La teología de la liberación y el papa peronista

diego trinidad¿Que es la Teología de la Liberación? En realidad, la pregunta debía ser ¿que fue la Teología de la Liberación? Pero gracias al nuevo Papa peronista, esa insidiosa doctrina ha sido resucitada y está vigente de nuevo. Antes de proceder, debo prevenir a los lectores que entrar en temas de teología es algo confuse y hasta peligroso. Confuso porque como he escrito en otras ocasiones, estas cuestiones ni me interesan mucho ni tengo los conocimientos necesarios para siquiera opinar sobre ellas. Peligroso porque como muchos bien saben, la religion es un tema divisivo y como involucra la fe y las creencias, no se puede aplicar la razón y muchos reaccionan emocionalmente. Pero como mi explicación estará basada en la historia—y en eso si tengo competencia y conocimientos suficientes—trataré de explicar algo sobre esta doctrina que ahora otra vez surge para confundir y desinformar a los incautos.

 

papa argentino peronistaContrario a lo que escribe el ex-General rumano Ion Pacepa en su magnífico libro Disinformation (2013), la Teología de la Liberación (TL) NO fue inventada por la KGB, aunque SI fue penetrada, influenciada y utilizada no solo por la KGB, sino también por la DIE rumana y la DGI cubana, para sus fines malvados en Centro y Sur América. El régimen castrista se benefició mucho gracias a esta falsa doctrina porque la utilizó hábilmente para subvertir no solo a miles de curas católicos y ministros protestantes en el mundo de habla española, sino a quizás millones de sinceros creyentes para confundirlos y malinformarlos. La Teología de la Liberación tiene en realidad su orígen en el Segundo Concilio Ecuménico Vaticano en 1962. El nuevo Papa Juan XXIII abrió las puertas a estas ideas cuando el Consilio llamó a la Iglesia a involucrarse en las luchas de los pobres por la justicia social. Unos años después, durante la Segunda Conferencia del Consejo Episcopal Latino Americano (CELAM) en Medellín, Colombia, en 1968, el cura dominíco peruano Gustavo Gutierrez (ahora profesor de teología en la Universidad de Notre Dame, Indiana, EEUU), instó a la Iglesia a enfatizar la lucha activa contra la pobreza en América Latina. Tres años después, Gutierrez escribió el libro La Teología de la Liberacióny es generalmente considerado como el padre de la doctrina. Pero las ideas vienen de mucho antes, con el desarrollo de la teología política de pensadores alemanes como Jurgen Moltmann, Johann Metz y Dorothee Solle en los 1950s, todos profundamente influenciados por el marxismo.

Gutierrez además tuvo varios “colegas” desde el principio. Por ejemplo, el educador brasileño Paulo Freire, quien escribió Pedagogía de los Oprimidos en 1968, proponiendo la “concientización” de los pobres y predicando que los oprimidos deben liberarse por si mismos. Otros prominentes teólogos de la Liberación incluyen el jesuíta uruguayo Juan Luis Segundo, el franciscano brasileño Leonardo Boff y el también jesuíta salvadoreño de origen español Jon Sobrino. Los arzobispos católicos Hélder Cámara de Recife, Brasil, y Oscar Romero de San Salvador, fueron figuras importantes. Algunos prominentes protestantes como el argentino José Miguel Bonino (metodista) y el brasileño Rubem Alves (presbitereano) también han contribuído a la Teología de la Liberación. Pero ¿que es?

