El socialismo verde destruirá a Estados Unidos.
La difícil decisión entre ayudar a un socio democrático como Ucrania o traicionar las obligaciones éticas debido a factores de dependencia sistémica, es una elección miserable.
Estados Unidos y Occidente están asumiendo las malas decisiones tomadas por los políticos. Para aplacar a los movimientos radicales y a los grupos de interés que explican la destrucción ecológica, la disfunción del clima, la contaminación, la pobreza y otras degradaciones percibidas del medioambiente a través de una cosmovisión anticapitalista del mundo, se han promulgado políticas que ponen en peligro las sociedades libres. El socialismo verde es perjudicial para la salud de Estados Unidos. La invasión rusa a Ucrania nos muestra por qué es así.
Vladímir Putin ha ideado un régimen no democrático que, tras 22 años en el poder, ha emulado estructuralmente el lugar de su predecesor en el mundo. Esta versión menos ideológica y más ligera de la Unión Soviética tiene la misma relación fatalista con el petróleo y el gas. Ambos modelos dictatoriales reivindican la venta de combustibles fósiles como su principal fuente de entrada de divisas.
La bendición por parte de Barack Obama y Bernie Sanders a la candidatura de Biden-Harris y a la posterior administración predijo que su poder se ejercería estrictamente dentro de los confines del fundamentalismo socialista verde. La deconstrucción de la independencia energética que Estados Unidos había logrado bajo el 45.º presidente (Trump) está resultando costosa. Este es el caso, no solamente en cuanto a las presiones inflacionarias históricas de 40 años que reflejan, en parte, los aumentos de los precios de la gasolina en el surtidor. La causa de la libertad está siendo rehén de políticas neo-marxistas sin sentido que exclusivamente sirven a propósitos ideológicos y no al bien mayor.
La difícil decisión entre ayudar a un socio democrático como Ucrania o traicionar las obligaciones éticas debido a factores de dependencia sistémica, es una elección miserable. Las democracias no pueden formular estrategias de planificación estatal que incluyan la mezcla comercial de bienes y servicios con las dictaduras. Los objetivos y los principios rectores entre ellos están en conflicto. El argumento en contra de asociarse con la Rusia de Putin, es el mismo que existe en contra de hacerlo con la China comunista.
Un planeta sin combustibles fósiles es un objetivo digno y de largo alcance. Pensemos en los coches eléctricos, por ejemplo. Un mundo de vehículos eléctricos requiere un mundo libre que no dependa de las baterías de litio, que se producen principalmente en China. Mientras el régimen marxista-leninista de Pekín sea el principal refinador mundial de las materias primas necesarias para las baterías, esta transición no sería segura. Las energías renovables, como la solar, la producida por el viento, la biomasa vegetal, la hidroeléctrica y las variantes geotérmicas, son propuestas dignas. Sin embargo, requieren, a priori, una infraestructura que apoye estos mecanismos. Hasta que llegue ese momento, los combustibles fósiles son la alternativa más barata y viable.
La administración Biden-Harris insulta la inteligencia de los americanos cada vez que sus portavoces repiten que “hay 9,000 permisos de perforación aprobados sin utilizar”. La guerra verde-socialista contra la industria de los combustibles fósiles se ha llevado a cabo con firmeza desde el Poder Ejecutivo, desde que asumieron el cargo. Mientras esta visión hostil del mundo prevalezca en la Casa Blanca, ningún productor de energía en su sano juicio invertiría un centavo para aumentar la producción nacional de petróleo.
El hecho de que la presidencia de Biden-Harris esté considerando comprar petróleo a dictaduras como el régimen de Maduro en Venezuela y la tiranía de los ayatolás en Irán (ambos enemigos letales de la libertad y aliados de Putin) nos dice que sus objetivos tienen más que ver con la implantación del ecosocialismo, que con el medioambiente.
Doocy: "[Y]ou say...you're going to do everything you can to reduce the impacts...high gas prices have...We're asking other countries to think about...pumping more oil. Why not just do it here?"
— Curtis Houck (@CurtisHouck) March 7, 2022
Psaki insists "federal policies are not limiting the supplies of oil & gas" pic.twitter.com/bZGeewR6v9
© Patria de Martí. Todos los derechos reservados. Publicado originalmente en © El American.
🖋️Autor Julio M. Shiling
🖋️Autor Julio M. Shiling
Julio M. Shiling es politólogo, escritor, conferenciante, comentarista y director de los foros políticos y las publicaciones digitales, Patria de Martí y The CubanAmerican Voice y columnista. Tiene una Maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) de Miami, Florida. Es miembro de The American Political Science Association (“La Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas”), el PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio y la Academia de Historia de Cuba en el Exilio. Sigue a Julio en:
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