EL “LEGADO” DEL VIEJO GENERAL SIN BATALLAS TRAS SU RETIRADA
(A propósito de la salida definitiva de Raúl Castro como Primer Secretario del PCC en la celebración del VIII congreso de los comunistas cubanos)
Cualquier nuevo intento solo conducirá a una dilatación carente de sentido. No queda nada por hacer en medio del caos, excepto dimitir y disolver el engendro monstruoso del Partido Comunista.
Santa Cruz de Tenerife. España.- Solo cinco países del planeta se declaran de manera abierta comunistas. De estos, solo uno en el hemisferio occidental, Cuba, la antigua perla del Caribe, actualmente una de las naciones más pobres del mundo, toda vez que el régimen comunista impuesto por el dictador Fidel Castro a los pocos meses de haber tomado el poder y mando de la isla acabó con todo, no solo con las riquezas que en el orden económico situaban al país entre los más importantes del continente, sino con los más mínimos y elementales derechos de sus ciudadanos, esto es, la libertad de pensamiento y de expresión, algo que resulta mucho más penoso que el deterioro de su economía.
Aunque vamos a centralizar nuestra atención en el contexto de la mayor de las Antillas no dejaré de hacer mención a los otros países que se autoproclaman comunistas, a saber, en primer lugar, como es lógico, China, nación con un tipo de economía bien distante de la propuesta marxista acerca de la no existencia de propiedad privada sobre los medios de producción; pero dominada en su totalidad por un partido único de tipo comunista. Los otros países, que cual satélites del imperio comunista chino giran en torno a sus determinaciones, son Laos y Vietnam, de los que apenas se dice nada en el mundo, pero que, por desgracia, están controlados y asesorados por el régimen comunista chino.
He de precisar que el hecho de que varias naciones de América Latina tengan gobiernos de izquierda, como los casos de Venezuela, Argentina, Bolivia, México y Nicaragua, no son considerados comunistas; aunque en el caso de la tierra de Bolívar se aproxima demasiado al modus operandi del desgobierno cubano, y que, sin duda, es su mayor satélite en el actual momento. No obstante, en sus constituciones no se hace referencia de manera tan descarada, como aparece en la actual Constitución de Cuba, a la idea de sus posturas socialistas regidas por un partido único de tipo comunista; con lo que se apartan de esta maligna tendencia, al menos de manera teórica, amén del menor rigor respecto a los esquematismos rígidos de la existencia de la propiedad privatizada, entre otros aspectos.
Esta “exclusividad” cubana por sí sola demuestra lo atrás que se ha quedado esta nación dentro del contexto sociopolítico mundial actual, algo que los anquilosados dirigentes al parecer ignoran, toda vez que si fueran conscientes del aislamiento total en que se encuentran se abrirían un tanto al resto del mundo. Esto presupone un intento de aproximación, sin imponer mediante la penetración ideológica sustentada en el adoctrinamiento, a aquellas naciones con democracias verdaderas o, al menos, cercanas a este concepto, y esto no es algo que el régimen castrista esté dispuesto a hacer. Su reiterativo eslogan de que “jamás renunciaremos a los principios de la revolución” así lo demuestra.
El régimen de La Habana ante el rechazo total que recibe por parte de la mayoría de las naciones del mundo se une en sus desacertadas andanzas a lo peor, esto es, al terrorista régimen iraní, a los desvergonzados chinos o a los narcotraficantes de Venezuela. Al fin de cuentas, son sus similares. El castrismo reúne en sí el terrorismo, la desvergüenza y el narcotráfico. “Dime con quién andas y…...”
¿Cómo alentar la existencia de un sistema totalitario y dictatorial en pleno siglo XXI? Este hecho, además de anacrónico, es vergonzoso. La pronunciación del término comunismo provoca la más descomunal animadversión en cualquier parte del planeta. Razones sobran para que tenga lugar este rechazo generalizado hacia esta maléfica tendencia que ha originado más muertes, desapariciones, represiones, torturas y encarcelamientos que el fascismo. Si alguien pone en duda lo que afirmo le invito a que busque por fuentes imparciales los datos expresados en cifras numéricas de los estragos ocasionados por los regímenes soviético y chino en el pasado siglo XX, sin olvidar a Corea del Norte y el récord del castrismo con su peculiaridad de ser responsable de los cientos de hombres que han perdido sus vidas al huir de sus malignas entrañas. Los datos incuestionables que precisan la totalidad de desapariciones en el mar a lo largo de más de medio siglo, y más recientemente los que han muerto o han sido asesinados en selvas de Latinoamérica constituyen ejemplos irrefutables del carácter temerario castrismo.