Recuerdo a los lectores que este ensayo es descriptivo, es solamente una narrativa histórica extremadamente breve de lo escrito por Gustavo Gutierrez y los demás. Pero de ninguna manera entraré en debates teológicos. Para repetir, no me interesan. Gutierrez, según mi entendimiento de su doctrina, propone que el desarrollo económico no ha funcionado para resolver las causas de la pobreza y sus raíces porque ha dejado intactas las estructuras de la explotación. Gutierrez entonces opta por el enfoque de la “liberación” que llama a un cambio estructural radical de la sociedad. Esto incluye el uso de la violencia para traer los cambios necesarios, ya que los conceptos de violencia “buenos” (ejercidos por los opresores) y los “malos (ejercidos por los oprimidos contra los opresores), deben ser rechazados. Gutierrez también propone la acción en lugar de la fe para poder eliminar la pobreza. Los fundamentos de toda su doctrina tienen un fondo admitidamente marxista, como también lo tienen las modificaciones de los varios autores y proponentes de la doctrina ya citados. Esto debe ser suficiente para explicar la TL de una manera muy básica, lo cual estoy seguro que será rechazado como demasiado “simplista” por los defensores de la doctrina y quizás así sea. No soy experto ni me tomo atributos de serlo.

Ahora bien, tanto Gutierrez como los demás proponentes de la doctrina de la Liberación han cambiado y variado sus prédicas en las últimas cuatro décadas. Es por esto que muchos defensores del Papa peronista insisten en que hay otras (y muchas) corrientes de la TL que son “democráticas”. De cierta manera puede ser verdad. Pero ¿y que? El hecho sigue siendo que estas “corrientes” no marxistas de la doctrina son de la izquierda, casi siempre de la extrema izquierda. Los que apoyan esas “corrientes” generalmente se autodescriben como “social demócratas”. Es decir, son socialistas. En la práctica, es lo mismo. Mucho más importante, la TL ha sido enormenente dañina, sobre todo en Iberamérica, y ha contribuido a causar miles de muertes innecesarias en todo el continente, mientras que dificilmnente ha contribuído a levantar a un solo pobre de sus condiciones de miseria. Ese es el problema con la insidiosa y falsa doctrina: el daño que ha hecho. Pero antes de continuar describiendo ese daño, que es lo importante de este ensayo, es necesario regresar a lo que sucedió después que Gutierrez publicó su libro en 1971, especialmente cual fue la reacción del Vaticano a la Teología de la Liberación.

Como era de esperar, la reacción del Vaticano no tardó. En 1972, después de la muerte de Juan XXIII, el nuevo Papa era Pablo II y el nuevo presidente de CELAM era el Obispo de Puebla, Mexico, Alfonso Lólez Trujillo. Los dos trataron de frenar los avances de la TL en Iberoamérica, pero no fue hasta la tercera reunión de CELAM en Puebla, en 1979, que la posición official de la Iglesia cambió. Gustavo Gutierrez NO fue invitado a Puebla. El nuevo Papa, Juan Pablo II, quien presidio la conferencia, aunque expresó la preocupación de la Iglesia por la injusta condición de los pobres en Iberoamérica, también mostró su preocupación (porque la TL nunca ha sido oficialmente condenada por la Iglesia, a pesar de las censuras personales de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI) creciente por el radicalismo de la TL declarando que el concepto de Cristo como una figura política, un revolucionario, el subversivo de Nazaret, no concordaba con el catecismo de la Iglesia. Pero un grupo de 80 teólogos seguidores de Gutierrez, desde un seminario cercano, produjeron un document de 20 páginas refutando al mismo Papa Pablo II. Algunos críticos consideraron que quizás un 25% del contenido de la declaración final de CELAM III fue escrito por el grupo pro-Gutierrez, endosando la idea de la preferencia de Dios por los pobres como parte de la búsqueda de la justicia y criticando a las dictaduras de América Latina.

