Argentina, Occidente y América Latina. Cuanto más oigo hablar de que la problemática que enfrenta la Argentina, más convencido estoy del error que implica el considerar que el problema que enfrenta La Argentina son los argentinos. Si así fuera ya de por si se admitiera que la solución no es posible. Y perdón voy a repetir algo al respecto; “La estupidez no es monopolio de la Argentina”. La sabiduría en el mundo comenzó cuando se tomó en cuenta la naturaleza humana y al respecto David Hume dijo: “No podemos cambiar nada en nuestra naturaleza, si queremos cambiar los comportamientos tenemos que cambiar la situación y las circunstancias”.
Otro error al respecto es considerar que el problema presente es el nivel de la deuda pública. Nada es más erróneo que ese planteo. La deuda es consecuencia no causa. Y voy a repetir que la causa es el nivel del gasto público que cuando se eleva implica la violación del derecho de propiedad. Y tal como lo reconoce Milton Friedman que escribió:
“El problema no es el déficit fiscal sino el gasto, que es el costo que paga la sociedad con impuestos, inflación y deuda”. Y perdón voy a repetir a Alberdi: “El peor enemigo de la riqueza del país es la riqueza del fisco” - Milton Friedman
Siguiendo con Argentina puedo decir que la excepcionalidad de la Argentina no es el problema que hoy enfrenta y que comparte con gran parte del mundo Occidental. La excepción fue pasar de ser uno de los países más pobres del mundo hasta 1852 con Rosas a la cabeza y a partir de 1853 dio un salto cósmico en la historia y a principios del siglo XX Alberdi, Mitre, Sarmiento y Urquiza mediante pasó a ser uno de los países más ricos del mundo. Y como reconoció The Economist a principios del siglo XX Argentina tenía un ingreso per cápita más alto que Alemania, Italia y Francia.
Pasemos a la llamada grieta que de acuerdo al diccionario de la lengua española tiene un significado distinto al que se le adhiere políticamente en Argentina. No me cabe la menor duda de que los ciudadanos de un país no deben ser enemigos y ese es un aparente factor positivo de la llegada de Fernández al poder. Pero ello no quiere decir que se pretenda ignorar el sistema que determinó el crecimiento argentino y que a la llegada de Perón se impuso el fascismo que determinó la crisis que aun se vive.
Una confusión de esa naturaleza en la política determina la imposibilidad de corregir la situación que se enfrenta. Hoy el mundo Occidental enfrenta la situación prevista por Aristóteles hace 2500 años. Así describió la demagogia y advirtió tenga cuidado que los pobres siempre van a ser más que los ricos. Voy a insistir entonces en que el socialismo fue la denominación que le dio el iluminismo a la demagogia.
El socialismo impreso en la falacia de la búsqueda de la igualdad prevalece Marx vía Eduard Bernstein quien en su “Las Precondiciones del Socialismo” en discusión con Lenin escribió que al socialismo se podía llegar democráticamente y sin revolución. Y así estamos como dijo Ayn Rand: “El comunismo y el socialismo son el asesinato y el suicidio”.
A los hechos me remito y podemos ver la situación de la Unión Europea que bajo la égida de la social democracia hace más de 10 años que no crece. Y ese fue el efecto que tuvo lugar como en la Argentina por el aumento del gasto público. Y hoy el eje de la libertad en el mundo que son los Estados Unidos también enfrenta el peligro del enfrentamiento del partido Republicano con el Demócrata que es la amenaza socialista con sus candidatos a presidente que se reconocen como tales. Aparentemente se ignora que el socialismo implica la violación de la Constitución americana.
Por último, pasando a la política internacional no puede dejar de entristecerme que el presidente de Cuba estuvo en el acto la de asunción a la presidencia de Alberto Fernández. Ello implica una vez mas ignorar los crímenes de los Castro. También estaba el exdictador boliviano Evo Morales quien pretende quedarse en Argentina. Pero al respecto existen factores favorables como son en primer lugar el apoyo de Trump a la Argentina y el aparente acuerdo con Bolsonaro. Y en el ámbito económico el acuerdo con el FMI. En fin, reina la incertidumbre.