Mentiras, renuncias y el espectro de Trotsky

Julio92x93Mentiras, renuncias y el espectro de Trotsky por Julio M. Shiling

Consistente con el surrealismo que en Cuba ha implantado el castrocomunismo, el organismo encargado de "guiar" la subyugada sociedad cubana, planteó que ha llegado el momento de parar las mentiras. No. No fue un chiste. Cuidadoso siempre de no transgredir los límites idiomáticos del momificado socialismo criollo, el Partido Comunista Cubano (PCC) mediante su órgano de proselitismo, el periódico el Granma, llamó a eliminar la "mentira", "actitudes fraudulentas" y, entre otras cosas, "pelear contra la mentira y los mentirosos de adentro''. Nombres de acusados específicos no se ofrecieron. La ilegalización de la espontaneidad en los medios noticiosos cubanos asegura que algo se está tramando.

Ahora el tirano Castro (Fidel) anuncia su "renuncia" en un texto de 1030 palabras. "...no aspiraré, ni aceptaré..." (y lo repite), "el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe" (se le olvidó Secretario General del PCC). ¿Cuarenta y nueve años de sangre, miseria y dolor, y como obra ilusionista, se va? Bueno, él dice que no de todo. Piensa quedarse como "reflexionista" oficial de la Revolución (algo como un elder statesman dictatorial). Y sí, no faltaba ni aún en estos momentos, la incesante búsqueda de legitimación para su Constitución Socialista y régimen. También eso estaba en su "carta". Más que una despidida (ojala fuera así), es la formalización de un intento de perpetuar el marxismo-leninismo en el Estado cubano. La mentira, como bien apunta el Granma, efectivamente, tiene penetrada la esfera gubernamental castrista. Pero no una porción de ella. Sino su universalidad.

Que una Revolución construida sobre una identidad falsificada, sustentando el crimen con dictámenes ideológicos inconsistentes y atiborrados de patrañas, liderada por un psicópata embustero par excellance y defendida, argumentativamente, sólo con la empleomanía de la trola, causa intriga las alegadas preocupaciones de la dictadura con las mentiras dentro de sus filas revolucionarias y las movidas de su máximo representante. Varias posibilidades existen. Meaculpas o arrepentimientos se pueden descartar. La extravagancia con que se ha cometido la barbarie y saqueado la sociedad cubana (moral y materialmente), ha enraizado fuertes intereses en preservar el status quo. Desde el poder, el auto recriminación, sin amenazas bélicas inminentes y con el mentiroso en jefe aún oficialmente respirando, no sería factible. ¿Cuáles podrían entonces ser algunas de las razones?

Mercadeo es uno de ellos. El petróleo que Hugo Chávez le ha rapiñado al pueblo venezolano para regalárselo al régimen castrista (entre otros parásitos), no es muy confiable dada la estrambótica torpeza del líder, de algo llamado "socialismo del siglo XX1". Apuntar para el botín del vecino del norte ("el imperio") y la imitación del comunismo asiático es una apuesta más segura. Como la imagen ha sido un arma potente en el arsenal explicativo de la sobre vivencia del despotismo cubano, sería consecuente el querer adulterar su lámina, para así enfrentar retos venideros. Esto sería particularmente predecible cuando oficialmente deje de reflexionar el tirano máximo, que como un maléfico mago, le ha podido resolver los problemas a la dictadura que instauró. Dado el enorme costo de mantener la maquinaria represiva, una efigie más atractiva serviría al comunismo cubano mucho, desaparecido ya su showman emblemático.

Otra posibilidad sería una "purgación", que reflejaría un realineamiento del "centralismo democrático" (ese macabro adendum de Lenin al marxismo), tal como se ha practicado en Cuba hasta ahora. Apertura o la disolución del monopolio gubernamental, no es ha lo que me refiero. Sino apagada la monolítica autoridad de Fidel Castro, la lucha sectaria dentro del poder, ya parece haber estallado. La figura de Castro, más allá de su inercia, se pudiera utilizar por esos con más acceso a él, y presentar la impresión (real o no), de contar con la condescendencia del casi extinto tirano. Dictaduras como la que hay en Cuba, llevan siempre un cordón umbilical con el déspota-personalista. Esa enfermiza relación de un sistema socio-político con un individuo, lo ata a su duración. Los cortesanos deben estar asustados. La lógica movida de un mega-caudillo que toda su vida sopapeó las instituciones, incluyendo las que lo han sustentado, sería aún a estas alturas, tratar de fortalecer instituciones como el Partido. De eso se trataría la "redirección" del PCC, reformateando este su centralismo democrático. El espectro de Trotsky, y la experiencia rusa, pudiera estar visitando el castrismo.

