La nueva Constitución aprobada para la República de Cuba, aunque reconoce el derecho a la propiedad privada, y quede eliminado el propósito de construir una sociedad socialista como meta del Estado cubano, esto no significa para nada que el gobierno se encuentre moviéndose en una dirección hacia una mayor liberalización económica como algunos analistas han llegado a considerar, o que tenga como meta lograr un modelo económico-político parecido al de Vietnam.
Las medidas y resoluciones que está tomando el gobierno de Cuba, las cuales no se encuentran en contradicción con los preceptos de esta nueva Constitución, indican lo contrario, más bien parece como si se moviera en sentido contrario, hacia un modelo más cerrado y parecido al de Corea del Norte.
El incremento de las regulaciones al sector no estatal, y de la represión contra el sector informal de la economía, y contra cualquier atisbo de sociedad civil, indican cualquier cosa menos reformas tendientes a promocionar una mayor libertad económica y mucho menos política.
Esas medidas no van encaminadas a acabar con el sector no-estatal ya que eso se encuentra fuera del alcance del gobierno cubano actualmente, sino simplemente a limitarlo a un tamaño conveniente según sus cálculos, que como toda dictadura totalitaria, se basan en criterios políticos orientados a mantener el poder, y no de mejorar el estándar de vida de la población si esto compromete de manera real o percibida su supervivencia como clase dominante
A simple vista parecería plausible que el gobierno cubano intentara imitar el modelo político-económico de los vietnamitas que aparentemente les ha funcionado con razonable eficacia en el objetivo de mantener el control sobre la sociedad en Vietnam, sin embargo, a pesar de todo no parece aplicable, por lo menos en las circunstancias actuales, a la situación de Cuba.
Vamos a tratar de explicar en qué basamos nuestro razonamiento.
Al igual que en Cuba, el gobierno de Vietnam es una dictadura totalitaria de un solo partido; el Partido Comunista, que reprime cualquier disidencia política, y mantiene una ausencia de libertades civiles, sin embargo tiene grandes diferencias en la estructura económica que lo soporta; el gobierno de Vietnam se ha movido hacia una liberalización económica como base del sostenimiento de su control político, en tanto el gobierno de Cuba siempre ha considerado que la liberalización económica compromete su control, y las anémicas reformas efectuadas han sido a regañadientes, empujadas por las circunstancias adversas provocadas por problemas coyunturales, y por tanto discontinuas e incongruentes en la mayoría de los casos
Actualmente, en la lista del “Índice de Libertad Económica” que publica anualmente la “Heritage Foundation” (2018), Vietnam se encuentra ubicado en el número 141 de 180 países que se analizan, siendo considerado un país de economía mayormente no libre, en tanto Cuba se encuentra en el ranking en el número 178, como una economía reprimida seguida por Venezuela en el número 179, y Corea del Norte en el 180 como la economía más reprimida del mundo.
En el caso de Vietnam se considera una mejoría con respecto al año 2017, mientras que en Cuba se señala un retroceso, o sea que están moviéndose de manera divergente.
Haciendo un poco de historia, vemos que en 1975, cuando terminó la Guerra de Vietnam, este país se cerró en una economía comunista de tipo autárquico bajo el control absoluto del Partido Comunista, y prácticamente comenzaron a retroceder hacia la Edad Media.
En 1986, ante lo insostenible de la situación comenzaron las reformas imitando las reformas de mercado que había emprendido China a partir de 1978 bajo la dirección de Deng Xiao Ping.
Vietnam comenzó a progresar al mismo ritmo que introducía reformas que liberaban el mercado interno, y buscaba atraer la inversión extranjera.
En el año 1995 el “Índice de Libertad Económica” consideraba que la economía vietnamita tenía un índice de un 41.7% de libertad económica. Actualmente se considera que el índice de libertad económica es de un 51.3% que lo coloca en el puesto 141 del ranking mundial como ya hemos explicado.
En el caso de Cuba vemos el inicio de tímidas reformas económicas a parir de 1991 como resultado de la desintegración de la URSS quien era su patrocinador. El país se precipitó en el caos económico entrando en lo que el gobierno cubano denominó eufemísticamente “Periodo Especial”, pero en sentido general logró mantener el control político, y evitar una eventual desintegración, adoptando así un enfoque paranoico de “plaza sitiada”
En el año 1995, el grado de libertad económica de Cuba apenas se consideraba un 27.8% a pesar de los enormes problemas que tenían el potencial de desencadenar tensiones sociales graves.
Cuba se fue moviendo lentamente hacia algunas reformas, y como hemos dicho, sin mucha voluntad, ya que al mando se encontraba un Fidel Castro completamente senil, hasta el año 2005.
El subsidio venezolano le dio al gobierno cubano la percepción de que podría revertir algunas de las reformas, y quizás eventualmente volver al añorado período estaliniano de los años 70s. En el año 2006 el reporte de la “Heritage Foundation” consideró que el índice de libertad económica había descendido nuevamente hasta un 26.7%., y así se ha mantenido sin muchas variaciones, lo que indica que no existió nunca una voluntad real de reformas entre la clase gobernante encabezada por Raúl Castro, y ahora como hemos visto incluso parece retroceder con Miguel Díaz Canel al frente del gobierno cubano.