En los próximos años tanto el Papa Juan Pablo II como Benedicto XVI (cuando era el Cardenal Joseph Ratzinger), criticaron enérgicamente la TL y específicamente a algunos de sus más destacados patrocinadores, como el cura nicaraguense de la Orden Maryknoll Miguel d’Escoto. D’Escoto, nacido en EEUU, fue uno de los principales Sandinistas (uno de los 12 comandantes originales) y llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores en el régimen de Daniel Ortega desde 1979 hasta 1990. El Papa Juan Pablo II lo requirió repetidamente por sus acividades políticas y en 1985, le ordenó, junto con los hermanos curas Ernesto y Fernando Cardenal, quienes también trabajaban para el régimen Sandinista, que renunciaran a sus puestos. Cuando no obedecieron, fueron suspendidos por el Vaticano (no excomulgados). Todavía en diciembre del 2009, ya siendo Papa, Benedicto II en una visita a Brasil, hizo una de las críticas más severas a la TL, la cual siempre fue muy fuerte en ese gran país de Sur América. Benedicto, además de enfatizar—una vez más—que algunos teólogos de la Liberación se basaban mucho en conceptos marxistas, también describió las ideas de la TL como “engañosas”.

La posición oficial de la Iglesia hasta el 2013 fue de desabrobación a la TL, aunque nunca la condenó. Pero en ese año, el nuevo Papa Francisco invitó a Gustavo Gutierrez y a Miguel d’Escoto a Roma y ambos fueron agasajados. D’Escoto fue reintegrado a la Iglesia y a sus funciones de sacerdote. Gutierrez—y su TL—fueron celebrados por el periódico semi oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano. En un ensayo publicado tras la visita de Gutierrez, el periódico señaló que después de la elección de un Papa de América Latina, la TL “no podia ya más permanecer en las sombras en las que había quedado relegada por muchos años”. El Papa Peronista había abrazado oficialmente la Teología de la Liberación.

Después de CELAM II en 1968, y especialmente después de la publicación del libro de Gutierrez (y de otro similar escrito por Paulo Freire), la TL se extendió rápidamente por Centro y Sur América. Como había una escasez de curas en el interior de casi todo Iberoamérica, se crearon las llamadas Comunidades Eclesiasticas de Base (CEB), especialmente en Brasil, donde comenzaron desde los años 1950s. Las CEBs son agrupaciones religiosas de barrios (en los pueblos) y de aldeas (en el campo) que usualmente se reunen en casas particulares y son dirigidas por catequistas laicos. Se enfatiza la participación y la igualdad de todos los miembros. Se predican los “evangelios conciencionadores”, se instruye a la comunidad en como tomar el control de sus vidas y de resolver problemas locales. Se indoctrina a la comunidad en ideas de la izquierda más radical y extrema. Y se disemina la Teología de la Liberación. Nada de esto en si es particularmente peligroso o dañino. Es más, en aquellos años, los enormes abusos, injusticias, depredaciones y barbaries cometidas por muchos regímenes en Centro y Sur America contra la población campesina eran atroces e indudablemente se necesitaban reformas. Pero el “remedio” de la TL fue mucho peor que la enfermedad. Como señaló el renombrado filósofo católico americano Michael Novak en su libro Will It Liberate?, los proponentes de la Teología eran “notoriamente ambiguos en sus propuestas para políticas prácticas, las cuales, de ser adoptadas, llevarían las economías nacionales a suelo más rápido que Fidel Castro”. El resultado de esta proletización fue que en muy pocos años, cientos de curas y de catequistas laicos habían convertido a miles y miles de campesinos a la Teología de la Liberación. La tierra había sido abonada para lo que se avecinaba.

Lo que se aproximaba eran las dos décadas de lucha armada, guerrillas en los campos y selvas, terrorismo urbano en ciudades grandes y pequeñas a través de todo el continente americano. Todas y cada una de ellas planeadas, propiciadas, financiadas y armadas por el régimen castrista cubano con la ayuda y cooperación de la Unión Soviética por medio de la KGB (y otros servicios secretos como la Stassi de Alemania Oriental, la DIE rumana y agencias de los gobiernos checos, búlgaros y chinos). Todavía antes que Gustavo Gutierrez escribiera su libro en 1971 y de CELAM II en Medellín en 1968, el cura renegado comunista Camilo Torres comenzó su prédica que mezclaba el catolicismo y el socialismo a las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional en las montañas de Colombia. Se unió a las guerrillas en 1965 y pidió a al Cardenal Luis Concha Córdoba, quien lo había criticado fuertemente, que lo redujera al estado laico, lo cual se le concedió. Un año después murió en uno de los primeros encuentros de la guerrilla con tropas del ejército nacional colombiano. Pero Colombia sólo fue el inicio de las largas “guerras de liberación nacional” en todo el continente (todavía las FARC siguen la lucha en Colombia casi medio siglo después). Además, en Colombia había una guerra civil en el interior desde mediados de los 1940s, la cual se incrementó después del “Bogotazo” en 1948. Luego entonces es dificil saber cuanta importancia tuvo la TL en los movimientos guerrilleros. Torres y su proselitismo, al igual que el de otros religiosos, contribuyeron a la guerrilla. Pero la ideología marxista y la influencia del castrismo cubano fueron mucho más importantes.