Lev Davidovich Bronstein es el nombre con que nació León Trotsky. Fue el pseudónimo, tomado de uno de sus carceleros, que empleó cuando empezó a escribir en Iskra (La Chispa), órgano publicitario del Partido Obrero Socialdemócrata que lideraba Vladimir Lenin, y usó el resto de su existencia. Su fabricación en un icono de la izquierda, después de caer en desgracia con el poder soviético, adulteró la percepción del sujeto y la interpretación de los hechos.

Equivocadamente existe una falsa noción de la civilidad de Trotsky. Con objetividad se puede concluir que el número dos de la Revolución Bolchevique fue un empedernido sanguinario. Encargado de construir y liderar el Ejército Rojo para una guerra civil que resistía la embestida marxista, la fehaciente crueldad que el intelectual ucraniano utilizó para enraizar el terror, y salvar la dictadura bolchevique, es notorio. La iniquidad del primer Comisario de Guerra de los comunistas rusos, es uno de los más aguardados secretos de apologistas marxistas. Uno de sus desacuerdos con Lenin más connotados fue sobre el control de los sindicatos. Trotsky quería sobre los mismos, "más" control estatal. La apoplejía que destronó a Lenin, inicio el vacío de poder y las típicas luchas facciosas de los totalitarios (recuerden la Revolución Francesa). El victorioso trapicheo de Yosif Stalin, fue producto más del temor que producía Trotsky en el resto del Politburo, que genialidades que se le pudieran atribuir al sádico georgiano.

En momentos que el principal culpable de la tragedia cubana parece estar en la preparativa para corporalmente esfumarse, los otros responsables buscan salidas. Todos los que se han beneficiado de la bestialidad que se ha practicado en Cuba comunista (y sus cómplices), rastrearán alternativas que salvaguarden sus vidas y los privilegios que la revolución castrista les otorgó. Buscarán el sofista más comprable. Seguro que este "admitirá" que se cometieron "excesos", que "algunos" mintieron, etc. Pero lo cierto es que el sistema mismo, es el que contiene el germen de la perversidad. Otro charlatán no resolverá nada. Sólo el arrepentimiento fidedigno, consistiendo de concretas acciones estructuradas para desmantelar integralmente el actual régimen, abriría el camino para un proceso expurgatorio.

La enfermedad y posterior muerte de Lenin, presentó una encrucijada. Optaron por la opción que parecía menos radical. Nunca sabremos cuantos más hubieran perecidos con Trotsky. Tenemos una idea de los que Stalin silenció. Y las víctimas no fueron, necesariamente, todas anticomunistas. El caso cubano, sin duda, no es el mismo de la URSS. Lenin no fue para su dictadura, lo que Castro le ha sido para la de él. Sin embargo, de que la solución en ambos modelos radicaría (para el ruso hubiera radicado) en acabar con esa malísima idea socio-política en la práctica, en eso el denominador es común. Los comunistas rusos desperdiciaron el vacío de poder apostando por el que aparentaba ser menos malo. La historia (ese motor de la fábula marxista) demostró que ninguno servía, porque el sistema engendra esa pésima calidad de humano. Que recuerden los del Partido Comunista Cubano el espectro de Trotsky, las costosas decisiones que tomaron sus homólogos rusos en los años 20 y las oportunidades perdidas. Lo inevitable, la implosión del sistema, la demoraron pero no la pudieron eludir. El problema en Cuba es la Revolución, esa gran mentira. La solución: enterrarla con su egocéntrico maestro de ceremonias. Esa es la gran verdad.