UN CONGRESO DE COMUNISTAS: SIMULACRO DE CAMBIOS EN MEDIO DE UNA “CONTINUIDAD”
Como el régimen castrista sigue aferrado a sus “principios” es lógico que se mantenga ignorando el devenir sociopolítico del mundo. La mayor prueba en este sentido es la realización del reciente congreso del Partido Comunista de Cuba, PCC, la única organización partidista reconocida de manera oficial en la isla, y no solo la celebración de una tenida de este tipo, sino la ratificación de una serie de preceptos que la hacen más caduca y decadente aún.
Téngase presente que la retirada del dictador Raúl Castro del escenario político de Cuba junto a otros viejos dirigentes políticos es solo un elemento simbólico. Nada cambiará. Se ha creado una falsa percepción en torno a posibles cambios. Nada más distante de la realidad. La designación – no elección– de Miguel Díaz Canel como Primer Secretario del PCC no será más que lo mismo con lo mismo, como suele decirse en el argot de algunos de los decepcionados que logran sobrevivir en medio de la peor crisis de la historia de la “revolución” cubana.
Este traspaso de poderes no es más que un ejercicio formal para dar la imagen de un cambio, algo que, como todos saben – aún los simpatizantes y seguidores del partidismo comunista–, es solo desde la apariencia. Una historia similar a la ocurrida en el 2017 cuando la retirada del viejo general sin batallas como primer mandatario del país, cargo heredado de Fidel Castro, su delirante hermano poco antes de morir, quien se mantuvo al mando por casi medio siglo (1959-2008).
¿Qué deja el viejo general tras su aparente salida voluntaria como Primer Secretario del PCC?
Un país en ruinas desde todo punto de vista. Desde los primeros años de la etapa socialista de la isla la economía fue experimentando un gradual retroceso con etapas críticas puntuales; aunque jamás se llegó al caos actual, ni siquiera cuando el llamado período especial, hecho devenido a partir del derrumbe del campo socialista conformado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, y Europa Oriental y parte del este. En el momento actual la economía cubana resulta insostenible sin abrirse mucho más hacia la privatización empresarial y sin un aliado poderoso dispuesto a invertir y aportar al propio tiempo, algo bien difícil en el presente contexto ante la devastación generalizada de sus recursos y la negativa del régimen de flexibilizar sus rígidos cánones socialistas, esto último se demuestra en la advertencia de Raúl Castro cuando expresó:
“Esta decisión (refiriéndose a la ampliación de actividades laborales que se pueden ejercer por cuenta propia), acogida con entusiasmo por la opinión nacional y extranjera fue, como era de esperar, cuestionada a los pocos días y calificada de insuficiente por quienes sueñan con la restauración capitalista en el país y la privatización masiva de la propiedad del pueblo sobre los principales medios de producción” (…) “Hay límites que no podemos rebasar porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo y por ende de la soberanía e independencia nacionales”.
No obstante, en su dilatado y controvertido discurso hizo referencia a la necesidad de “borrar de nuestras mentes prejuicios del pasado asociados a la inversión extranjera y asegurar una correcta preparación y diseño de nuevos negocios con la participación del capital extranjero”. Lo que no se deberá interpretar como una posible apertura, sino como un paliativo para sobrevivir en medio de la gran crisis desatada por el desastre de la economía del país bajo el modelo económico socialista.
Recordemos que el castrismo destruyó las industrias cañera, cafetalera, ganadera, etc., y que las islas que en el mundo viven del turismo no son autosuficientes para sostenerse por sí de manera cuasi exclusiva de esta variante. De ahí que el régimen acudió a la explotación del capital humano, fundamentalmente de sus profesionales de la salud, y en menor medida de otras esferas como el asesoramiento deportivo y educacional. Aspectos en los que también ha fracasado tras la reacción mundial ante la realidad de las “colaboraciones médicas”, esto es, una verdadera variante de esclavitud moderna solapada desde la aparente imagen de la “ayuda humanitaria” del desacreditado sistema cubano, amén de la alevosa penetración ideológica que de manera solapada hacen los cientos de agentes infiltrados en las “colaboraciones”.