Otros movimientos revolucionarios en Nicaragua (Sandinistas en los 1970s), Perú (Sendero Luminoso en 1980), y El Salvador (Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí en los 1980s), pronto siguieron a la insurrección en Colombia, la cual tomó otro rumbo con el surgimiento del narcotráfico y de los carteles de Medellín controlado por Pablo Escobar y de Cali, por los hermanos Rodriguez Orejuela. Mientras tanto, grupos terroristas urbanos como los Tupamaros en Uruguay, los Montoneros en Argentina, Vanguardia Armada en Brasil, y hasta los Macheteros en Puerto Rico, azotaron a regímenes distatoriales en esos países. Sin embargo, con las excepciónes de Camilo Torres en Colombia y de varios curas jesuitas, franciscanos y de la órden Marykoll en Nicaragua, no se puede decir que ninguna de las demás citadas guerrillas fueran influenciadas ni tuvieran vínculos con la TL, la cual, como se ha explicado, junto con los CEBs, mayormente sirvieron para preparar al campesinado y hacerlo receptivo a las actividades de las guerrillas, además de brindarles apoyo y amparo. En verdad, todos estos grupos guerrilleros no tenían creencias religiosas. Al contrario, todos eran abiertamente marxistas y Cuba era su principal patrocinador.

Pero la Teología de la Liberación se mezcló con la ideología marxista y la influencia cubana para impulsar todas las “guerras de liberación nacional” en Iberoamérica desde mediados de los 1960s hasta fines de los 1980s. Ese fue el daño tremendo que hizo la TL. Entonces, antes de entrar en el caso del Papa Peronista, y regresando al principio de este trabajo, aunque no es correcto lo que el General Pacepa escribe que la KGB creó la TL, SI la utilizó formidablemente junto con Cuba en su plan maestro para subvertir este continente y ganar la Guerra Fría. Es más, en Nicaragua, la KGB comenzó a trabajar muy temprano, poco después del triunfo de la revolución cubana. Es verdad que desde 1959 Tomás Borge y otros líderes Sandinistas viajaron a La Habana buscando ayuda. Pero en aquel entonces, Cuba solo pudo ofrecer promesas. De manera que la KGB se involucró directammente y en 1960, la rezidentura en Ciudad Mexico le entregó dinero a dos nicaraguenses, Edelberto Torres y Manuel Andara y Ubela, para que organizaran grupos terroristas de sabotaje y eventualmente guerrillas en Nicaragua. Hacia 1964, habían recibido más de $30,000. Pero el primer intento de establecer una guerrilla en las selvas de Nicaragua fue un fracaso total en 1963.

En 1979, las condiciones habían cambiado drásticamente. A pesar de que en casi 20 años la subversión auspiciada por el castrismo cubano había mayormente fracasado en Iberoamérica debido a la brutal represión de las fuerzas militares de las dictaduras en el poder, en ese año fatídico de 1979 (cuando también ocurrió la revolución islámica en Irán), en buena parte gracias a las demenciales políticas de la administración de Jimmy Carter y al fracaso y bancarrota de la política de detente de EEUU hacia la Unión Soviética, la revolución Sandinista triunfó. En la década de los 1980s, la violencia se extendió por Centro América y quizás medio millón de personas, casi todos civiles y campesinos inocentes, murieron en el holocausto. La responsabilidad de la Teología de la Liberación y su colaboración con los movimientos revolucionarios de la época no pueden ser menospreciadas. Ese debe ser el juicio final.