Pasemos ahora a ver las diferencias abismales que existen entre las dos economías.
Comenzamos con el factor demográfico que es la gran ventaja comparativa de Vietnam
Vietnam es un país con una población de más de 96 millones de habitantes, en tanto Cuba solo tiene 11.5 millones de habitantes
La población de Vietnam es mucho más joven que la de Cuba. El promedio de edad es de 30.6 años en tanto el de Cuba es de 41.5 años. La población de 0 a 14 años, o sea la población infantil en Vietnam constituye el 23.6% del total, en tanto en Cuba es el 16.6%, y la población mayor de 65 años en Vietnam es el 6% y en Cuba es el 14.9% de la población.
La tasa de crecimiento demográfico de Vietnam es del 0.93%, y la de Cuba es de menos 0.29% o sea es una tasa negativa; Cuba está perdiendo población
Estos datos demográficos nos indican que Cuba a diferencia de Vietnam, tiene un población en franco proceso de envejecimiento, por lo cual no es apta para inversiones en actividades que consuman gran cantidad de fuerza de trabajo
Si miramos la estructura ocupacional de la fuerza de trabajo por sectores económicos tenemos que en Vietnam el 40.3% de la fuerza de trabajo está dedicada a la agricultura, por lo que a pesar de la rápida industrialización, sigue siendo un país agrícola que en gran medida se autoabastece de los alimentos que consume. En cambio Cuba, que siempre fue un país agrícola, actualmente solo el 3.9% de su fuerza laboral está empleada en la agricultura, lo que indica que los campos están abandonados, y que el país tiene que importar casi todo los alimentos que consume.
La tasa de urbanización de Vietnam es del 35.9%, lo que significa que la mayoría de la población vive en las zonas rurales, y esto constituye una enorme reserva de fuerza de trabajo para la industria y los servicios en la medida en que la productividad de la agricultura vaya mejorando.
La tasa de urbanización de Cuba es de un 77%, o sea que solo el 23% de la población del país vive en las zonas rurales.
El sector industrial en Vietnam ocupa el 25.7 de la fuerza laboral, gran parte de ella trabajando en las inversiones industriales extranjeras. En Cuba, el 21.5% de la fuerza de trabajo se encuentra ocupada en la industria, la cual en su totalidad es estatal, descapitalizada y por tanto de bajísima productividad
En actividades de servicios de Vietnam trabaja el 34% de la fuerza laboral, compuesta tanto por empleados estatales como no estatales mientras que en Cuba es el 74.2% de la fuerza laboral. Casi todo el pequeño empresario privado trabaja en este sector con una productividad bajísima pues se le prohíbe capitalizar. En Cuba además existe un enorme sector informal de la economía que no puede ser cuantificado, y que es perseguido y reprimido. Este sector se agranda debido a que el Estado no produce empleos desde hace mucho tiempo, y el sector no estatal legal está muy regulado en su crecimiento, en tanto la inversión extranjera es escasa y ocupa una porción muy pequeña de la fuerza laboral
En Vietnam, el sector estatal ocupa el 31% de la fuerza de trabajo, y el no estatal el 69%, mientras en Cuba el sector estatal ocupa el 72.3% de la fuerza de trabajo, y el no estatal el 27.7%
El percápita de Vietnam en el 2017 a paridad de poder de compra con el dólar norteamericano (PPP) fue de $6,900, y el de Cuba estimado fue de $3,600. La bajísima productividad del trabajo en Cuba está llevando a niveles cada vez más bajos los salarios reales y el estándar de vida promedio del cubano.
El Partido Comunista de Vietnam en su último Congreso planteó la necesidad de llevar a cabo algunas reformas tendientes a fortalecer los derechos de propiedad privada, y lograr mayor transparencia en las regulaciones y en el comportamiento de la burocracia del Estado como indispensables para continuar el crecimiento económico
Cuba sin embargo se mueve en dirección contraria regulando y reprimiendo. Mientras el gobierno de Vietnam parece comprometido con el crecimiento económico a partir de mejorar sus libertades económicas, como base para la consolidación de su poder político, Cuba parece dirigirse hacia el estancamiento y el inmovilismo.
Veamos ahora cómo funciona el modelo vietnamita y el cubano.
Tengamos en cuenta siempre que el modelo ideal comunista es que el Estado-Partido lo controle absolutamente todo; cualquier desviación tiene lugar de manera transitoria con el objetivo de salvaguardar el poder de la clase dirigente.
Este modelo se acercó más a su perfección en Vietnam entre 1975 y 1986, y en Cuba entre 1965 y 1991. En Vietnam se abandonó definitivamente, en tanto en Cuba, por lo menos mientras gobernó Fidel Castro, se consideraba que el abandono del modelo comunista sería algo transitorio provocado por circunstancias adversas que en su momento serían superadas.
