De muros, inmigración y otras hipocresías

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Ningún periodista del “mainstream”, ni en español ni en inglés, le cuenta al público que el señor Barack Obama fue el presidente que más inmigrantes deportó en la historia de los Estados Unidos de América.

“¡Panda de hipócritas!” es la frase que me viene a la cabeza cuando tantos periodistas, analistas y políticos del mundo critican las medidas de inmigración del presidente Trump. Y no porque yo apoye el levantamiento de muros ni las restricciones injustificadas en los aeropuertos, sino porque esos mismos periodistas corrompidos y políticos oportunistas de todos los países deberían mirarse en el espejo y ser sinceros consigo mismos antes de atacar a Trump, sólo porque está de moda atacarlo sin tregua ni misericordia.

Estados Unidos

Fueron los Clinton los primeros en construir un muro entre USA y México para detener la inmigración ilegal. El muro que levantaron fue de 325 millas de largo y de 20 pies de altura en los años 90 del siglo pasado. Bill Clinton mandó a construir la muralla de cemento y alambres de púas desde el Océano Pacífico, pasando por California, hasta Arizona. Y era sólo el comienzo de un proyecto que debía atravesar toda la frontera con México hasta el Océano Atlántico. ¿Le sorprende a los lectores? Qué extraño que esos mismos periodistas de pacotilla que atacan hoy a Trump jamás criticaron a los demócratas por frenar la inmigración, ¿verdad?

Igual que ningún periodista del “mainstream”, ni en español ni en inglés, le cuenta al público que el señor Barack Obama fue el presidente que más inmigrantes deportó en la historia de los Estados Unidos de América: 2,8 millones de seres humanos entre los años 2008 y 2016, a razón de una media de 958 deportados por las bravas cada día.

La misma Hillary Clinton, la pérfida bruja y MacBeth de los tiempos modernos, en un discurso de noviembre de 2015 admite que ella, siendo senadora, votó “numerosas veces a favor de aprobar presupuestos para la construcción de una barrera que intente frenar la inmigración ilegal”, y también dijo en esa misma ocasión: “yo creo que hay que controlar las fronteras”. Aunque luego durante toda su campaña presidencial defenestrara al señor Trump por decir exactamente lo mismo. La hipocresía de los fariseos.

México

Fue el señor presidente mexicano Peña Nieto, sí, el mismo que hoy se lleva las manos a la cabeza porque Trump le quiere extender el muro que ya construyeron los Clinton, quien en el año 2014 inició un proyecto para construir una muralla entre México y Guatemala, de ese modo intentando frenar la inmigración ilegal de Centroamérica, que huyendo de la violencia intentan alcanzar mejor vida en México, o incluso en Estados Unidos si tienen suerte de llegar tan lejos. Casi nadie reflexiona tampoco sobre el hecho de que Estados Unidos ha legalizado a unos 10 millones de mexicanos inmigrantes, mientras que México solamente ha legalizado, de las 400.000 personas que cruzan todos los años la frontera guatemalteco-mexicana, apenas a 15.000 inmigrantes en total.

Aunque dicho muro aún no se ha llegado a construir, existe una especie de “muro virtual” a lo largo de los 1.000 kilómetros que separan a México de su vecino. El “Plan Frontera Sur”, como se denomina el último proyecto anti-inmigracional, deportó a 147.000 seres humanos solamente durante 2016, frecuentemente habiendo sido maltratados en la frontera, en muchos casos habiendo sido robados y violados por las bandas criminales, y en aún más casos habiendo sido abusados físicamente y psicológicamente por los propios agentes gubernamentales.

Pero México se espanta con que Estados Unidos le ponga frontera y restricciones a la inmigración. La hipocresía de los fariseos.

España

La frontera entre España y Marruecos está hecha de muros de cemento y de alambres de púas para impedir que arriben a Ceuta y Melilla inmigrantes en masa. Y ni qué decir de las patrullas costeras de la Guardia Civil, tanto del Mediterráneo como de las Islas Canarias, preparadas para interceptar las pateras acuáticas llenas de africanos que intentan buscar mejor vida y oportunidades en España y en Europa en general. Pero los políticos de las grandes formaciones nacionales, los del Partido Popular, los del Partido Socialista, los del Partido Ciudadanos, los del Partido Podemos, se echan las manos a la cabeza y acusan a Trump de racista y enemigo de la inmigración descontrolada. Pensarán que España tiene derechos sobre sus fronteras que los gringos no tienen, supongo.