Ahora el Papa. ¿Por qué el Papa Peronista? Bueno, hace varios meses, una noche durante una reunión en casa de amigos argentines, uno de ellos se refirió al Papa como “peronista”. Para mi fue una broma. Pero no, nada de eso. Conversando con él y con otros, algunos de los cuales conocieron al entonces Cardenal Jorge Bergoglio personalmente en Buenos Aires, me di cuenta que el mote era en serio. Y el asunto es bien serio. Ya poco después de su elección, otro amigo argentino que también lo conoció, me envoi algunos de sus escritos y casi enseguida, el Papa hizo varias declaraciones en defensa y alabanza de los pobres y atacando a los ricos y productores de riqueza; al “capitalismo inmoral y salvaje”, esas frases que tanto deleitan a la Izquierda Eterna. Naturalmente, encontré sus palabras alarmantes, pero a la vez, decepcionantes, pues me había agradado la elección de este Papa que al parecer era un hombre justo y lleno de buenas intenciones. Debí haber visto una gran bandera roja. Seamos librados de los que traen buenas intenciones y recordemos que el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones.

Entonces en diciembre del 2014, se conoció que el Papa había estado íntimamente involucrado en las conversaciones secretas entre EEUU y Cuba para resolver las diferencias históricas y renovar las relaciones diplomáticas. El Papa luego recibió—y reivindicó públicamente, a los curasMiguel d’Escoto y Gustavo Gutierrez, ambos plenamente identificados con la Teología de la Liberación, y oficialmente acogió de nuevo en el seno de la Igesia esa “teología”. Más recientemente, el Papa ha anunciado su próximo viaje a Cuba después de recibir con honores al distador cubano Raúl Castro en el Vaticano y de anunciar su apoyo a un estado palestino. Mi última gota fue leer un importante artículo del prominente escritor español César Vidal, que entre sus tres títulos, tiene un doctorado en Teología. El Dr. Vidal publicó su artículo el 15 de mayo y es realmente revelador. (César Vidal, “El Papa, el dictador y el presidente palestino”, mayo 15, 2015, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

Resulta que en 1998 se publicó el libro Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro poco después de la visita de Juan Pablo a La Habana. El prólogo del libro de casi 50 páginas de largo, según César Vidal, “achacaba los males de Cuba no a la dictadura comunista sino … al bloqueo de Estados Unidos; cargaba … contra el sistema capitalista … y, finalmente , afirmaba que el sistema politico y social más cercano a la doctrina social de la iglesia católica era un socialismo como el cubano siempre que se le añadiera la idea de Dios”. ¿El autor del prólogo? El Cardenal Jorge Bergoglio, ahora el Papa Francisco. Vidal concluye en su brillante artículo del 15 de mayo pasado (citar) que “poca duda podía haber de que su autor simpatizaba con la dictadura cubana y no sentía un especial afecto por la democracia liberal”. El reconocimiento del estado palestino siguió poco después.

Esperemos daños adicionales con la próxima Encíclica sobre el clima mundial. Su tono será de aceptación completa, por ser “políticamente correcto” de las falacias y mentiras de los “científicos” que afirman que estos cambios climatológicos destruirán nuestro mundo—y pronto—y que como son producidos por los humanos, solo enormes gastos de dinero que únicamente EEUU puede producir (creádo artificialmente por la Reserva Fedral, ya que ni aquí en EEUU existen remotamente las cantidades requeridas para esas demenciales políticas) pueden resolver. ¡Como si fuera posible hacer algo respecto al clima! Recordando lo escrito hace más de un siglo por el gran escritor americano Mark Twain, todos hablan del clima y nadie hace nada al respecto. Bueno, quizás Dios, y el Papa siendo quien es, posiblemente deba pedirle a Dios, y no a los contribuyentes americanos, que haga algo por controlar el clima.