El viejo general también deja un pueblo sumiso que recién comienza a despertar y da los primeros pasos encaminados hacia una esperada rebeldía, que al parecer aún será remota; pero que, tarde o temprano tendrá lugar. La propia situación económica que ha desencadenado una hipercrisis generalizada – hambruna, ausencia de medicamentos, salarios bajos, elevados precios de lo poco que se logra alcanzar, etc., – será el factor determinante para la existencia de un estallido social verdadero, toda vez que hasta el presente solo han tenido lugar algunas acciones aisladas protagonizadas por una exigua minoría que dejando a un lado el temor se ha lanzado a las calles capitalinas y de otras regiones del país a pesar del marcado incremento de la represión policial.
“EL PARTIDO ES EL ALMA DE LA REVOLUCIÓN”, SOLO QUE LA REVOLUCIÓN NO TIENE ALMA.
Un desastre de economía que no podrá ser restaurada mediante conceptualizaciones, reordenamientos o cualquier otro disparate teórico del comunismo es otro elemento de importancia que deja a su retirada el heredero de Fidel Castro. En su reciente discurso en el VIII congreso de los anquilosados comunistas cubanos se detuvo para insistir, una vez más, en los ridículos conceptos de nuevos modelos, reordenamientos, nuevas conceptualizaciones, o cualquier otra disparatada idea en torno a lo imposible.
El disparate comunista llegó a su fin y esto debe de ser admitido de una vez por la élite procastrista. Cualquier nuevo intento solo conducirá a una dilatación carente de sentido. No queda nada por hacer en medio del caos, excepto dimitir y disolver el engendro monstruoso del Partido Comunista. No obstante, esto no es lo que se propone el partidista retirado, quien acaba de afirmar:
“En materia de la implementación de los Lineamientos y de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución es justo señalar que en sentido general se afianza la tendencia del avance” (…) “La Tarea Ordenamiento deberá proseguir su proceso de implementación en correspondencia con el cronograma aprobado hasta su total aplicación, y lo más importante, la consolidación de sus postulados y la obtención de los resultados económicos y productivos que contribuirán a la construcción en Cuba de un socialismo próspero y sostenible”.
Y es justamente en temas como estos donde parece que el general divaga, se enajena como su hermano, o con premeditación y alevosía manipula a sus súbditos. ¿Acaso no han servido sesenta años para construir y construir y seguir construyendo un engendro monstruoso que jamás podrá ser próspero y mucho menos sostenible? ¿A qué resultados económicos se refiere? ¿Aún espera con optimismo que puedan consolidarse postulados que solo son una lejana utopía en medio de la nada?
Deja además tras su partida una crítica situación de sanidad ante el incremento progresivo y mantenido de casos positivos infectados por coronavirus, cuya cifra, según reportes del 21 de ab il, asciende a 96.760. Durante todo el mes de abril se han venido reportando más de 1000 casos cada día, con lo que se alcanza una media de 7 días de 1.051. Estas cifras vistas de manera superficial ydescontextualizadas no dicen mucho si se comparan con otros países del mundo; pero en el caso de Cuba resulta alarmante dadas las pésimas condiciones de higiene, las carencias de accesorios protectores (no hay mascarillas para la población), la escasez de medicamentos y de alimentos, etc., y lo peor, en Cuba, a diferencia de casi todos los países de América y del mundo, no se ha comenzado la campaña de vacunación.
El régimen rechazó la opción de la COVAX, una plataforma que pretende garantizar el acceso de los países en vías de desarrollo a las vacunas. En su lugar optó por lograr sus propias vacunas, hasta el presente solo una en fase 3 de experimentación, por lo que no están aprobadas para su uso, ni existen reportes en revistas científicas de prestigio que hagan referencia a sus propiedades, indicaciones, adversidades, etc.
Por último, y no por esto menos importante, el heredero recién retirado deja además una sensación de incertidumbre, desesperanza, conformismo, resignación y desesperación inigualables en el pueblo cubano, a lo que son indiferentes los partidistas que viven de sus inalcanzables sueños, y sobre todas las cosas, sin tener que pasar por las terribles calamidades a las que se enfrentan cada día la mayoría de los cubanos.