El modelo vietnamita se basa en el crecimiento de las inversiones extranjeras y del sector no estatal nacional, y para lograr este crecimiento ha creado un marco institucional que lo promueva.
El Estado totalitario se sostiene sobre el sector no estatal, ya sea extranjero o nacional, y entre los dos tiene que existir un cierto balance que permite el sostén del sector estatal. El sector extranjero, y el estatal solos no pueden absorber la creciente fuerza de trabajo vietnamita, por lo que de no existir un sector privado nacional que absorba estos excedentes, se crearía inevitablemente un enorme sector informal que impediría el crecimiento económico. Por otra parte, el pais no podría progresar sin una creciente inversión extranjera, o de los contrario se estancaría la economía y el crecimiento demográfico provocaría eventualmente le colapso del régimen.
Por tanto, el modelo vietnamita se basa en un balance entre el sector estatal, el sector no estatal extranjero, y el sector no estatal nacional. Un desbalance entre ellos puede crear una inestabilidad que ponga en peligro la supervivencia del estado totalitario. El Talón de Aquiles del modelo vietnamita es el crecimiento demográfico que hace ingresar anualmente al mercado laboral una enorme masa de nuevos buscadores de empleo por tanto es imprescindible que la inversión extranjera continúe creciendo como el elemento más dinámico del sistema.
Para que los empresarios decidan invertir en un país extranjero tienen que estar seguro que la tasa de retorno de su inversión sea lo suficientemente alta como para que valga la pena el riesgo, ya que de lo contrario invertiría en su propio país.
En el caso de Vietnam como dijimos, su gran ventaja comparativa es su enorme población, a lo que tienen que sumar una institucionalidad que disminuya el riesgo a la inversión extranjera. Esta combinación la han venido logrando desde hace años.
Como explicamos más arriba, en los años 70 y 80, casi toda la población trabajadora de Vietnam se encontraba en el campo, y hoy en día el empleo industrial sobrepasa el 25%. En Cuba la población agrícola se desplazó hacia el sector de servicios altamente improductivos lo que llevo a la economía cubana al desplome cuando el subsidio soviético se terminó
En el caso cubano el sector no estatal extranjero es limitado generalmente al sector turístico, y no hay perspectivas de que pueda crecer mucho más debido a que actualmente Cuba tiene poco que ofrecer al capital foráneo a pesar de que traten de crear un marco institucional algo más favorable que es lo que están tratando de hacer, pero no posee ventajas comparativas que puedan hacer atractiva una inversión a gran escala por parte de firmas extranjeras.
O sea, falta en Cuba este elemento esencial del modelo vietnamita. El segundo elemento, el sector no estatal nacional está severamente reprimido, pues el gobierno sabe que a falta de una fuerte inversión extranjera, un crecimiento rápido del sector no estatal nacional, el llamado cuentapropismo, puede desbalancear el sistema ya que este crecimiento solo podría estar financiado por los cubanos que habitan en el extranjero.
El tercer elemento es el sector estatal. El Estado cubano puede contrarrestar el crecimiento del cuentapropismo si encuentra fuentes de financiamiento como hasta ahora ha sido el caso, con subsidios provenientes de países afines ideológicamente, pero esto parece estarse agotando definitivamente
En realidad los subsidios, y la inversión extranjera han sido insuficientes como para darle la posibilidad al gobierno cubano de destruir, o disminuir severamente al sector privado nacional
En estos momentos no existen los elementos como para permitir el desarrollo al estilo vietnamita en Cuba, y el gobierno puede frenar el desarrollo del sector privado nacional (no destruirlo) debido a la ventaja que le da el hecho de que el crecimiento demográfico está en retroceso como resultado de una alta tasa de emigración, y al crecimiento vegetativo negativo de la población, pues de no ser así el régimen implosionaría. Si la demografía es el Talón de Aquiles del modelo vietnamita, y por otra parte su gran ventaja comparativa, para el gobierno cubano es su gran aliado, aunque para Cuba como nación es un problema gravísimo a largo plazo.
Son dinámicas que están operando en sentido contrario en el caso de Cuba y Vietnam
El régimen de Cuba actual está apostando por un cambio en la coyuntura internacional que le permita la obtención de subsidios que re fortalezcan el sector estatal, y en segundo lugar que se incremente de alguna manera la inversión extranjera, pues si de lo contrario permite el crecimiento del sector privado nacional financiado por los cubanos en el extranjero, el régimen como tal iría dejando de existir gradualmente.
Desde su mismo comienzo a principios de la década de 1960, Fidel Castro convirtió a Cuba en una economía parásita, que sobrevivía de un subsidio basado en ideologías afines, o cálculos de “realpolitik”, y “seguridad nacional” y a esos malabares se ha acostumbrado la clase dirigente cubana.
Para el gobierno cubano no es posible una vietnamización, ya que no existen las condiciones por lo anteriormente expuesto, y lo que está haciendo una vez más es replegarse, atrincherarse y esperar que vengan tiempos mejores como hizo Fidel Castro en 1991, aunque para mi entender esos tiempos no van a volver nunca más.