Pero en resumidas cuentas, uno se puede preguntar ¿que importa que el Papa sea Peronista? Me parece que miles de argentines nos recordarían que SI importa, y mucho. Después de todo, cuando Juan Domingo Perón tomo el poder en Argentina en 1946, Argentina era una de las naciones más prósperas del mundo y aunque ya no ocupaba el décimo lugar económicamente en el que estaba en los 1920s, todavía era quizás la nación con la mejor economía en Iberoamérica (junto con Uruguay y Cuba). Desde que Perón, con sus políticas populistas, la destruyó, todos sabemos la situación de Argentina en el útimo medio siglo. De manera que SI importa mucho que el Papa sea Peronista y en lo que a mi se refiere, lo es. Las políticas que el Papa Francisco está promoviendo son enormemente destructivas, han fracasado donde quiera que se han implementado, y solo pueden traer más miseria y producir más pobres en todo el mundo.

El Papa Peronista alaba a los pobres de tal manera que parece considerar la pobreza una virtud. Pero tiene un problema muy serio no solo con la humanidad, sino con Dios. Porque desafortunadamente para el Papa Peronista, según uno de los evangelios más importantes en el Nuevo Testamento (Mateo 26:11), “Cuando los discípulos increpararon indignados a una mujer que le puso perfume a Jesús en la cabeza diciendo ‘que desperdicio; ese perfume se podia vender a un buen precio y con el dinero se podia ayudar a los pobres’. Pero Jesús les respondió ¿Por qué están atacando a esta mujer? Ha hecho algo bueno por mi. Los pobres siempre estarán con ustedes, pero no siempre me tendrán a mi”. Si el mismo Jesús que poco después, al resucitar como Jesucristo, dijo esto de los pobres ¿quien es el Papa Peronista para contradecirlo?

Muy desgraciadamente las palabras, pero peor, las acciones de este Papa no traerán buenas consecuencias para nadie, mucho menos para los pobres a quien tanto quiere ayudar. Quizás sea mejor idea algo que me contó un amigo hace poco. Años atrás, cuando su compañía tenía negocios en Argentina, había un Cardenal (no recuerda su nombre, pero puede haber sido el que fungía antes de Bergoglio) que aparentemente estaba asociado con el grupo Opus Dei. En lugar de pedir limosnas, el grupo recogía contribuciones y las invertía en diversos negocios, todos los cuales beneficiaban a los pobres. Ignoro si eso es verdad, pero no tengo por qué dudar lo que me cuenta mi amigo. Pero ¡que diferencia a las políticas que el Papa Peronista favorece! Otra buena idea, además de reformar la burocracia en el Vaticano (lo cual el Papa Francisco está tratando de hacer), puede ser vender o subastar al mejor postor una buena parte de las riquezas del Vaticano. De cualquiera de esas maneras indudablemente se podría ayudar mucho a los pobres del mundo, aunque mejor sería promover las políticas que crean riquezas. Después de todo, no importa lo que diga o piense el Papa Peronista (si es por ignorancia es malo, si es porque en verdad cree en esas demenciales ideas, mucho peor), el hecho es que la pobreza en el mundo ha disminuido notablemente en las últimas dos décadas, a pesar de la crisis económica mundial. (de acuerdo con datos del Banco Mundial, la pobreza, expresada en términos relativos de ganar el equivalente a $1.25 diario, ha disminuido del 50% al 20% desde 1980). ¿Por qué ha ocurrido esto? Porque se han adoptado cada vez más en todo el mundo las ideas de libertad económica que producen riqueza. Eso es lo único que funciona.

*A quien le interese leer algo más detallado sobre estas ideas económicas que funcionan, recomiendo recientes artículos de José Benegas (Mis Diferencias Morales con el Papa, junio 3, 2015, josebenegas.com) y de José Azel (Poverty has no Causes, junio 6, 2015, panampost.com).

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