechos Humanos de Cuba (OCDH). Sigue a Eduardo en 

@eduardomesaval 

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