En el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por los comunistas de Podemos, “Ahora Madrid”, intentaron recientemente hacer una muestra oficial de censura a Donald Trump mediante la convocatoria de una “conferencia internacional para defender a los norteamericanos de su presidente”. Lo que no dicen estos incoherentes, defecto habitual en los comunistas, es que mientras ellos mismos gobernaban Madrid, el señor Obama expulsaba a casi 1.000 inmigrantes al día de su país, pero ni uno solo de esos días el grupo comunista puso el grito en el cielo. Imagino que al partido político Podemos le preocupa lo que llaman “derechos humanos” sólo cuando gobierna Trump, pero si son sus amigos demócratas entonces toda acción está justificada. La hipocresía de los fariseos.

Israel

En fin, Israel es un país que lo tiene claro. Construye muros y le importa un bledo lo que opine la llamada “comunidad internacional”. Yo mismo he tenido complicaciones por allí cuando cierran las barreras, que puede ser de un minuto para otro y sin previo aviso, y de repente uno queda atrapado a un lado del muro o al otro, sin que le importe al Ejército si mi hotel quedó a la otra orilla o si tengo dónde dormir esa noche. Si me quedo atrapado en Belén porque cerraron el muro esa tarde y no puedo volver a Jerusalén, adiós y muy buenas, búsquese usted la vida hasta nueva orden de apertura. Pero si uno va a Israel, así es como funcionan las cosas, son las reglas y, o te adaptas, o no vayas para allá, es tu elección.

El caso es que yo no veo a los periodistas estadounidenses del mainstream criticar a Israel, ni a los políticos franceses, alemanes y noruegos salir todos los días en la televisión para criticar a Israel, como sí lo hacen contra Donald Trump. La hipocresía de los fariseos.

Vaticano

El Papa Francisco es otro de los grandes líderes de la corriente anti-Trump. “The Pope of the World”, el Papa del Mundo, como titularía la revista Times a Bergoglio cuando fue elegido Sumo Pontífice, se ha caracterizado por ser el show-man que desea congraciarse con todo el mundo, con el planeta Tierra entero, con amigos y con enemigos, sobre todo con éstos últimos. Es el Papa empeñado y afanado en mostrar una singular apertura, generosidad, condescendencia y hasta sumisión a casi todas las corrientes ideológicas, religiosas, políticas y mediáticas del orbe. El Papa que ha buscado el consenso por el consenso, hasta con el “Diablo” mismo si hace falta. Ese Papa que no ha osado levantar su voz contra figura relevante alguna del mundo para no enemistarse con nadie, en cambio ha elegido a Donald Trump como el único personaje a criticar. Así ha dicho que “este hombre no es cristiano” y “alguien que piensa en levantar muros en lugar de tender puentes no puede ser cristiano”.

Pues bien, ¡el Vaticano es un país completamente rodeado por muros!, como sabrá quienquiera que haya visitado Roma o quien se meta a Googleearth a revisar lo que aquí expongo. Cierto es que los muros no los levantó Francisco sino una serie de Papas que pensaron que sería sabio proteger el Vaticano de invasiones y agresores externos mediante muros defensivos, como hacía cualquier ciudad antigua. Pero el caso es que los muros están allí, todavía hoy. ¿Y si el Vaticano tiene derecho a elegir quién entra o quién deja de entrar en su país, por qué los Estados Unidos, que elige democráticamente a sus presidentes, no van a tener derecho a lo mismo? ¿O es que el Vaticano no es cristiano porque tiene muros en lugar de puentes? O es acaso, de nuevo, ¿la hipocresía de los fariseos?

Dejo constancia en este artículo que yo, como pensador de doctrina libertaria, no soy nada proclive a muros ni murallas, ni políticas ni económicas. Pero escribo para denunciar la repugnante hipocresía de periodistas deshonestos y políticos farisaicos que usan a Donald Trump como diana de sus furias y víctima de sus injustos e inmisericordes ataques irracionales.

Artículo de Pol Victoria publicado en eju.tv

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